SAÙL ARMANDO LLAMAS
LÒPEZ
La hipersensibilidad clásicamente se refiere a
una reacción inmunitaria relajada que produce un cuadro patológico
causando trastornos, incomodidad y a veces, la muerte súbita. Tiene muchos
puntos en común con la autoinmunidad,
donde los antígenos son propios. Las reacciones de hipersensibilidad
requieren que el individuo haya sido previamente sensibilizado, es decir, que
haya sido expuesto al menos una vez a los antígenos en cuestión. La
clasificación en cuatro grupos distintos fue propuesta por P. H. G.
Gell y Robin Coombs en 1963.1 En
la década de 1930 Coombs sistematizó estas reacciones de acuerdo al
tiempo que demoraba la aparición de los síntomas y
la dosis de
desafío. Esta clasificación no solamente apuntaba a la cinética de
las reacciones, sino también a los mecanismos involucrados, y ha sido
fundamental para orientar la terapia y
conocer los mecanismos.
Clasificación de Gell y Coombs
Tipo 1 - inmediata (o atópica, o anafiláctica).
Artículo principal: Alergia.
La hipersensibilidad tipo 1 es una reacción alérgica
provocada por re-exposición a un tipo específico de antígeno referido como
un alérgeno.5 La
exposición puede haber sido por ingestión, inyección o por contacto directo. La diferencia entre
una respuesta inmunitaria normal y una hipersensibilidad de tipo 1 es que
las células plasmáticas secretan IgE de
una forma descontrolada, superando ampliamente las 100 U/I establecidas
como el conteo estándar de este tipo de Ig. Esta clase de anticuerpos se
unen a los receptores para la porción constante (Fc) del anticuerpo sobre la
superficie de los mastocitos tisulares y basófilos circulantes.
Al cubrirse estas células con
IgE son sensibilizadas al momento de la aparición inicial del
alergeno. Con subsecuentes exposiciones al mismo alergeno, hace que las IgE se
entrecrucen en la superficie celular de células sensibilizadas, resultando en
una desgranulación y secreción de
mediadores farmacológicamente activos, tales como la histamina, leucotrieno y prostaglandina.
Los principales efectos de estos productos son la vasodilatación y
la contracción del músculo liso.
Este tipo de reacción puede ser localizada o sistémica.
Los síntomas varían de una irritación leve a la muerte súbita por anafilaxia. El
tratamiento generalmente involucra el uso de epinefrina, antihistamínicos y corticosteroides.
Tipo 2 - dependiente de anticuerpos.
Artículo principal: Hipersensibilidad
de tipo II.
En la hipersensibilidad tipo 2, los anticuerpos
producidos por el sistema inmunitario se unen a antígenos en la superficie misma de las
células del paciente. Los antígenos así reconocidos pueden ser de naturaleza
intrínseca (son parte innata de la célula del paciente) o extrínseca
(absorbidas a la célula durante la exposición a un antígeno extraño,
posiblemente una infección por
algún patógeno). Estas células son reconocidas por macrófagos o células dendríticas que actúan como células
presentadoras de antígeno, lo que
causa que los linfocitos B respondan produciendo anticuerpos en contra del
susodicho antígeno. Un ejemplo es la reacción a la penicilina, en el que la
droga se une a los eritrocitos causando
que éstas sean reconocidas como extrañas para el cuerpo. Ello hará proliferar
los linfocitos B junto con la secreción de anticuerpos en contra del
medicamento. Los anticuerpos de tipo IgG e IgM se
unen a estos antígenos formando complejos que activan la vía clásica del complemento iniciando una secuencia que terminará con la eliminación
de las células que presentan los antígenos extraños, causando lisis y
muerte celular. Ese es el proceso regular de eliminación de patógenos,
volviéndose peligroso para el hospedador si el proceso se activa en contra de
sus propias células. La reacción puede durar horas o días en completarse.
Otro tipo de hipersensibilidad de tipo 2 es la llamada
citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (CMCDA o CCDA). En este caso,
las células que exhiben los antígenos extraños son marcados con anticuerpos
(IgG o IgM), los cuales son luego reconocidos por células asesinas naturales y macrófagos (reconocidos vía IgG unido a la
superficie del receptor, CD16 y
FcγRIII), los cuales terminan liquidando a la célula así marcada.
Algunos
ejemplos.
