LA GUILLOTINA
LIC. JAVIER DURÁN
CARTA A MIS MAESTROS
Mi correo: guillotinakora@yahoo.com.mx
Hace un año, el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), me solicitó
escribir una carta para motivar a mis compañeros docentes a realizar mejor su
trabajo. Me fue excelente y recibí muy buenos comentarios de parte de mis
evaluadores.
Sin más rollo, quiero
hacerla pública, esperando que como profesionales de la educación cada día
hagamos mejor nuestro trabajo a favor de nuestros jóvenes.
ESTIMADO PROFESOR:
Tenemos ante nosotros
un gran reto. Todos los días tenemos la oportunidad de convivir con cientos de
jóvenes que están esperando que nosotros le ayudemos a prepararse para
enfrentar con éxito los “problemas” de la vida.
Ellos todavía no
saben lo que les depara el futuro, no tienen experiencia. Pero de nosotros, sus
docentes, depende que no vayan a ciegas a enfrentar el mundo. Tú ya tienes
experiencia y el estudiante espera que puedas compartir con él lo que has
vivido y cómo es que has llegado a ser un hombre de éxito. Sin duda, has tenido
obstáculos durante tu carrera, pero la forma en que lograste superar cada una
de estas vicisitudes, es lo que más podría beneficiar a un joven que requiere
abrirse camino en una sociedad donde existe mucha competencia y pocas
oportunidades.
Apreciado compañero,
podemos ayudar más a nuestros estudiantes si permitimos que valoren más el
aprender que solamente pasar con buena calificación un examen. Debemos motivar
al joven “a que obtengan un pensamiento crítico y que se enfrenten con
creatividad y curiosidad a la resolución de problemas”. No olvides también que
es muy importante transmitir al joven además de “amplitud y profundidad en el
conocimiento de la materia que impartes, el compromiso ético” consigo mismo y
con las personas que lo rodean.
¿Qué es para ti ser un buen docente?
No lo sé, en algún
momento sin duda me lo dirás, sin embargo, hoy quiero compartirte lo que yo
creo que se necesita para ser un buen docente.
En primer lugar, que conozcamos muy bien la materia que
impartimos en nuestras aulas. Que seamos propicios a la lectura de materiales
que incremente nuestros conocimientos en la materia que impartimos, pero
también de otros conocimientos.
Esto con la finalidad
de ser lo más preciso a la hora de impartir nuestras clases y aclarar conceptos
complejos que nuestros estudiantes no pudiesen entender claramente.
En segundo lugar, debemos además generar un armonioso ambiente
de trabajo, también debemos estimular “un entorno para el aprendizaje critico
natural”, es decir, que los estudiantes sepan explicar su forma de razonar y de
cómo le hicieron para resolver los problemas que le planteas en la cotidianidad
del proceso educativo.
En tercer lugar, debemos demostrar una gran confianza en
nuestros estudiantes. Debemos hacerles sentir que ellos pueden lograr las metas
que se propongan y creer en ellos. De esa manera, ellos tendrán la motivación
necesaria para poder esforzarse todos los días.
En cuarto lugar, debido a que no somos perfectos, debemos
tener la humildad de evaluarnos a nosotros mismos. Tener el valor de indagar si
la forma en que evaluamos al joven es la correcta y si lo que estamos haciendo
está generando un aprendizaje significativo para el bachiller.
Maestro, la mejor
forma de generar aprendizajes significativos es lograr que el estudiante
intente resolver problemas que le preocupan. Por eso, te invito a que hagas
preguntas que puedan motivar al joven a indagar, a explicar su razonamiento y a
construir su propio conocimiento.
Dale también al
estudiante oportunidad a que se equivoque y que cuando lo haga, no lo
recrimines, sino valora con él el esfuerzo que hizo, que se pregunte qué fue lo
que le falto, retroaliméntalo, revísale su trabajo y luego, dale la oportunidad
de mejorarlo. Luego, ya puedes asignarle una calificación.
Al momento de
preparar nuestro plan de trabajo, medita y plasma qué es lo que quieres que los
estudiantes “hagan” y no lo que
deberían “aprender”.
Hemos equivocado el
camino, probablemente hemos creído que somos mejores docentes cuando reprobamos
a muchos jóvenes de los más inquietos y de los que no les gusta trabajar. No
nos hemos puesto a pensar que la culpa no es del estudiante, sino que somos
nosotros los que no hemos sabido despertar el interés del muchacho en nuestra
asignatura.
Por eso, deberíamos
conocer más a nuestros estudiantes para poder “interesarnos en lo que le
interesa a los alumnos para orientar hacia allí la docencia”.
Para que los alumnos
no se aburran durante las clases, puedes fomentar visitas a lugares
interesantes, charlas o colaboraciones de expertos externos y que el trabajo no
se lleve siempre dentro del salón de clases, esto, si el subsistema donde
trabajas lo permite.