JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"México: Sombra y Luz"
El
día de la víspera del tradicional grito de independencia, asistí a una
conferencia sobre comunicación digital. El ponente fue el colega Francisco
Javier Carrillo Huerta, de NTV (antes Nayarit en Línea), el lugar el auditorio
de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), la
circunstancia el programa del Primer Encuentro de Comunicadores, auspiciado por
la organización Comunicadores Unidos de Nayarit (COMUNA) presidida por mi amigo
Alfonso De La Vega, a quien felicito desde este espacio por su interesante
intento de acercar las nuevas herramientas de la tecnología a los comunicadores
y periodistas.
Entre
muchos otros puntos de su ponencia, me llamó la atención una fotografía que
servía de soporte a una nota informativa en medios digitales. En ella, se
observa un cadáver cubierto por una sábana, una persona asesinada a tiros que
yacía en el piso, la cinta típica de protección de la escena del crimen, un
policía uniformado, de pie y de frente, mientras una madre muy joven, que lleva
de la mano a un menor, pasan a un costado del lugar. El niño ni voltea a ver el
cuerpo inerme, mientras que la señora apenas lo hace de una manera muy
disimulada. Esa escena sirvió de marco para algunas preguntas de los
concurrentes. Que si hubieran publicado la foto si el cadáver no hubiera tenido
la sábana encima, que si no hay una implicación legal por publicar el rostro
del policía, etcétera.
En
esa oportunidad no participé ni comentando ni preguntando, pero me quedé cavilando
en algunos otros significados de esa imagen fotográfica. Encontré varios en
ella. La escena con el cadáver me pareció el día a día de nuestra realidad
actual, una violencia atroz, grosera y despiadada. El policía de pie, con una
postura indolente, ejemplificaba justo el papel que están jugando las
autoridades. Una expresión de ineptitud o, peor aún, de complicidad, que ni
mira hacia el cuerpo del delito que es la prueba fehaciente de la violencia, ni
mira a la sociedad, representada por la mujer y el niño. Pensé en lo triste que
resulta ver el rostro doliente de una sociedad que se desploma desgarrada de
dolor, con una voz callada por el miedo. Pero, también pensé en lo terrible que
resulta comprobar que cada vez se pierde más la capacidad de asombro. Lo que
hace apenas unos años era privativo de unos pocos lugares, hoy es el común
denominador de todo nuestro país, unos más, unos menos, pero todos sufriendo el
mismo flagelo social.
Era
una imagen fuerte sin duda alguna, pero que no es nada comparada con otras
imágenes que circulan por las redes sociales. Sin salirnos del concepto
periodístico, sin abandonar el contexto de los medios digitales, me remonto a
una publicación atribuida a Gustavo Suárez, un reportero de un medio de
comunicación denominado “Frontera”, que muestra una fotografía donde se aprecia
a un grupo de personas, hombres, mujeres y niños, comiendo con aparente
naturalidad en un puesto de tacos y tortas de una colonia, mientras a escasos
metros, atrás de los comensales, se encuentra un cadáver, una persona, al
parecer ultimada por disparos de arma de fuego. Todo eso, según la nota, en
Tijuana, Baja California. Esto resulta espeluznante, aterrador, escalofriante,
y no se me ocurren más sinónimos por el momento. Mientras, que según parece, ya
los habitantes de esa ciudad ni siquiera se inmutan. Es impresionante la
indiferencia social ante esos sucesos violentos. Se puede inferir que esa escena tan
macabra es el “pan nuestro de cada día”.
Si
podemos circular sin asombro ni temor por escenarios como ese, otros similares
o peores, entonces ¿Qué cosa nos puede ya incomodar en este mundo? Cómo podemos
inconformarnos, molestarnos o sentir escalofríos por situaciones de orden
básico, de disciplina o de civismo, si el viaje de Dante y Virgilio a los
infiernos y purgatorios resulta ser un juego de niños ante la sombría realidad
nacional de este México que se sigue autonombrando independiente, mientras, por
otro lado, parece que se desploma a pedazos.
Me
quedé pensando durante mucho rato acerca de esto que estoy escribiendo para
ustedes, intentando atrapar su atención. Reviví mentalmente muchos momentos de
los últimos años en nuestra entidad y en nuestro país. Recordé hechos
sangrientos, violencia inusitada, cuerpos destrozados, secuestros, despojo de
patrimonios, desapariciones forzadas, enriquecimientos ilícitos, “compadrismo”,
“valemadrismo”, corrupción, impunidad, burlas y humillaciones para un pueblo
dolido y agobiado por la miseria, cinismo castrante por parte de los gobernantes
de aquí, de allá y de acullá.
Fue
entonces cuando retomé el control y pensé que no todo está perdido aún. Imaginé
escenarios halagüeños en futuros cercanos. Me dio por pensar que estaba entre
las líneas de uno de mis cuentos y que tenía la facultad y el mágico poder de
crear el final feliz que me apeteciera. Me sentí como un omnipotente
confeccionador de historias y de vidas. El poderoso alquimista que crea mundos
maravillosos para que las personas vivan felices. De repente creí que el poder
mágico de mi pluma era capaz de escribir historias distintas, nobles,
luminosas, prósperas, dichosas y que, al influjo de la imaginación, el mundo
aceptaría mis propuestas, mis locas invitaciones al certamen de la felicidad.
En
verdad, parece una locura lo que digo, una “mafufada” como decimos en México. Pero,
es la gracia de esa locura la que sostiene a muchas personas de pensamientos
útiles. Es esa chispa de esperanza y voluntad de hacer, desde disímbolas
trincheras, la que mantiene de pie a un numeroso grupo de mexicanos y mexicanas
que no dejamos de mirar al horizonte. Es ese espíritu de libertad, de orgullo
nacional, de conciencia social y de amor a la patria, lo que nos hace vibrar de
verdad en un grito de independencia. Es el anhelo de una patria mejor, más
equitativa, llena de oportunidades reales, de respeto, donde sólo las ganas de
vivir, de luchar y trabajar por futuros más dignos sean las divisas que
necesites en el bolsillo de tu corazón.
Parece una loca ilusión querer ver a un
México de pie, poderoso, rico en recursos materiales y espléndido en mentes
brillantes y corazones patrióticos, que piensen con espíritu colectivo, que
crean en la posibilidad de un progreso general, que sueñen con un país sonriente,
optimista, con presentes dignos y futuros luminosos y promisorios. Un país sin pobreza, sin personas marginadas,
sin grupos étnicos discriminados, sin políticos corruptos, sin saqueadores del
erario. Un país con oportunidades
para la ciencia y la tecnología, para la democracia, para los maestros, para
las mujeres y los niños, para los artistas e intelectuales, en fin, un país para
todos los mexicanos.
Será
que esa imagen fotográfica me hizo reflexionar sobre todo lo que les comenté
hoy, o será quizá que solo aproveché el pretexto para decirles el México que
quiero ver cada mañana. O será quizá, finalmente, que este es el tipo de visión
que quiero que me inspire para decir, con mi corazón en la mano y la fuerza de
un pueblo en mi voz: ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.