jueves, 26 de noviembre de 2020

Invita IEEN a la conferencia “Derechos político-electorales de los pueblos originarios y sus garantías”

 


Tepic, Nay.-  El Instituto Estatal Electoral de Nayarit, te invita a seguir (a través de nuestras cuentas oficiales de Facebook y YouTube) la conferencia magistral denominada “Derechos político-electorales de los pueblos originarios y sus garantías”, el próximo 03 de diciembre en punto de las 17:00 horas (hora del pacífico); misma que será impartida por Janine M. Otálora Malassis, Magistrada de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

La Consejera Electoral, Mtra. Alba Zayonara Rodríguez Martínez, señaló que la conferencia tiene como objetivo principal, informar a la ciudadanía nayarita sobre los derechos de índole político electoral que la Constitución Federal establece en beneficio de los pueblos originarios como el hecho de su participación y representación política.

 

Asimismo comentó, “que son las autoridades administrativas y jurisdiccionales en materia electoral, las encargadas de desplegar todas las acciones necesarias para hacer efectivos los derechos de dichos pueblos, quienes de manera histórica han sido desplazados en su ejercicio”.

 

La Consejera Rodríguez Martínez agregó que de manera general la conferencia tiene la finalidad que la ciudadanía nayarita conozca cuáles son sus derechos y sobre todo a qué autoridades o instancias deben acudir a efecto de que les garanticen y respeten el ejercicio de sus derechos.

"Una lección inolvidable"

 



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita


"Una lección inolvidable"

    Una de las grandes satisfacciones que puede tener un comunicador en su columna semanal es poder complacer la solicitud de un lector, ese es el caso de esta semana. Uno de los más leales seguidores de mis textos pidió por la vía del correo electrónico que en esta edición escribiera un relato. De hecho no especificó el tema, tan sólo pidió una historia y es justo lo que le brindaré. Dejé volar con absoluta libertad mi imaginación y lo primero que llegó a mi mente es lo que a continuación ustedes podrán leer:

     «Rosaura era la vecina que vivía como a dos viviendas de mi casa paterna. Desde muy joven se casó y se fue a vivir a Guadalajara ya que su esposo era nativo de esa ciudad y trabajaba en una fábrica de aparatos electrodomésticos de una marca muy reconocida que no se puede decir el nombre sin el riesgo de que me cobren el comercial. La mamá de ella era doña Panchita, una señora de mucha edad que tenía otros dos hijos, el mayor de ellos se llamaba Othón y no vivía con ellos desde que se casó y se mudó a un pueblo cercano donde se dedicó a la industria restaurantera (se oyó rimbombante, en realidad puso un pequeño changarro donde vendía algo de comida). El otro hermano era Fernando, el más pequeño de los tres, y mucho mayor que yo que tendría unos diez años cuando mucho cuando ocurrió esta historia.

     El barrio donde vivíamos era maravilloso. La calle era de tierra ni siquiera tenía piedras en ese entonces, era muy planita y una delicia para jugar. Corríamos como gamos, jugábamos beisbol, futbol, a los trompos y canicas, entre otros juegos que escapan de mi memoria. Fernando era de los jóvenes más grandes y fuertes por eso siempre lideraba los equipos que se armaban entre los plebes del barrio. Era el más veloz de los muchachos de la cuadra, el único que sabía nadar y trepaba como un auténtico chango los cocoteros del abuelo, en fin era un atleta consumado aunque no era muy bueno para la escuela, pero a sus seguidores y coequiperos eso era lo que menos nos importaba.

     Una de las aficiones favoritas de todos los chicos del barrio era ir a bañarnos al río. Generalmente íbamos por separado, la mayoría con nuestras madres como típicos ayudantes para cargar ropa o algún utensilio como la batea o las grandes bandejas o palanganas que usaban en sus faenas y aunque siempre incluía remojón en el río no podía nunca compararse con ir con la pandilla, pues entonces sí había juegos, chapuzones, clavados, competencias y mucha, mucha diversión.

     Invariablemente Rosaura visitaba a su mamá en los tiempos de vacaciones de verano. Todos los del barrio sabíamos que ella estaría en esa casa de la esquina y que las costumbres iban a variar, al menos para Fernando que, por razones obvias, se convertía en la pilmama de sus tres sobrinos que para no cansar mucho al cerebro les nombraré como Hugo, Paco y Luis. (Ups, que creativo).

     Era evidente que los tiempos de vacaciones no eran tan divertidos sin el acompañamiento de Fernando en nuestros juegos pero era muy entendible que si veía a su hermana y sus sobrinos cada año pues tenía que dedicarles la mayor cantidad de tiempo posible. Así veíamos a nuestro líder de juegos en su papel de niñero oficial de sus sobrinos. No era nada del otro mundo porque  a veces participaban con nosotros en algunos de los juegos más simples, también iban a muchos lugares que íbamos nosotros. Únicamente había un sitio a donde no podía llevar a sus sobrinos, un sitio que era tabú: el río.

     La hermana de Fernando le tenía estrictamente prohibido que llevara a sus hijos a bañarse al río. Siempre manifestó esa limitación en sus programas de diversión vacacionales. Al principio no sabíamos de donde sacaba esa extraña aversión a que sus hijos visitaran un lugar que a todos nos parecía de lo más divertido. Tardamos mucho en averiguarlo y la forma fue tan terrible que duele de sólo recordarlo. Cuando uno es un niño no puede entender ni las fascinaciones, ni las fobias y las filias que la gente adulta puede tener pero cuando ya eres una persona mayor comprendes todo con una increíble facilidad. La magia de la vida y sus intrincados recovecos son como luminosos letreros que se ven a la distancia. Se puede decir que se aprende a través de la vida misma, de las experiencias que vives, las buenas y las malas. De cada una de las cosas que te suceden obtienes una enseñanza que se queda contigo y atesoras como algo valioso y muy útil. Se puede decir que todas tus vivencias son el mejor bagaje que puedes llevar en tu viaje por la vida misma.

     A veces resulta muy duro aprender las lecciones que la vida te da, ese fue el caso de Fernando. Jamás quisiera haber estado en su lugar porque aprender de esa manera es sencillamente aterrador y doloroso. Por supuesto que es más doloroso aun cuando sabes que no fue un acto de rebeldía sino una decisión impensada, atrevida, irresponsable y aventurada. Ese día no estaba Rosaura, los niños se quedaron bajo el cuidado de doña Panchita y obviamente de Fernando. En un descuido de la señora, el joven tomó a los tres niños de la mano y salieron del (hasta ese momento) feliz hogar y se perdieron un par de horas. La noticia corrió como reguero de pólvora los tres niños murieron ahogados en las traicioneras aguas del río del pueblo. Lo que se pretendía que fuera una divertida escapada en una tarde gloriosa se convirtió en una de las tragedias más recordadas, sobre todo por los que la vivimos de cerca. Sin duda una lección que jamás olvidará Fernando. Una cátedra muy fatalista que cambió la vida de aquella familia. Rosaura no volvió a dirigirle la palabra a su hermano y jamás regresó al pueblo. La viejecita Panchita se apagó poco a poco por el cúmulo de penas y en poco tiempo alcanzó a sus nietos en el cielo»

¿Usted sería capaz de olvidar algo así?

 

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.