JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Día de Muertos"
Cuando
este texto esté en sus manos habrá culminado la serie de eventos, públicos y
privados, relacionados con la conmemoración del «Día de los Muertos» o «Día de
los Fieles Difuntos».
Es
gratificante percatarse que las tradiciones mexicanas se siguen conservando y
continúan siendo parte esencial de nuestra cultura. Aunque esta celebración
ocurre en algunos otros países, sobre todo en Mesoamérica, la versión mexicana
es única. Los colores, las formas y toda la parafernalia que ocurre alrededor
de estos eventos, dejan ver la creatividad de los millones de personas que
participan en estas celebraciones. Desde los deslumbrantes desfiles de catrinas
y catrines, en los que participan
miles de hombres y mujeres de todas las edades, niños, niñas, adultos mayores,
y principalmente jóvenes; hasta los hermosos altares dedicados a personajes
famosos o queridos, internacionales, nacionales o locales, personas que adquirieron
la calidad de inolvidables por su ciencia o su virtud, que con su paso, su vida
y sus acciones, dejaron huella en el corazón de la sociedad que, a través de
estas maravillosas creaciones, les rinden merecidos homenajes.
En
todas partes sólo se habla de esas conmemoraciones. En la capital de la
república, específicamente en San Andrés Mixquic, alcaldía de Tláhuac, tiene
lugar una de las más importantes y reconocidas celebraciones del día de
muertos. Esta localidad, reconocida por la UNESCO como patrimonio de la
humanidad, recibe en esos días más de cien mil visitantes que gozan de un
programa en el que destacan La Alumbrada,
un espectáculo nocturno de velas, que alumbran con hermosas y fantasmagóricas
formas las tumbas y flores del panteón; los concursos de calaveras de cartón y
la escenificación de un cortejo fúnebre, en donde de manera jocosa la supuesta
viuda del supuesto difunto, dice al público frases picarescas.
Nuestra
ciudad de Tepic, pues también tiene lo suyo. No sé si en todas las dependencias
del gobierno estatal sucede lo mismo, pero en la Secretaría de Infraestructura,
se realiza cada año una misa a la que asiste el personal y las autoridades
administrativas, además de algunos invitados, y este año no fue la excepción. En
esta ceremonia religiosa se recordó a los trabajadores y trabajadoras que
fallecieron durante el año en curso y se pidió por sus almas. Se pidió también por
la salud y el éxito individual y social de la dependencia, así mismo, se
propicia un saludo de paz entre los asistentes, que de manera simbólica lima
cualquiera aspereza en el trato laboral. Todos se extienden la mano en señal de
armonía e incluso la mayoría se brinda un abrazo, excepto los representantes de
los sindicatos adversos (Digo, al menos eso es lo creo que vi). Una vez
concluida la misa, se realizó la bendición del altar, dedicado a los fallecidos
del año y se ofreció a los asistentes el tradicional pan de muerto, acompañando
por un rico chocolate caliente. Bien por quienes hacen posible que estas bellas
acciones se conserven para siempre.
Es
imposible pasar por alto el interés que despierta entre los habitantes de la
capital nayarita y algunos visitantes, el espectáculo mágico, un poco fúnebre,
pero amoroso y artístico, que se desarrolla durante los dos primeros días de
noviembre en la calzada del panteón, que adquiere la categoría de museo de los
altares de muertos y bulevar de los sueños eternos. Ese espacio, que marca la
ruta hacia el camposanto, el lugar que simboliza la última estación del viaje
terrenal y el principio de la trascendencia y la luz, se convierte, por unas
horas, en la meca de las expresiones artísticas donde todos quieren participar.
Se inicia con el desfile de Catrinas y Catrines, con origen en la Plaza
Bicentenario y conclusión en el Panteón Hidalgo. Ya en esta sede, se inaugura
el evento y se disfruta de muchas sorpresas para los visitantes, entre las que
se pueden mencionar el concurso de altares, propiamente dicho, obras de teatro,
música, cuentos de ultratumba, transmisiones de radio y televisión en vivo,
entre muchas otras cosas.
Cada
pueblo tiene su propia rutina y conserva sus costumbres ancestrales. Muchos de
ellos desconocen el origen prehispánico de estos ceremoniales y aunque también
elaboran sus altares de muertos, ignoran lo que las culturas antiguas referían
como parte de sus creencias acerca de la vida ultraterrena. Quizá no oyeron ni
oirán jamás del Mictlán, el Tlalocan o el Omeyocán, pero siguen conservando las tradiciones del altar, las
coronas de flores de papel y, en algunos lugares, el uso del humo del copal.
En lo
que respecta a mi pueblo natal, Tecuala
La Orgullosa, esos días se dan (nos damos) cita en el panteón municipal todo el mundo, usando esa vieja frase
anterior para decir que es muchísima gente, tanta que sería difícil
contabilizarla. Lo común es ver a toda esa gente limpiando las tumbas de los
familiares y las áreas aledañas, ya sea por propia mano o por encargo laboral; el
caso es que todos acudimos a realizar esa insoslayable tarea y llevar algún
detalle floral, sea natural o sea artificial, así como alguna veladora.
Yo
siempre he dicho que el luto se lleva en el corazón y que no necesitas un lugar
para llorar una pérdida, pero no cabe duda que la tumba de un ser querido es un
punto de referencia, un lugar que significa el nudo que amarra el cordel del
recuerdo. Si no fuera así por qué entonces cuando llego a ese lugar empiezo a
platicar con mi madre o con mi padre, como si estuvieran vivos, así como cuando
llegaba a casa a saludarlos en una de mis recurrentes visitas. ¿Será producto
de mi locura el decirle, hola madre ya estoy aquí, vine a verte? «Hola, jefe,
aquí estoy». ¿Creíste que no vendría? Sentarme despreocupadamente por un buen
rato en la tumba y sentir que están felices porque me ven ahí, acompañándolos. ¿Es un lazo de amor invisible que no
termina de esfumarse nunca? ¿Es una costumbre muy arraigada que provoca
sensaciones tan extrañas como placenteras? No lo sé. Pero de lo que sí estoy
seguro es que me provoca cierta paz, una quietud interior única, como esa
sensación que tienes con el deber cumplido, pero un poco más espiritual, un
poco más profunda, un poco más amorosa.
Para
finalizar el comentario, quiero hacer una mención, deseo o plegaria a favor de
quienes por desgracia han perdido a un ser querido pero no tienen un sitio
donde ir a visitarlo. Me refiero a los padres, hermanos, hijos, parientes de
alguien que ha sido desaparecido y no saben, si es que ha fallecido por la
acción de manos criminales, donde pudiera encontrarse. Pido a Dios que los
desaparecidos sean encontrados, ojalá estuvieran vivos y, si desafortunadamente
no es así, que puedan tener su descanso eterno al lado de sus familias y que jamás vuelvan a repetirse esas
reprochables atrocidades.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.