JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Diálogo con el diablo"
Qué
difícil es poder diferenciar la fantasía de la realidad. Quizá eso suene muy
raro, pero todo es cuestión de aclarar bien lo que intento decir con esa frase.
Por ejemplo, me imagino que a muchas personas les ha pasado que sueñan cosas
que parecen reales y que éstas suceden después. En esos casos, si consideramos
al sueño como una fantasía y al suceso posterior como la realidad, resulta muy
difícil saber cuál es cuál, si ambas
cosas o hechos suceden de manera igual o muy similar.
Otro
caso es cuando escuchamos decir que “la realidad supera a la fantasía” para
establecer que las cosas que vemos en una obra de ficción, una novela o una
película, no son nada comparadas con lo que sucede en la vida real. Tal es el
caso de las películas de narcotráfico, trata de personas y otros temas
parecidos, en las que por más crudeza que usan siempre nos dejan la sensación
de que quedan a deber con lo que sucede de verdad en nuestra sociedad. Por ahí
va la idea que intento transmitirles. Aunque realmente este proemio es para
contextualizar lo que les comentaré a continuación.
No sé
si fue la exaltada imaginación que me cargo, quizá una pesadilla o tal vez la
quesadilla que me engullí antes de dormir, pero de pronto estaba ahí, frente a
un personaje de aspecto tenebroso. Su cara era una ridícula combinación de
facciones perversas y grotescas, algo así como la perversión de la cara del
Toro González Curiel y lo grotesco de las facciones de Pepe Atoles. Perdón que
les haga pasar por estos malos ratos y les revuelva el estómago, pero era
indispensable ejemplificar esos “distinguidos” caracteres.
Este
personaje era el Diablo, según él. A mí no me pareció tan siniestro, será
porque en mi tierra estoy acostumbrado a ver personajes peores. Basta con ir a
casa de gobierno o a una que otra dependencia del ejecutivo para encontrar
caras y vibras más satánicas que en un cuarto de exorcismos. Pero bueno,
siguiendo con la historia, le pregunté si entonces yo había muerto y estaba a
las puertas del infierno. Obvio pensé que su respuesta sería contundentemente
afirmativa, pero la sorpresa fue que me dijo, en un tono discreto, tipo
polizonte susurrando, que no. Bueno que yo sí estaba fenecido, y que sí era él
el diablo, pero que no estaba a las puertas del infierno sino del cielo. Eso me
causó gran confusión, por eso le pregunté en el acto.
- ¿Cómo
que es el cielo y soy recibido por el diablo?
¿Cómo está eso?
Me atrajo
hacia su cara y jalando una punta de su fino bigote espiralado, me dijo:
- Es
que recientemente detecté que hay muchos muertos que están usando visas falsas
para entrar al cielo cuando en realidad deberían ir conmigo al calorcito de las
catacumbas infernales. Por eso estoy aquí dando una “checadita” antes de que
lleguen a la puerta principal y le metan autogol al viejo San Pedro, que está
más ciego que el árbitro que le perdonó el penal al América para que perdiera
el partido el Cruz Azul. Con decirte que hace poco llegó un tal García Villela
que entró “sin tocar baranda” a la santa gloria. Era obvio que el anciano de la
portería celestial no iba a darse cuenta de que la visa era clonada, si el tal
Pancho ese era un experto en clonar permisos de taxis en la tierra, allá por un
pueblo donde dicen que todo es de la gente, pero que la gente no tiene ni para
tragar. Eso es lo que me hizo venir aquí. Quiero evitar que me dejen sin
clientes a quienes fastidiar en mi changarro.
- Bueno
pues ya viste que mi visa sí es buena. Yo sí puedo entrar legal al cielo.
Aunque te confieso que ya me pusiste a pensar en el número de cachirules con
los que tendré que convivir en la gloria. Cuántas de esas “fichas” que no
merecen estar, habrá allí adentro y tener que soportarlos. Uggg. Bueno y dime,
de tus cien últimos ingresos. ¿Qué tipo de personas son?
- Pues
no creas que he tenido buena cosecha. La mayoría son peces chicos, puro
charalito que me mandan porque allá los fiscalizan por robar una bicicleta, unas
frutas, unos panes o cosas así. Los meros gallones se me pelaron porque se le
colaron a Don Pedrito. Yo ya les había echado el ojo a varios polítiquillos que de la noche a la mañana se
hicieron millonarios. De hecho yo fui quien les puso las tentaciones, ese es mi
método preferido, pocas veces falla, son pocos los que se resisten al dinero y
al poder. Le traía ganas a un albañil, un chaparrito gracioso, risueño, un
muchacho que seguido lo miraba agarrándose allí abajo, donde te platiqué. Era
bravo ese chiquitín, lo traía ya en mi lista negra, le di poder de más, de
albañil pasó a ser millonario, con negocios jugosos, tenía un negro historial,
como me gusta, humillaba, mentía, traicionaba, robaba, pero me descuidé, le
dieron fuero y seguro tuvo la influencias necesarias para colársele al viejito
de la puerta del cielo.
Yo
escuchaba atentamente al siniestro personaje, aunque no entendía por qué en
lugar de darme miedo su relato me daba risa. Lo dejé que continuara su historia
y me dijo que se le escapó otro candidato (brincos diera) que tuvo también una
carrera política meteórica. Ese es un personaje que en tiempo record pasó de
ser taxista del montón a líder de taxistas, zar del transporte, político “honorable”,
millonario, diputado y líder municipal de un partido muy chamuscado. Ese también
se me escurrió de mis garras, después de haber sido uno de mis pupilos
preferidos. Maldito fuero, es el causante de todas mis desgracias. En eso
estábamos cuando pasó un hombre de sombrero, montado en un blanco corcel de
pura raza, y sin mostrar papeles ni nada se metió al galope al cielo, dejando
una polvareda de nubes blancas.
Le iba
a seguir preguntando de más candidatos o mejor dicho ya ganadores del infierno,
pero también consideré que podríamos pasarnos eternidades checando esa lista interminable
de nombres. Y la verdad yo ya quería entrar a las instalaciones del cielo
porque me sentía algo cansado del viaje y además tenía ganas de ir al baño. El
diablillo se me quedó viendo fijamente con una carita de tristeza que la verdad
sentí ternura y lástima por él. Era lógico que estuviera así, después de todas
las “diabluras” que le hicieron los famosos políticos de la gente y de las que
aún le seguirían haciendo si algunos de ellos se colaran a las nuevas camadas
de mesías de la política que están luchando por seguir viviendo de la
indiferencia e ignorancia de los ciudadanos.
Me
invitó a sus dominios, aunque sea por una temporada, me dijo que me presentaría
a varios árbitros de fútbol y a varios abogados que estaban con él. Yo decliné
la invitación y le dije que podía ayudarlo investigando los cachirules que
viera adentro gozando del cielo, y él me dijo que sí, que le diera los nombres
de ellos para poner una demanda, yo le contesté que nada más no la fuera a
meter en el Tribunal de Conciliación y Arbitraje de Nayarit porque lo iban a
“mandar al diablo”. Jajajaja. No supe a ciencia cierta si esa risa siniestra
fue del Diablito o fue mía, porque justo en ese momento me despertó mi esposa,
terminando con aquel sueño de locura.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.