jueves, 1 de marzo de 2018

"Macanas -vs- Diálogo"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Macanas -vs- Diálogo"



El día que escribo estas líneas, cinco días antes de que las tengas en tus manos, hubo un suceso que llamó la atención y causó mucha polémica entre los ciudadanos. Me estoy refiriendo al bloqueo del Bulevar Tepic – Xalisco, realizado por manifestantes de la organización “Antorcha Campesina”. Y digo que llamó la atención, porque se suscitó un tremendo y prolongado embotellamiento que fue la causal de múltiples reacciones, principalmente de inconformidad por parte de los conductores que quedaron varados por casi una hora en el sitio de referencia. En cuanto a la polémica referida, esta tiene que ver con las diversas percepciones generadas en la opinión pública, respecto a si apoya o desaprueba este tipo de medidas de presión por parte de los grupos sociales inconformes con las acciones gubernamentales y muy especialmente la intervención de la fuerza del estado para disolver dicha movilización.

Es un hecho irrefutable que las opiniones no pueden ser en un solo sentido. Ya que habrá quien se sienta perjudicado directamente por el bloqueo de la avenida, porque no llegó a tiempo a su trabajo, a un compromiso social, a una cita médica, o simplemente porque tuvo que esperar ahí aunque no tuviera absolutamente nada que hacer. Pero resulta aún más controvertida la opinión sí añadimos la presencia de los “granaderos” de gobierno del estado. Aquí aumenta exponencialmente la “cancha de la polémica”.

Antes de continuar con el análisis de este tema, creo prudente señalar que de antemano considero un tema delicado cuestionar la primacía del derecho de tránsito sobre el derecho a manifestarse o viceversa. Y no será fácil llegar a una conclusión o veredicto que satisfaga totalmente a los dos segmentos en pugna.
Desde mi punto de vista, esta dificultad estriba en que los seres humanos tenemos en nuestro chip el concepto de la comodidad, de la conveniencia. Así que no será difícil considerar que votemos por tal o cual opción dependiendo del papel que nos toca jugar en el momento del suceso. Es decir, que sentimos una gran aversión contra aquellos que nos limitan el derecho a circular en un determinado momento, sin ponernos a pensar que ninguno de esos personajes anónimos estaría ahí protestando por hobby; que casi se podría asegurar a priori que lo que menos quisieran es estar en ese lugar y en ese momento. Es entonces cuando aplaudimos a los “héroes con macanas” por usar la fuerza y expulsar a los “despreciables demonios de la insurrección social”.

Nada más grave que ignorar o menospreciar las causas del problema y ver sólo la parte de encima, la que la mayoría de la gente ve, la que el gobierno quiere que veas. No se puede soslayar que la mayoría de las protestas y movilizaciones, marchas y bloqueos de avenidas y carreteras, tienen sustento en justificadas protestas por razones de peso, que tienen que ver con el incumplimiento de pagos por expropiaciones, derechos de vía, despojos ilegales, como es el caso sufrido por los campesinos de El Capomo y Lima de Abajo, en el Municipio de Compostela, que reclaman las afectaciones en su patrimonio derivadas del Complejo Turístico “Costa Canúva, o el caso de Antorcha Campesina en la “Curva del Guayabo” del mencionado Bulevar Tepic-Xalisco, por reclamar los apoyos federales.

Sería innecesario recordar que cada efecto es  originado por su respectiva causa. En ese sentido se puede decir que esas protestas son el último recurso usado por las organizaciones y los ciudadanos que han sido despojados de su patrimonio. Cuando se dice el último recurso es porque se ha buscado, de manera paciente y pacífica, encontrar la única solución que tiene el problema: “Que les paguen lo que les deben”.

Esos dos casos son representativos de lo que sucede en muchas partes de la geografía nayarita. Ambos tienen el mismo común denominador, la falta de atención a la solución de sus problemas por parte de las autoridades y desgraciadamente también comparten algo que no es para celebrar, esto es que la primera respuesta del gobierno estatal, antes del diálogo, fue el envío de grupos antimotines a los dos puntos de conflicto. Afortunadamente no “llegó la sangre al río” como se suele decir en estos casos. Ya que los “granaderos” no agredieron a los manifestantes, sólo formaron filas frente a los quejosos en un evidente afán de intimidarlos y “abortar” la movilización.

Desde mi punto de vista, este tipo de problemas tienen que ser resueltos de inmediato, bajo el formato de la más fina negociación diplomática, pero también bajo la premisa de “solución inmediata”. Esos conatos de violencia ocasionados por la provocación del uso de la fuerza pública para impedir las movilizaciones, incluidas el bloqueo de avenidas, deben ser resueltos por las instancias competentes del gobierno, privilegiando la justicia y la legalidad, atendiendo las demandas de la sociedad y dictaminar lo que a derecho proceda. Es muy lamentable que se haga un manejo tendencioso de la información, y se aproveche la irritabilidad social de cierto grupo de afectados por el desvío o bloqueo de la circulación vehicular, para endilgarle todo el peso de la culpa a quienes sólo defienden sus derechos y luchan estoicamente contra el autoritarismo y la cerrazón. Debiéramos ser un poco más comprensivos ante situaciones de esa naturaleza y entender que nuestra molestia es por esperar un tiempo más para llegar a nuestro destino, mientras que ellos  luchan a brazo partido por cambiar su destino, por tener algo para sus familias  y, aunque nos resulte difícil aceptarlo, deberíamos aplaudir su valor y patriotismo.

No espero que todos estén de acuerdo con mi punto de vista, pero asumo la responsabilidad de lo que digo y de lo que pienso. Sí es cierto que un bloqueo nos afecta, nos enfada y que sale el resentimiento que tenemos guardado por años en contra de los malos gobiernos que nos han exprimido y humillado, pero es el momento para entender que es ese gobierno precisamente el culpable también de que esos campesinos, esos maestros o esos burócratas estén ahí reclamando sus derechos. Los más radicales dicen que por qué bloquean las calles y afectan a los conductores “que no tienen culpa de los problemas”, por supuesto que tienen culpa, por no identificar a los verdaderos causantes de todo el desmadre en que han convertido a la ciudad, al estado y al país. Así que sí tuviéramos que hablar de culpables, creo que el único es el gobierno, los funcionarios y políticos corruptos que han provocado el caos, y no los pocos ciudadanos que no son “agachones” como los demás. Sólo hay que darnos la oportunidad de pensar qué pasaría si en lugar de molestarnos con los que demuestran conciencia social y nos ponen el ejemplo, nos uniéramos a ellos y juntos, TODOS, protestáramos en contra del gobierno, no sólo resolverían el problema en cuestión sino los problemas de toda la ciudadanía. Me pongo a pensar si los que se molestan por las marchas  y plantones, fueran privados de su trabajo o su patrimonio, ¿Se quedarían ahí, quietos, aplaudiendo a los granaderos?

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