jueves, 22 de marzo de 2018

"Expropiación Petrolera"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"Expropiación Petrolera"


El día que escribo este artículo se conmemora (antes se celebraba hoy se conmemora) el día en que el petróleo se expropió a los extranjeros y se entregó al pueblo mexicano. Digo lo anterior, partiendo del hecho de considerar la celebración o el festejo como algo alegre, festivo, algo que nos produce alegría u orgullo y la conmemoración como aludir un hecho trágico o solemne en extremo.

Este breve proemio es suficiente para el comentario que haré a continuación. El título de este artículo, de manera excepcional, indica con claridad el tema del mismo, cosa que no es muy usual en mi estilo.  También es muy clara la tendencia de la opinión, pero qué se le va a hacer, hay cosas que no se pueden ocultar, como el dinero, el amor, o lo menso, según un dicho popular mexicano.

Bastaron solo ochenta años para revertir el resultado de aquella lucha histórica que encabezó el Gral. Lázaro Cárdenas Del Río, a la sazón Presidente de la República, basada en el nacionalismo revolucionario (que alguna vez fue del PRI) que le regresó al pueblo mexicano la legítima propiedad de su petróleo. Acción memorable y patriótica que le mereció el apodo cariñoso de “Tata Lázaro”. Fue tan importante, tan trascendental, esa epopeya para los mexicanos de entonces, que quisieron ser o se sintieron hijos de aquel presidente valiente y leal. Hoy, después de ocho décadas, un presidente de la república, arropado por la complicidad de desleales legisladores, hacen todo lo necesario para regresarles a los extranjeros la potestad que les fue arrebatada con legalidad y con visión de estadista. Hoy Peña Nieto (agg… da "güeva" mencionarlo, por eso, si lo hago de nuevo será como EPN) le da un giro completo a la rueda de la historia y echa a la basura la gesta patriótica de aquel 18 de marzo de 1938. Por esa razón, si EPN se erigiera, después de su histórica hazaña de traicionar a México, tal vez también como un padre para los mexicanos, aunque con la diferencia que todos quisiéramos ¡SER HUÉRFANOS!

Quizá para muchos no les queda muy claro este hecho histórico. Tal vez algunos sigan creyendo que cuando Cárdenas era presidente, se le ocurrió un día que estaba “reflexionando” en la taza del sanitario, que a lo mejor era una buena idea “expropiar” el petróleo. ¡Claro que no! Detrás de esa decisión difícil y peligrosa estaba toda una secuencia de hechos sociales y económicos que daban cuerpo a tamaña decisión. No sólo era la explotación de los recursos naturales (petróleo y derivados) sino también la explotación laboral de miles de mexicanos discriminados por las compañías extranjeras que usufructuaban el oro negro. La situación laboral de aquellos días era sumamente caótica, porque existían demasiados sindicatos, pequeños y débiles, debido a que cada compañía tenía su representación. Las pretensiones de mejoramiento de sus condiciones laborales eran anuladas por el control que ejercían sus patrones, que se unían para decidir, generalmente en contra o lo que les convenía a ellos, situación que cambió cuando en 1935 se lograron unificar dentro del “Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana”.

La expropiación petrolera, cosa que muchos desconocen, tiene su piedra angular en la lucha sindical. Fue un proceso socio económico bastante identificable en que predominó la lucha por un contrato colectivo decoroso, que incluía la instauración de la semana de cuarenta horas, y sueldos apropiados, incluso el pago de salarios completos cuando el obrero se enfermaba. Ante la negativa de las compañías petroleras a dichas demandas, se tuvieron que ir a la huelga general.

Por esa razón, se puede decir que no fue un capricho de “Tata Lázaro” promulgar la expropiación del petróleo a los extranjeros. Las compañías, no obstante pasar por los dictámenes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje e incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no acataron a tiempo el laudo y la ejecutoria, emitidos en el sentido de pagar los salarios completos de los trabajadores, intentando proponer sólo la mitad. Un hecho sin precedente, este acto republicano que unificó el criterio de todas las clases y estratos sociales, incluido el clero, que pocas veces simpatizaba con decisiones tomadas por el gobierno. El pueblo se solidarizó con  el presidente, hubo marchas y manifestaciones de apoyo a esa decisión. Si hoy se reuniera el pueblo en torno al presidente, sería para decirle que se LARGARA.

Ese episodio de la historia, el regresar a manos mexicanas la riqueza del subsuelo, es de un alto contenido emocional, ya que puso de manifiesto la unidad de un pueblo ansioso de justicia social. Los distintos sectores de la población se manifestaron por su parte y unidos en torno a la figura presidencial. Las mujeres se pronunciaron a favor y cooperaron con joyas y otros objetos,. Los empresarios, incluso los que ordinariamente no coincidían con Cárdenas, los jóvenes, los obreros, los campesinos y hasta los niños colaboraron, de acuerdo con su capacidad para reunir dinero para cubrir parte de la indemnización a las compañías extranjeras que, muy inteligentemente, se planteó a diez años de plazo.

Es difícil sustraerse a seguir escribiendo sobre una historia tan llena de datos gratificantes, pero finalmente no era el ensayo histórico el objetivo de este artículo. Intentaba sólo poner en contexto esta página de nuestra vida nacional. Rescatar, incluso, los valores subyacentes en ella, que no son pocos. Dejar una pincelada del significado tan importante que tiene esa inusual simbiosis entre pueblo y gobierno, que hoy por hoy, éste último está muy alejado de la voluntad del primero, desacatando flagrantemente lo que señala la constitución federal en su artículo 39: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

En fin, está más que claro que el gobierno de EPN, es desleal a la soberanía nacional. No sólo en lo que concierne al asunto que estoy comentando en este texto, sino en muchos otros aspectos que tienen que ver con los derechos del pueblo, de su bienestar, de su desarrollo y su seguridad. Por tanto, “no hay mucho que festejar” en este octogésimo aniversario de la expropiación petrolera. Y mejor aquí le dejo, porque en unos momentos tendré que ir a cargar gasolina y da mucho coraje que con trescientos pesotes sólo me alcance para míseros quince litritos, y digo así en diminutivo, no sólo por el exorbitante precio sino porque además es muy usual que no sea un litro, sino un litrito de 900 u 800 mililitros. ¡Pa´acabarla de fregar!

La única buena noticia de todo esto es que, así como este y los anteriores gobiernos federales, acompañados y convalidados por nuestros flamantes representantes populares (Güácala), pudieron tejer todo el entramado legal y administrativo para apoderarse de los bienes de la nación, así también podría un nuevo y buen gobierno, destejer esta ambiciosa telaraña y revertir las “reformas estructurales” que han dañado y hundido en la miseria a un pueblo cada vez más empobrecido. Iba a aplaudir que “Eso depende de nosotros mismos” pero de pronto me quedé quieto para preguntarme: ¿Será esto suficiente? ¿La gran mayoría social estaremos conscientes de ello? Esperemos.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.