Anemia autoinmune hemolítica
Síndrome
de Goodpasture
Eritroblastosis fetal
Pénfigo
Anemia perniciosa autoinmune
Trombocitopenia inmune
Reacciones de transfusión
Tiroiditis
de Hashimoto
Enfermedad de Graves
Miastenia gravis
Fiebre reumática
Tipo 3 - Complejo inmune.
Artículo principal: Hipersensibilidad
de tipo III.
En la hipersensibilidad tipo 3, se forman en la sangre
complejos inmunes solubles, es decir, agregados de anticuerpos IgG e IgM, que
son depositados en varios tejidos (típicamente la piel,
los vasos sanguíneos, riñón y
las articulaciones) donde disparan una respuesta inmunitaria fundamentado
en la vía clásica de la activación del complemento y causan vasculitis, glomerulonefrítis y artritis. Hay dos
etapas relacionadas al desarrollo de complejos inmunes, primero el complejo se
forma cuando los anticuerpos IgG e IgM se unen al antígeno, luego de lo cual,
los complejos se tornan de mayor tamaño los que pueden ser eliminados del
cuerpo. Es en la primera etapa de esta formación que no es posible eliminar
estos complejos antígeno:anticuerpo del organismo, por lo que son esparcidos y
depositados en los tejidos mencionados. La reacción puede tardar desde varias
horas hasta días para desarrollarse.
Algunos
ejemplos:
Glomerulonefritis por complejos inmunes
Artritis reumatoide
Enfermedad del suero
Endocarditis bacteriana subaguda
Algunos de los síntomas del paludismo
Lupus eritematoso sistémico
Reacción de Arthus (Pulmón
del granjero).
Tipo 4 - Mediada por células (Hipersensibilidad Tipo
Retrasada o Tardía, DTH).
Artículo principal: Inmunidad celular.
La hipersensibilidad tipo 4 es frecuentemente llamada
tardía, pues la reacción tarda 2 o 3 días en instaurarse. A diferencia de los
otros tipos, no es mediada por anticuerpos, sino por células inmunitarias.
Los linfocitos T CD8 y CD4 cooperadores reconocen
los antígenos en un complejo con el complejo
mayor de histocompatibilidad tipo
I y II. Las células presentadoras de antígeno en este caso son los macrófagos
que secretan IL-12, el cual estimula la proliferación de más linfocitos T.
Los CD4+ secretan también IL-2 e interferón gamma, estimulando aún más la liberación de citocinas, de ese
modo mediando la respuesta inmunitaria. Las células CD8 destruyen las células
diana al entrar en contacto con ellas mientras que los macrófagos activados
producen enzimas hidrolíticas y,
ante ciertos patógenos intracelulares, se transforman en células gigantes
multinucleadas.
Algunos
ejemplos
Arteritis
temporal
Algunos síntomas de la lepra
Algunos síntomas de tuberculosis
Enfermedad celíaca
Dermatitis alérgica.
Otras acepciones
En neurología, psicología y psiquiatría el
término es usado usualmente también para denominar ciertas anormalidades de
carácter sensorial. Por ejemplo, la denominación se suele utilizar para
referirse a la incapacidad de muchos individuos pertenecientes al espectro
autista para soportar el contacto físico con
otras personas. De igual manera, también es utilizado para englobar diversos
síntomas o patologías que aumentan la capacidad de percepción de ciertos
estímulos, como la fotofobia (hipersensibilidad a la luz), hipersensibilidad
auditiva, olfativa, entre otras.
Los 4 tipos de hipersensibilidad, y sus
características
Resumen de los tipos de hipersensibilidad que
pueden afectarnos, y de sus patologías asociadas.
El sistema inmune es esencial para el mantenimiento en el tiempo de los organismos
complejos, pues reacciona y elimina invasores tales como bacterias,
parásitos, virus, sustancias extrañas, células cancerosas y desencadena
respuestas inflamatorias para acabar con las amenazas. Por lo general, las
reacciones inmunes previenen la aparición de enfermedades y contribuyen a la
curación del individuo, pero en otras ocasiones se dirigen a sustancias no
peligrosas y provocan daños a nivel tisular de gravedad variable.
Estamos ante las conocidas
alergias o, más específicamente, reacciones de hipersensibilidad. Este
“desajuste inmune” es una materia cada vez más preocupante a nivel global, pues
la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050
aproximadamente la mitad de la población mundial sufrirá algún tipo de trastorno
alérgico. A día de hoy, la rinitis se presenta en el 25% de los seres humanos,
ni más ni menos.
