domingo, 28 de noviembre de 2021

"La revolución de las fechas"

 




JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"La revolución de las fechas"

Las fechas más recientes me daban indicios del rumbo de mi comentario de esta semana. Recién habían pasado el 18 y el 20 de noviembre, ambas me tentaban a escribir sobre los temas que para mí representaban esos números en ese mes.

 Es más que evidente que el día 20 se refiere al inicio de nuestra revolución, la revolución mexicana, este suceso armado que sacudió los suelos y los cielos de nuestro país y significó, al menos en teoría, el cambio más importante en nuestra sociedad en los inicios del siglo veinte.

 He comentado hasta el cansancio que algunas de las causas que dieron origen al movimiento armado mexicano causante de más de un millón de muertes entre 1910 y 1917, según las fuentes oficiales, siguen vigentes aunque transformadas por los naturales efectos del tiempo, del paso de la historia por nuestros escenarios. Es obvio que nada es igual a las condiciones que se veían en el “Porfiriato”, y no podría serlo, de lo contrario estaríamos en el guion de una película de terror o de mucha intensidad psicológica. La forma ha cambiado pero el fondo se mantiene incólume. Un ejemplo de ello es “la desigualdad social y la concentración de la riqueza”. Antes la riqueza nacional estaba en poder del grupo de aristócratas afines a Porfirio Díaz, entre los que había nacionales y extranjeros. Hoy la riqueza nacional la disfruta la oligarquía nacional, en contubernio con sus aliados imperialistas, que actualmente se denominan empresarios. Las inmensas fortunas están en manos de unas pocas familias, cuyas cabezas visibles son: Carlos Slim, Sara Mota de Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Alberto Bailléres, Germán Larrea, Juan Beckmann Vidal, entre otros. La historia sigue siendo la misma, aunque haya crecimiento económico, la riqueza se reparte en unas pocas manos, nacionales y extranjeras, mientras que cada vez más personas se suman a la pobreza y pobreza extrema, siguen sobreexplotados y, cada vez más, sin derechos laborales.

 Existen más causas que sólo cambiaron de forma, como son el despojo de tierras a los campesinos y a los pueblos originarios, puesto que se sigue dando con un alto grado de impunidad y frecuencia. Así podríamos seguir mencionando varias más que harían que resultara más doloroso el costo que se tuvo que pagar por acabar con un régimen dictatorial que fue sustituido por una democracia parchada, dolorida y simulada que a través de los años sigue dando pasos, cojeando tal vez, pero caminando al fin y al cabo.

 La otra fecha, el 18 de noviembre, también ha sido objeto de varios comentarios en distintos momentos de mi quehacer periodístico o literario. Ésta, relacionada con el natalicio de un ídolo mexicano con raíces sinaloenses y nayaritas, un cantante y actor que deslumbró a propios y extraños con su voz, su capacidad histriónica y su extraordinario carisma, me refiero claro a don Pedro Infante Cruz.

 Esos comentarios que he realizado en diversas ocasiones, no han sido únicamente para hablar de los talentos probados y la trascendencia de este ídolo de la época de oro del cine mexicano sino para exponer la extraña conexión que su servidor tiene con él. Les comentaré los datos curiosos que me ligan por siempre a don Pedrito.

 Yo entiendo que existen muchas casualidades en esta vida, en distintos ámbitos hay curiosidades, por eso existe la numerología y la cábala pero por más que pienso en las probabilidades que existen de que a otro suceda, en las mismas condiciones, lo que me pasa a mí, no deja de parecerme extraño o quizá misterioso, si se puede decir así.

La coincidencia o relación es la siguiente: Yo tengo tres hijos, todos varones. Mi hijo mayor nació el día que murió Pedro Infante (15 de abril) mientras que mi hijo menor nació el día en que nació el ídolo (18 de noviembre). ¿Para asustar, no? De tantas fechas posibles, ¿por qué tener en la casa ambas efemérides en mis hijos? Y si eso no les parece extraño, les diré que mi otro hijo (el de en medio) vive en el lugar que murió Pedro Infante (Mérida Yucatán). ¡Vaya con don Pedrito! ¿Pues qué relación podría yo tener con él? Digo, es extraño, misterioso, pero no deja de ser un honor, compartir esos números con alguien tan importante en la historia artística de nuestro país.

 En fin, ese es uno de los misterios irresolubles que estimulan la imaginación pero no causan efectos secundarios. Lo gratificante es que te dan material para echar a volar la imaginación y constituyen una fuente de inspiración para el comentario, el entretenimiento o la reflexión, todos ellos elementos dúctiles y propicios para espacios y ejercicios de comunicación como los que se ofrecen en este su espacio de lectura, en esta columna que, gracias a su invaluable preferencia, se ha mantenido vigente por más de una década de trabajo periodístico y literario. 

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RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.