CPM, ¿CON O SIN CREDIBILIDAD?
Poco más de 2 millones 173 mil socios,
en 462 sucursales a lo largo y ancho del país son “atendidos” por miles de
empleados –que también son socios- de la Caja Popular Mexicana, CPM.
Entre los socios existen quiénes se preocupan
por conocer a fondo esta institución de ahorro y crédito que nació hace 65 años
en la República Mexicana, habiendo ‘sorteado’ crisis institucionales como la
ausencia de credibilidad de los mexicanos cuando la extinta Caja Popular JOV,
de José Cirilo Ocampo Verdugo, fraudeara a millones de mexicanos a mediados del
año 2000. En ese entonces, se habló de
que Nilda Patricia Velasco, esposa del entonces presidente de México, Ernesto
Zedillo Ponce de León, habría pedido “apoyo” para sus eventos altruistas, por
varios miles de millones de pesos a Ocampo Verdugo; este último, al no acceder,
“le encontraron” que sus instituciones crediticias estaban ligadas con lavado
de dinero y uso indebido de recursos entre otros delitos graves.
En Nayarit, la Caja Popular Mexicana,
acudió al sentido de pertenencia y responsabilidad de cada socio para que
ratificara su confianza con ‘su caja’.
Más tarde, hubo diversas modificaciones a leyes como la General de
Títulos y Operaciones de Crédito, entre otras, que darían más solidez
financiera y crediticia a la CPM.
Once años después, CPM tuvo que
enfrentar a la CONDUSEF, quien le impondría una multa por 1.5 millones de
pesos, por supuesta nula transparencia en sus operaciones.
El entonces presidente de la Comisión
Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros,
Luis Pazos, dijo que esta sanción económica se aplicaría “ante la negativa de
entregar la información relacionada con sus contratos de adhesión, publicidad y
estados de cuenta” por parte de CPM, reconocida como una de las más importantes
sociedades cooperativas, por lo que el funcionario consideró alarmante que
“opere con escasa información hacia sus clientes y las mismas autoridades
financieras”.
Desde hace 17 años que un servidor es
socio de esta institución en Nayarit. A
invitación de un ex gerente nos fuimos involucrando en conocer la historia y
funcionamiento de la misma a través de talleres y cursos de capacitación. Gracias a las asambleas anuales llegamos a
conocer aún más a la Caja y vimos cómo todavía hace una década existía un gran
compromiso por parte del personal que ahí laboraba.
Hoy las cosas han cambiado a grado
tal, que se observa una gran rotación de personal: una persona que ingresa a
esa empresa a laborar en el área de cajas, en breve tiempo ya es Ejecutivo de
Cuenta y más tarde Subgerente o hasta Gerente de sucursal. Obviamente que las promociones y el
reconocimiento al esfuerzo y trabajo son loables, pero observamos que les hace falta
el sentido de la responsabilidad, el sentido de pertenencia; es decir, como que
lo toman como un trabajo más, y por ende, tratan a los socios como si fueran
clientes… pareciera que les hacen un favor a los socios, por ejemplo, al
tramitarles un préstamo o cualquier servicio financiero. Ignoran que, precisamente por esos préstamos
que generan un pago de interés, es que la institución existe, y por ende,
tienen un sueldo así como prestaciones laborales diversas y bonos de
productividad.
EMPLEADOS CON VALORES ¿O LES VALE?
Conocer la historia y funcionamiento
básico de la CPM, insistimos, era como una obligatoriedad para todos los
socios. Hoy por hoy, un gran porcentaje
de éstos no conocen sus estatutos, o no asisten a las asambleas para conocer la
situación financiera que guarda su sucursal, su Caja.
En reiteradas ocasiones y en diversas
sucursales de Tepic, hemos hecho observaciones sobre el comportamiento del
personal, que como ya indicamos anteriormente, “atienden” a los socios como si
éstos fueran clientes o peor aún, como en la sucursal de la calle Durango, en
el centro capitalino, donde un ‘Ejecutivo de Cuenta’ se acercó a una cajera
para comentar sobre la situación de un socio que estaba atendiendo, quien
presuntamente realizaría una operación en esa ventanilla para continuar con su
trámite de un servicio financiero y concluyó diciéndole a la cajera “entonces
ahorita te paso a este chango”, refiriéndose al socio.
Entonces le preguntamos a la cajera
que nos atendía, al lado de esa ventanilla de referencia: “disculpa, ¿aquí
atienden a socios o a changos?”. La
primer cajera se carcajeó, al igual que una de sus compañeras que estaba atrás
de ella, mientras quien nos atendía dijo que no sabía a qué nos referíamos, “es
que no sé, porque no oí nada por estar atenta acá en mi compu”.
¿Dónde habrá quedado el VALOR de la
Equidad de esos empleados, que, según los estatutos, se deben “brindar las
mismas oportunidades, condiciones y trato a las personas, sin importar las
diferencias culturales, sociales o de género”.
¿Es así como tratan a las personas, no como socios, sino como un cliente
cualquiera, o peor aún: como CHANGOS?
En otra sucursal, también del centro,
una cajera no respetó el sistema de ‘tomaturnos’, dando paso a otro socio sin
tomarle importancia a ese sistema electrónico.
Acudimos con la gerente, a quien le explicamos la situación, y sin más
ni más, se dirigió a otro escritorio para hacerle una llamada a la cajera para
que nos atendiera. Peor aún: cuando
llegamos a ventanilla, surgió una duda con los nombres de las cuentas y tras
pedir una explicación la joven fémina sólo dijo “pues si quiere vaya allá
enfrente a ver si le resuelven su duda”.
La subgerente de esa sucursal muy amablemente atendió nuestra duda,
pidiendo a un servidor que esa queja la realizara por escrito en el buzón correspondiente…
Pero preferimos externar esa queja por
este medio, para que usted, estimado lector, si es socio de esa institución,
haga valer sus derechos como tal. No
permita que lo traten como un cliente.
No le hacen ningún favor; el dinero que ellos manejan es suyo y de todos
los socios. No deje que los empleados lo
traten con indiferencia o que le den un mal trato.
Si a los empleados de la Caja LES
VALE, usted recuérdele que existen principios y valores que rigen a la
institución desde hace varias décadas.
Por esos cimientos y el dinero que usted les confía, existen la
cooperativa y por ende los miles de empleados que ahí laboran.
Y si usted, estimado lector, no es
socio de ahí, también haga valer sus derechos a donde quiera que acuda a
solicitar un bien o servicio. ¡No se deje!
** MIEMBRO FUNDADOR DE FRECONAY, A.C.**
Agradeceremos
sus comentarios y sugerencias en el celular y WhatsApp (311) 910 77 77 o bien,
en el correo electrónico enriquelibre@gmail.com