.
En países como España, se
observa que las tasas alérgicas en infantes aumentan un 2% de forma anual. Esto
se traduce, aproximadamente, en un 100% de incremento en consultas cada pocos
años. Todos estos datos ponen en evidencia la importancia de la
hipersensibilidad inmunitaria en la actualidad, pero ¿sabes en qué consisten
estas reacciones? Si no es así no te preocupes, pues aquí conocerás los 4 tipos de
hipersensibilidad.
¿Qué es la hipersensibilidad?
En primer lugar, es necesario
acotar que las alteraciones del sistema inmunitario se pueden dividir en los
siguientes grupos:
Estados de hipersensibilidad.
Autoinmunidad.
Estados de deficiencia
congénita o adquirida.
Es en la primera variante en la
que nos vamos a centrar. Desde un punto de vista clásico, se define como
hipersensibilidad a una reacción inmune exagerada que produce un cuadro patológico causando
trastornos, incomodidad y, en contadas ocasiones, la muerte súbita.
Este evento tiene mucho en
común con la autoinmunidad, pues se define desde un punto de vista clínico
(según especialistas médicos) como la excesiva o inadecuada respuesta
inmunitaria frente a antígenos ambientales, habitualmente no patógenos, que
causan inflamación tisular y malfuncionamiento orgánico.
Tipos de hipersensibilidad
La hipersensibilidad se puede distinguir en 4 tipos, dependiendo de los
componentes del sistema inmunitario que originan la respuesta. Te
contamos cada uno de estos mecanismos a continuación, siguiendo la escala de
Gell y Coombs, la más famosa de todas a nivel clínico y epidemiológico. Vamos a
ello.
1. Hipersensibilidad inmediata.
Para comprender todo el
conglomerado terminológico que te vamos a lanzar en las siguientes líneas, es
necesario cimentar ciertos conocimientos. Por ejemplo, es esencial saber que un
anticuerpo o inmunoglobulina (Ig) es un tipo de proteína circulante en la
sangre, que “marca” los posibles elementos patógenos, uniéndose a su antígeno
(Ag). Los anticuerpos tienen una forma de Y típica en su variante monomérica,
con una fracción variable (Fab) y otra constante (Fc). Las células inmunes
encargadas de eliminar al patógeno se adhieren a la zona Fc del anticuerpo, que
a su vez está unido al antígeno.
Bien. Una vez comentado esto,
podemos decir que, en la hipersensibilidad inmediata, los leucocitos basófilos y
mastocitos se unen a los anticuerpos IgE a determinados antígenos en las
membranas de dichas células.
Tras un periodo de
sensibilización (un primer contacto con el alérgeno), las células “puestas
sobre aviso” secretan componentes farmacológicos como la histamina, leucotrieno
y prostaglandinas, cuyo efecto inmediato es la vasodilatación y la contracción
del músculo liso. Se trata de una respuesta inmediata, cuya sintomatología
depende bastante de la forma de entrada del antígeno, la dosis soluble del
mismo y el tipo de respuesta de los mastocitos. Este tipo de reacciones
provocan atopia, anafilaxia y asma.
La gravedad de este cuadro clínico depende de si la respuesta es
localizada o sistémica. Cuando la respuesta alérgica es sistémica
y grave, estamos ante un caso de anafilaxia, caracterizado por la siguiente
sintomatología:
Reacciones cutáneas súbitas.
Presión arterial baja
(Hipotensión).
Constricción de las vías
respiratorias, que pueden causar dificultad o imposibilidad respiratoria.
Pulso débil y acelerado.
Náuseas, vómitos y diarrea.
Pérdida de conciencia y
desmayos.
Ante una respuesta alérgica
sistémica, la única opción posible es acudir con presteza a un centro de
urgencias o, en su defecto, realizar sobre el paciente la inyección de
epinefrina que debería llevar consigo y luego llamar a los profesionales
médicos. En este grave cuadro clínico, cada segundo cuenta.
2. Hipersensibilidad por anticuerpos citotóxicos.
También conocida como
hipersensibilidad por anticuerpos a secas, esta variante se caracteriza
por la unión de los anticuerpos
producidos por el sistema inmune a antígenos presentes en las superficies de
las propias células del paciente.
