El
estruendoso golpeteo de las gotas de la lluvia sobre la lámina de mi patio
trasero indica la intensidad del aguacero en turno. En la más rústica de las
lógicas no debiera ser nada extraordinario una tormenta en estos tiempos de
aguas y huracanes, pero el tremebundo trueno que acaba de asustar a mis
perritas (y a mí más) presagia una tarde/noche difícil.
En los entornos de la “Ciudad que sonríe” no
es nada fácil sobrellevar estas acuáticas aventuras que suelen transformarse en
horrendas pesadillas para muchas familias. He tenido que dejar de lado el perfil
romántico y nostálgico de una hermosa lluvia trasgredida por las perjudiciales
consecuencias de las inundaciones que, recurrentemente, destruyen menajes
familiares construidos con esfuerzos prolongados y titánicos.
Ya
no aplica aquella vieja frase: “Que bonito es ver llover y no mojarse”. Hoy la
lluvia es un motivo de preocupación. Claro que motivos existen muchos. Los
menores son quizá las filtraciones (goteras) por el exceso de agua acumulada en
los techos, y los mayores las tremendas avenidas de agua que arrasan con
vehículos e invaden los hogares desprotegidos llevándose el producto de muchos
años de trabajo y, ya en el máximo nivel de riesgo, la posibilidad que alguien
pudiera perder la vida.
Es
inevitable pensar en múltiples e históricas tragedias que han tenido como base
las lluvias pero como protagonista principal la corrupción. En ese sentido se
puede citar un interminable listado de asentamientos irregulares producto de
deshonestas permisiones para construir en zonas de alto riesgo. No podemos ignorar
tampoco que existe una deficiente inversión en sistemas modernos de
alcantarillados pluviales y obras de mitigación de inundaciones. Calles
destrozadas que solo se atienden con campañas de bacheo que poseen más
simulación que asfalto. Las consabidas zonas ubicadas como focos rojos de la
ciudad molacha que le da pena sonreír, como la Avenida de la Cultura en Ciudad
del Valle; la Avenida Tecnológico, frente al Instituto Tecnológico de Tepic; el
Bulevar Gobernadores, casi Avenida Insurgentes; las calles Mar de Japón y Mar Báltico en “Charcos del Country”; la Avenida Principal, entre muchos
otros lugares que se convierten en auténticas áreas amazónicas que devoran y
arrasan todo lo que se pone a su paso.
Volviendo
a los truenos y relámpagos del proemio, les diré queridos lectores que más allá
de lo escalofriante que pudiera ser esa parafernalia, es más aterrador pensar
que con dos truenos fuertes se va la luz. Solo bastan unos cuantos truenos y
nos quedamos sin energía eléctrica en las colonias. Situación que es también de
espanto porque para que la empresa de clase mundial atienda esas emergencias sí
que se necesita suerte y rezar un rosario completo. Solo imaginar que te quedes
toda la noche sin energía eléctrica es anticipar una pesadilla segura. No tanto
por no tener servicio de televisión o preservar los pocos alimentos que haya en
el refrigerador (consecuencias de la inflación) sino aguantar el terrible calor
y los zancudos enfadosos con peligro de dengue es casi un delirium tremens.
Ya
que hablo de delirios creo que el escenario estatal podría caber en esta
analogía, por lo menos en la categoría de caótico, particularmente en los
municipios. Me refiero a las efervescentes situaciones que se han suscitado
primero en Tecuala, con el caso del presidente Gabino "N" que fue
suspendido y retirado de su cargo constitucional por situaciones de carácter
penal y más recientemente el alcalde de Tuxpan, José Luis "N", también por
enfrentar un proceso de tipo penal. Dos situaciones con un denominador común
(el aspecto legal, acusaciones penales) pero de características muy distintas.
Mientras el primero me parece que una buena defensa legal podría todavía
restituirle el cargo que le confirieron los electores tecualenses, en el
segundo caso creo que presumiblemente existen acusaciones más sólidas, variadas
y acumulables; además de mediar otro tipo de situaciones, también delicadas,
que forzaron la decisión de las autoridades estatales a tomar el control de la
seguridad municipal. Creo que habrá muchas situaciones importantes que se
dilucidarán con relativa prontitud.
En términos generales creo que es un escenario
muy dinámico el que estamos viendo en nuestra entidad. Evidentemente que en
esta aseveración, producto de mi percepción de las cosas, entran todos los
aspectos del panorama estatal. Prefiero ver una escena dinámica que una
pasividad retrógrada. Por supuesto que lo deseable es que las actividades que
se registran en los sensores políticos, económicos y sociales de esta sufrida
patria chica fueran todas de una patente realmente positiva. Que las
incidencias y sobre todo los impactos sean favorables para la ciudadanía.
Deseable también que los sucesos de violencia ocasionados en los estados de
Jalisco y Guanajuato por la delincuencia organizada, los carteles de la droga
que operan en nuestro país, no lleguen a permear nuestras fronteras y sigamos
disfrutando de esta tranquilidad.
En
la percepción del terreno nacional, creo que cada vez se va haciendo más
imperiosa la necesidad de cambiar, reforzar, reestructurar o replantear (o como
se quiera decir) la Estrategia Nacional
de Seguridad Pública, en el entendido que no se trata de detonar una guerra
“sin ton, ni son” contra la delincuencia nacional, sino usar la inteligencia
mostrando la fuerza. Es tiempo de demostrar que nuestras fuerzas armadas son
dignas de nuestro respeto y capaces de poner en orden y darle la paz a México.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.