miércoles, 3 de octubre de 2018

"Un Tepic tormentoso" (Parte 2 de 2)



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Un Tepic tormentoso" (Parte 2 de 2)



Decía en el capítulo anterior de este texto, que era el servicio municipal de recolección de basura el arma que casi siempre utiliza el patrón (Ayuntamiento) para “echarle los perros encima” a los trabajadores de aseo público. El gobierno municipal libera un poco de presión social, que se genera sobre todo cuando la molestia de los ciudadanos por las constantes inundaciones  sube de tono, ya que la basura que se deja en las calles, cuando existe un paro laboral de protesta por incumplimiento de las obligaciones de pago a los trabajadores, termina de colapsar las deficientes instalaciones pluviales que no son atendidas por el gobierno, entonces éste aprovecha la ocasión para decir que todo el desastre en las calles “es culpa de los trabajadores”.

En parte, es la falta de conciencia de clase lo que hace que buena parte de la sociedad pueda creer esa disparatada idea de que son los trabajadores los que llevan al fracaso a una administración, sea municipal o sea estatal. Me resulta increíble que, a pesar de tantas muestras deprimentes, de tantos ejemplos prácticos e históricos, de tantos casos vergonzosos, tantas malas experiencias que nos han dejado la mayoría de gobernantes y legisladores en las últimas décadas. Que a pesar de tantas infamias en contra del pueblo, se puedan poner de parte de esos políticos corruptos e insensibles y no de quienes forman el segmento más representativo de una sociedad golpeada por la rapiña, la corrupción y la impunidad.

Por supuesto que en esta situación influyen de manera muy importante los medios de comunicación. Me refiero a los medios mercenarios, amarillistas o “chayoteros”. Los que hablan a favor de quien les otorga una dádiva, de aquellos a los que no les importa la objetividad sino quien ponga un dinero en sus manos.

Decía que somos una sociedad muy tormentosa, entendiendo por esto que vivimos bajo tensiones y conflictos, pero sería imposible explicar cada una de las cosas que se alinean en esos conceptos. El comentario se encaminaba a la situación del conflicto actual entre el patrón municipal y los trabajadores de base. En el primero de estos artículos, decía que el asunto es muy sencillo, aunque se le ericen las espinas por factores externos. Por un lado, el ayuntamiento dice que la gran cruz que carga (presupuestalmente hablando) es la nómina de los trabajadores de base, asunto que ya ha sido desmitificado por varios colegas en algún medio y en redes sociales.

Se realizó el trabajo de investigación desde las plataformas de transparencia para poner en contexto dicho conflicto y esos estudios vinieron a dar la razón a lo que comentaba en el texto anterior. Existe una excesiva incorporación de plazas de confianza y de contrato en el poco tiempo que lleva en el poder el “nuevo gobierno del cambio”. Se demostró con números y documentos que hoy por hoy es mayor la platilla del personal de confianza y contrato que la de base. Pero también, esos colegas demostraron que no solo existe diferencia en la cantidad sino también, y  mucha, en la calidad de los sueldos que se perciben. Quedó más que demostrado que el verbo político del Maestro Castellón, eso de que “o paga a los trabajadores o bachea las calles” es un torito que no pega. Ha sido desnudada la trampa mediática. Han sido desenmascaradas las acciones malintencionadas de un gobierno que se escuda en la “célebre” frase de “NO hay dinero”, pero solo aplica para los adeudos con los trabajadores  de base, porque las nóminas de sus funcionarios están más infladas que los cachetes de Quico, aquel simpático personaje del “Chavo del Ocho”.

Si volteamos hacia esas nóminas, encontraríamos rápidamente notables argumentos de la quiebra financiera del ayuntamiento. Una plantilla de confianza que supera con aproximadamente quinientos puestos a la de base, más una serie de compromisos políticos cubiertos con personal contratado en DIF Municipal y en el Instituto Municipal de Planeación de Tepic, que vienen a sumarse a toda esa mezcolanza en el personal, los infames aumentos en las “prestaciones” de los regidores, autorizados por ellos mismos, con la venia y complacencia del “Maistro Castellón” y lo de “Maistro” lo digo por aquello de la “Re-ingeniería” que pregona.

En resumen, es ya una ofensa a la inteligencia del pueblo lo que estos “artífices” de la administración pública moderna pretenden hacerle creer. No se puede ocultar lo que está sucediendo en este gobierno (que para colmo será de un año más que los normales). Se está dando una rara combinación de factores que, desde mi punto de vista, tarde que temprano tendrán que explotar. Es de dominio público la inmensa diferencia entre los salarios que perciben los funcionarios del Profe Castellón y un trabajador de base. Sus ingresos son verdaderamente insultantes, además que muchos de ellos no realizan un trabajo que  justifique esos emolumentos. Por otro lado, existen muchos que cobran, ahí, en la UAN y quién sabe dónde más. Siguen llegando “funcionarios” que no “funcionarán” porque sólo van a ir a firmar. Las áreas administrativas se siguen llenando de personas que engordarán las filas, pero sólo las filas para la ventanilla donde se paga la quincena.

La gran expectativa que se había creado de este edil se empieza a derrumbar como paredón de río avenido. Esa sonrisa bonachona de antaño empieza a desfigurarse, no es la misma de antes. Aquella sonrisa plena de cordialidad y confianza, hoy  la encuentro con un atisbo de cinismo político. ¿El catedrático intachable, de sólida palabra, se empieza a convertir en un político de curso normal? Creo que pronto veremos la respuesta a esta pregunta que queda ahí, para la reflexión.

Para terminar, únicamente quiero comentar que duele ver algunas opiniones de ciudadanos que no comprenden estas situaciones. Que quisieran que a los trabajadores les arrebataran muchas de sus prestaciones sindicales ganadas a través de los años y que están plasmadas en un convenio laboral. No entienden muchos, que los sueldos de los trabajadores son muy bajos en la mayoría de los niveles y que esas prestaciones, que son varias pero de poca monta, vienen a compensar la precarización de dichos salarios, que se ven pulverizados mes con mes, año con año, con los brutales incrementos de los productos de la canasta básica, los servicios, la luz, el gas, la gasolina, etc. mientras que por ejemplo los patrones estatales y municipales no autorizan un aumento de sueldo desde hace cinco años aproximadamente.

Ojalá que esos sectores, o individuos, que atacan a los trabajadores, tuvieran una idea positiva de cómo hacer las cosas en nuestra economía. Por ejemplo, asumir una posición solidaria con la base laboral y fustigar a quienes se enriquecen en tres y/o seis años en el poder. Que intentaran pensar que esos trabajadores a quienes atacan, son una base sólida del consumo y el mercado interno, y que finalmente no se trata de ir para atrás, sino de avanzar como sociedad, y si hay sectores de la población que están más atrasados entonces tenderles la mano para que suban al nivel de bienestar social de los demás.

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