En este caso están involucradas
las inmunoglobulinas (o anticuerpos, es lo mismo) IgM e IgG. Estas células, que
parecen patógenas pero en realidad no lo son, son reconocidas por los
macrófagos y células dendríticas, que actúan como presentadoras del antígeno,
fomentando que los linfocitos B generen aún más anticuerpos para ellas. Así
pues, se acaban señalando como patógenas células que realmente no lo son, con
su consecuente destrucción errónea.
Un ejemplo claro es la anemia hemolítica autoinmune. En
ella, se generan anticuerpos contra los eritrocitos o glóbulos rojos
circulantes, que terminan siendo destruidos y causan patologías en el paciente.
Como verás, esto no se trata de una respuesta alérgica, sino de un fallo del
sistema inmunitario.
Aun así, existen otras muchas
patologías más mediadas por anticuerpos citotóxicos. Entre ellas podemos
encontrar el síndrome de Goodpasture (el sistema inmune ataca a los glomérulos
del riñón y al tejido de los alvéolos pulmonares), pénfigo (destrucción de
estructuras epidérmicas), trombocitopenia inmune (destrucción errónea de las
plaquetas circulantes), fiebre reumática y otras muchas más patologías.
Recuerda lo siguiente: en esta variante, los anticuerpos se unen a células que
no deberían, causando su destrucción temprana. No tiene nada que ver con la
respuesta alérgica típica.
3. Hipersensibilidad mediada por inmunocomplejos.
Este tipo de
hipersensibilidad se produce por la deposición de inmunocomplejos en ciertos tejidos.
Conocemos como inmunocomplejos a la unión de un antígeno y un anticuerpo
(Ag-Ac), que normalmente son eliminados durante el desarrollo de la respuesta
inmunitaria.
Por desgracia, cuando las
agregaciones de las inmunoglobulinas IgM e IgG con sus antígenos son demasiado
grandes para poder ser eliminadas, pueden depositarse en tejidos y desembocar
en señales de ataques inmunes erróneos. Por otro lado, si la dosis de antígenos es
muy alta y de forma intravenosa, se producen más inmunocomplejos de los que
pueden ser eliminados por el organismo, por lo que se acumulan
en el interior de los vasos, riñones y articulaciones. Los síntomas más comunes
en estos casos son vasculitis, nefritis y artritis, que solo aparecen de forma
esporádica hasta que los inmunocomplejos son eliminados del todo.
Otras patologías relacionadas
con este tipo de hipersensibilidad son la glomerulonefritis (inflamación de los
glomérulos del riñón), artritis reumatoide, endocarditis bacteriana subaguda
(inflamación del tejido cardíaco) y lupus eritematoso sistémico, entre otras.
4. Hipersensibilidad retardada.
También conocida como “mediada
por células”, este tipo de hipersensibilidad, como su propio nombre
indica, es mediada por las células
linfocitos T. Estos linfocitos se sensibilizan al entrar en
contacto con un antígeno concreto, y pueden dañar al tejido por su efecto
tóxico directo o a través de la liberación de sustancias solubles (linfocinas).
En resumen, son respuestas tardías que se producen ante un antígeno al cual los
linfocitos ya estaban sensibilizados.
Consideraciones finales.
Como habrás podido observar,
cuando hablamos de las alergias nos estamos refiriendo a la hipersensibilidad
inmediata, mediada por las inmunoglobulinas IgE. El resto no son procesos
alérgicos per sé, pues no es que el sistema inmune esté actuando de forma
desmedida debido a un agente foráneo, sino que destruye tejidos propios del
organismo por equivocación. Sin ninguna duda, los tipos de hipersensibilidad
2,3 y 4 son bastante más perniciosos y mucho menos comunes que el primero (a
menos que hablemos de una anafilaxia).
Resumen.
Como hemos dicho en las
primeras líneas, el sistema inmune es esencial para el bienestar y
mantenimiento del organismo. Aun así, como toda maquinaria viva, está sujeta a error, pudiendo actuar de
forma desmedida contra sustancias que realmente no son dañinas e,
incluso, matando componentes celulares esenciales para el propio organismo.
Imagina el desastre que supone
que el sistema inmune conciba como amenaza a los glóbulos rojos o las
plaquetas. Todo esto se traduce en un efecto cascada que se manifiesta con
múltiples síntomas en el paciente, la mayoría de ellos severos. Por suerte,
estas condiciones no son comunes.
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Enfermedades atópicas
Hipersensibilidad
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