miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Viva México?



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



¿Viva México?


Los vecinos se veían atareados acarreando los insumos para preparar, supongo, una linda fiesta mexicana. No había como dudarlo si estaban ante mi vista la olla pozolera, unas enormes tostadas raspadas y la verdura típica de los antojitos mexicanos: la cebolla, la lechuga, los rojos rabanitos tiernos y una variedad enorme de chiles de los que más se utilizan en esos menesteres, el ancho, el cola de rata, el guajillo, entre muchas otras especies de condimentos como la pimienta molida y el orégano.

La colonia se llena de actividad y algo de algarabía, aunque es domingo. Regularmente ese estado de ánimo se suscita un día antes, bajo la tradicional práctica mexicana de parrandear los sábados y curarla al día siguiente. Pero hoy no es como otros días, hoy es un domingo con sabor a sábado. Las razones se explican en dos puntos principales visiblemente conectados. Uno, que hoy es 15 de septiembre, el día que se celebra el «Grito de Independencia de México» una efeméride de alto significado en el fervor patriótico de los mexicanos, que marca el inicio de la gesta heroica de 1810, y dos, que por ende mañana es 16 de septiembre que es la auténtica fecha inicial de este episodio bélico y es día feriado.

En relación con esas fechas existe la polémica del por qué dar el grito el día 15, si históricamente se reconoce la madrugada (5 de la mañana) del día 16, como el momento histórico del grito que arengó el levantamiento, por parte de Hidalgo y correligionarios. Hay incluso un mito, acerca de que fue Porfirio Díaz quién realizó esa adecuación para hacerlo coincidir con la fecha de su cumpleaños, pero existen registros históricos que demuestran que fue desde muchos años antes de su gobierno que se decidió realizar una verbena popular para celebrar el grito, iniciando desde la noche del 15 y terminando la madrugada del 16.

Pero, no es de historia o de fechas que quiero comentar en esta ocasión, por más apasionantes que esos pasajes puedan ser. Quiero referirme a las connotaciones que hay en todo este tema de la llamada independencia.

No niego, ni el movimiento ni su importancia, que por sí solo resulta ser una indispensable página del libro de la historia nacional. Un suceso que deja constancia de la incesante búsqueda y obtención de la libertad por parte de las naciones y las sociedades. Es indudable que este movimiento libertario, que curiosamente conocemos y festejamos con fervor su inicio y pocos sabemos la fecha de su culminación (27 de septiembre de 1821), trajo consigo la liberación del dominio español, y que de ello obran constancias documentales como lo es el acta de independencia. Me resulta un tanto curioso que festejemos con bombo y platillo su inicio y le demos poca importancia a su culminación, que se supone, en la lógica más elemental, debía ser el momento álgido de un esfuerzo nacional, cruento y sufrido, y por antonomasia el sabor del triunfo, del logro, de algo que se consiguió y no solo que se haya iniciado. Pero que se le va a hacer si así somos los mexicanos.

Es importante que no seamos más una colonia de ningún país, ni europeo ni asiático o de ninguna otra latitud. Pero, quisiera que fuera más fuerte el sentimiento y el hambre de justicia. Que esa idolatría por los personajes históricos, que nos enseñaron en las escuelas, y dibujábamos de memoria, sin estar tan seguros que físicamente esas fueran sus facciones, hubiera sido más encaminada hacia el ejemplo, hacia la esencia de los valores que personificaron esos hombres y esas mujeres que lucharon no solo con un arma o una bandera sino que tuvieron cosas más importantes como el amor a su patria y a sus hijos, la inteligencia para la logística, no solo la militar, sino la social, la que determinaba la planeación de los movimientos encubiertos y sigilosos, la fuerza de sus palabras que conmovía y convencía a sumarse a los esfuerzos y sobre todo la lealtad a una causa común, el bienestar, la estabilidad, el desarrollo y la libertad de la patria.

Vuelvo la vista a las calles de mi colonia y sigo viendo los preparativos para festejar el grito de independencia. Me pregunto ¿Tan patriotas somos de verdad? Me quedo pensando un poco y concluyo que estamos muy distraídos del verdadero concepto de independencia. Nos han hecho creer que así somos los mexicanos, fiesteros y desmadrosos, que somos hartamente felices tomando tequila y gritando a todo pulmón, porque con eso homenajeamos a nuestra patria. Yo pienso que nos hemos envuelto en un falso patriotismo, creado artificial y tendenciosamente por las oscuras mentes que fluyen y pululan disimuladas como las corrientes de los ríos subterráneos. Ser patriota mexicano es algo muy distinto a lo que muchos manejan con extremado orgullo. El patriotismo es algo más que comer pozole y tostadas de pata en la noche mexicana, aunque los acompañes del más mexicanísimo de los tequilas blancos de Jalisco y los disfrutes al ritmo del son de la negra. El patriotismo es algo más que tirar cohetes o disparar al aire en la estrellada (ojalá) noche del 15 de septiembre (lo único que haces es asustar a los perritos y a la gente también por pensar que es un tiroteo más).

Festejamos nuestra independencia del yugo español, pero nos hacemos disimulados del yugo estadunidense. Ya no obedecemos al rey de España pero acatamos las indicaciones del miserable de Trump, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, como expresiones visibles del neoliberalismo rapaz, que domina la escena mundial y, obviamente, sigue pretendiendo apoderarse (de lo que queda) de las riquezas naturales de nuestra patria. Nos rebelamos ante el yugo de un país europeo, pero como nación no somos capaces de apoyar un proyecto de país, que rompa con esa esclavitud disfrazada de buenas relaciones, y aderezada de discursos demagógicos de los supuestos representantes populares (legisladores) que mutilan, distorsionan y mancillan la digna congruencia social de una constitución política asediada, manoseada en favor de intereses oscuros, y vuelta en contra del pueblo mexicano, sobre todo de las clases más desprotegidas y del sindicalismo revolucionario.

Sí, Viva México, pero, viva una nueva época de paz y justicia social. Sí, Viva México, pero una vida exenta de los flagelos sociales de la pobreza y la violencia criminal. Sí Viva México, pero una vida sin corrupción e impunidad en todos sus ámbitos. Sí, Viva la Independencia de México, pero que viva de verdad independiente, liberado de todos los lastres que nos han impuesto los malos mexicanos y sus socios o patrones extranjeros.

La definición de Patriota en el diccionario de la lengua española es:  "Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien". ¿Creen que esta definición requiera de más explicaciones?

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