JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
Muchas
noticias importantes se presentaron esta semana, sin embargo la que más me
impactó de todas fue lo relativo a la tercera ola de contagios de Covid-19 que
se ha presentado en nuestro país y Nayarit, infortunadamente, no es la
excepción. Seguramente muchos de mis amables lectores creyeron, basándose en el
título, que el tema de hoy sería acerca de una nueva etapa de la moda, o quizá
algo así como cuando entró en escena el rock and roll, tal vez algún otro
género de música o algo parecido y no los culpo, pero ya saben que me encanta
jugar con los encabezados, es parte del estilo que intenta siempre ser
ocurrente y divertido.
Yo decía, a nivel de comentario personal, que unas semanas después de las campañas políticas se notaría un considerable incremento en los casos de infectados, ya que era de suponer que los eventos electorales masivos que no respetaron las medidas y protocolos sanitarios sumarían, además de gobernadores, presidentes, diputados, regidores y demás agraciados, muchos enfermos a la fatídica estadística de salud. No me equivoqué al respecto, aunque pensé que iba a ser un poco menor en términos absolutos y en la forma que en que se irían presentando, creí que sería más lenta o paulatina, en eso me equivoqué porque en nuestro estado se registraban diez, doce y a veces máximo veinte contagios, después del tiempo mencionado los incrementos fueron drásticos. Se duplicaron las cifras, se triplicaron después y hasta el día en que escribo este texto ya está al nivel de quintuplicadas, pues ya se está hablando de más de noventa casos en tan solo veinticuatro horas.
El escenario tiende a verse aterrador. Además del famoso círculo vicioso ya comentado en otras ocasiones, en el que los empresarios, principalmente los dueños de restaurantes y antros, tienen mucho que ver, reclaman su derecho a la oportunidad de sobrevivir en la pandemia, piden les permitan abrir parcialmente sus negocios, les conceden una tercera parte del aforo o hasta la mitad del mismo (según sea el color del semáforo epidemiológico) pero en la cruda realidad se apreciaba que la mayoría incumplieron los acuerdos, dejando que sus espacios se retacaran de parroquianos, luego esa acción hacía que aumentaran los contagios y se volviera al semáforo prohibitivo y de nuevo a pedir oportunidad y a exigir sus derechos. El cuento de nunca acabar.
Esa es la salud económica, pero hay otra que está también
en grave peligro, la salud física. Los expertos en esta clase de fenómenos
epidemiológicos han dicho con toda claridad que el virus SARS-CoV-2, se ha
vuelto más resistente y ha ido mutando de acuerdo a las circunstancias y
posibilidades que ofrecen u oponen los diversos grupos de edades de la
población, al grado que ya existen algunas variantes. Para que se den una idea,
se supone que el virus original era
el alfa, pues ahorita ya va en la
mutación delta y ésta, por las
razones mencionadas, ataca a grupos de población más joven, debido a que ya no
encuentra espacio propicio entre los adultos mayores, la mayoría debidamente
vacunados.
Hay varias consideraciones que pueden ser muy graves. Una
de ellas es que, a pesar que ya se comprobó que la Covid-19 no es una
enfermedad exclusiva de personas mayores, ya que cada vez se ven más casos de
contagio en jóvenes, adolescentes y niños, son precisamente los primeros los
que se han convertido en blanco y transporte del virus. Otra situación es que
también ese segmento poblacional se ha significado como el menos responsable y
el más temerario o quizá debiera decir insensato. Da mucha tristeza ver en las
colonias, en las plazas, en los antros, que siguen haciendo caso omiso de las
recomendaciones sanitarias y continúan haciendo reventones igual o peor que
antes de la pandemia. Desafortunadamente no ha sido posible concientizarlos, ni
siquiera sabiendo que ellos son los que llevan la muerte consigo y la sientan
en el tibio sofá de casa, a veces en el favorito de papá o mamá. No hay cosa
más estúpida que la necedad o el valemadrismo
suicida. Quizá sea más fácil perdonar el atentado por ignorancia, pero cómo
hacerle cuando la mayoría de esos mozalbetes desenfrenados son la clase
estudiantil del presente y el futuro dorado de nuestra sociedad. Eso sí es
imperdonable.
Se agotó el espacio para otras consideraciones pero debo
decir que es urgente agilizar las acciones del programa nacional de vacunación
y quizá moldear la estrategia para hacerla de dos puntas convergentes, por un
lado seguir vacunando a los grupos de edad que les toca, según el plan original,
y reforzar la táctica vacunando a los jóvenes de veinte a treinta y así
sucesivamente, a manera de dos frentes que se juntan como si se cerrara la
pinza (valga la expresión futbolera para la explicación).
Por último, los que somos conscientes de la gravedad de
la situación debemos seguir cuidándonos y de esa manera estaremos cuidando a
los demás.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.