JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Patriotas Región 4"
Cuando
este artículo esté en sus manos estaremos en la víspera de la tradicional
ceremonia del “Grito de Independencia” en nuestro país. Esto lo estoy
escribiendo siete días antes de esa noche que solía ser tan especial para todos
los mexicanos. Digo solía ser porque casi estoy seguro que para muchos de
nosotros ya no tiene el peso o al menos el sabor de antaño.
Este
tema siempre es algo polémico y tiene varias aristas, pero también es
interesante abordarlo. Quiero comentar que estoy casi con un pie en el estribo,
saliendo de nuevo hacia la ciudad de los tlacoyos y los tacos de suadero.
Estaré disfrutando de los días que complementan mi primer periodo vacacional,
que por razones de fuerza mayor tuve que dividir en dos partes. Estaré esos
días en la bulliciosa ciudad capital, atendiendo asuntos familiares y
profesionales. Considero pertinente hacer esa aclaración para que luego no
vayan a decir que me fui atraído por los mil pesos que dicen estar ofreciendo
por asistir al zócalo para acompañar al rey de la gracejada y el histrionismo,
el genial Peña Nieto. (Lo bueno que ya no iba a hablar de él).
Debo
aclarar que ya he tocado este tema de la independencia en varias ocasiones.
Obviamente desde distintos ángulos. He cuestionado la existencia de una
auténtica independencia de nuestro país, más allá de los protocolos, de las
actas y demás papeleos que pudieran legitimarla. Me refiero a la independencia
de verdad, de aquella libertad que tiene un estado soberano que no es
tributario ni depende de otro. No
hablo de la autosuficiencia ideal de un país, o del aislamiento por una
producción de autoconsumo, ni quimeras de ese tipo. Hablo del alarmante
crecimiento de las importaciones de alimentos básicos por parte de nuestro
país. Del hecho de rebasar ampliamente o casi duplicar lo recomendado por la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que es del
25 % de lo que consume un país. Cito aquí este ejemplo en franca alusión a lo
contradictorio que resulta la jactancia de ser la cuna del maíz y estemos
importando casi la mitad del que consumimos. Eso y otros factores similares
constituyen lo que se denomina dependencia alimentaria.
Existen
muchos elementos de juicio que nos inclinarían a dudar de nuestra plena
independencia. Muchas variables dentro de un análisis económico que nos darían
la certeza de esa inexistencia. La balanza comercial desfavorable o
deficitaria. Por ejemplo, en la balanza comercial (de mercancías) en los
últimos dos años (12 meses de 2015 y 6 meses del 2016) solamente 3 de 18 meses
resultaron positivos, con cantidades menores, por ejemplo, marzo 2016 con 87.2
millones de dólares a favor. En cambio, en enero del mismo año el saldo
desfavorable fue por 3,289.8 millones de dólares. (Fuente: SAT, SE, BANXICO, INEGI. Balanza
Comercial de Mercancías de México. SNIEG). Si a eso le agregamos la deuda
externa y otros tipos de opresión derivados de ciertas medidas dictadas por el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, estaríamos ya hablando
de una dependencia económica.
Así, sucesivamente
iríamos encontrando razones que nos demostrarían que somos tan dependientes
como cuando éramos una colonia de España, guardando las proporciones, por
supuesto. Pero no se trata, al menos en esta ocasión, de profundizar en el
análisis económico. Me quiero referir en esta oportunidad a las situaciones que
se generan en torno a esta festividad.
En ese
sentido, partiré de lo particular a lo general, del ámbito local al contexto
nacional. Aunque es muy probable que no encuentre muchas diferencias. Con ello
quiero decir que quizá la sensación de molestia y aversión a los gobiernos
actuales, en las gubernaturas y municipios, esté más generalizada de lo que
creemos. En nuestra entidad federativa, creo que la mayoría de presidentes
municipales son aborrecidos por varios sectores de la sociedad y principalmente
por sus propios trabajadores. No dudo que haya una que otra excepción a la
regla aquí y quizá también en algún otro municipio de la república.
Ante la
proximidad de ese festejo comienzan a correr los rumores. En algunos lugares de
nuestra geografía nacional se invita a boicotear la ceremonia del grito no
asistiendo a los escenarios donde se celebra. En otros se habla de acudir a
increpar al émulo del padre de la patria región cuatro. En nuestro caso
particular, en la capital de Nayarit, el presidente municipal suele hacerlo
frente al palacio municipal, que coincide con la plaza de armas. El gobernador,
por su parte, lo hace en lo alto del balcón del palacio de gobierno del estado,
frente a la plaza bicentenario (hoy llamada de “La Resistencia”). Aquí lo
relevante del caso es que la plaza está ocupada parcialmente por el plantón
permanente de los trabajadores del SUTSEM.
Este plantón de protesta, que cumple ya un año de lucha, se mira de
frente con dicho balcón. Me pregunto si el repudiado mandatario mantendrá su
actitud soberbia e indolente ante los reclamos de justicia de los afectados por
su nefasto manejo de la administración estatal. Si cambiará de sede, o tendrá
el cinismo de realizar su ceremonia, fingiendo demencia de que los que están
bajo esas lonas de colores llenas de pancartas y mantas demandantes están para
ovacionarlo. Eso no tendré la oportunidad de presenciarlo, pero si intuyo que
será una noche muy especial.
Tampoco
sé cómo resolverá la probable falta de audiencia. Aunque estoy casi seguro que
será a la vieja usanza. Acarrear a la gente que tienen controlada con los
apoyos sociales, obligar a sus funcionarios para que carguen con sus
incondicionales, sobre todo gente de confianza y lista de raya, y por supuesto
que no podrá faltar la dádiva, así como se rumora que en el zócalo capitalino
cada acarreado recibirá mil pesos en efectivo, libre de impuestos, por vitorear
al popular arlequín de la nación.
En fin,
desconozco que pasará en realidad. Me imagino que de alguna manera u otra las
plazas estarán repletas y lograrán simular que todo está bien y que ahí está un
pueblo jubiloso que los aprueba y los festeja. Pero no pasará de ser una más de
sus mentiras. La verdad puede tardar en asomarse, pero de que llegará, estoy
seguro que llegará.
No haré
ninguna invitación especial para que dejen de ir al tradicional grito. Creo que
si alguien no tiene conciencia social al menos debe tener un poquito de sentido
común. Mi invitación es a que veamos con otros ojos nuestra realidad. A que
distingamos con claridad la verdad de la mentira. Que dejemos de ver nuestra
independencia como sinónimo de ceremonia o de discurso de balcón de un
gobernante que sabemos que es un corrupto. Mi invitación es a que conservemos
nuestras tradiciones, pero no confundamos nuestro patriotismo con una noche de
copas, pozole y sopes. El amor a la patria, tiene mucho más que ver con el
respeto a nuestros valores esenciales y sobre todo a nosotros mismos, como
individuos y como sociedad. Pero no tiene nada que ver con aclamar a un
individuo que representa la corrupción, la prepotencia y la impunidad. Menos si
sabes perfectamente que es el causante de todos tus problemas. ¡Viva México!
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.