Nuestra
entidad se encuentra de nuevo en la desgracia (y por ahora no me refiero a
ningún desastre causado por la clase política). Ahora fue “Pamela” la que trajo
consigo una increíble cantidad de lluvia que propició la furia de las
corrientes que desbordaron los ríos y arroyos habidos y por haber que buscaron
su salida natural destruyendo todo lo que se encontraron a su paso.
Se
siente una terrible tristeza al mirar los estragos causados al patrimonio de
miles de familias nayaritas que apenas se recuperaban de la similar tragedia
ocasionada por el huracán “Willa” hace tres años exactos. Si no estuviera
“curado de espanto” diría que es como como si uno de los jinetes del
apocalipsis hubiese galopado por los calurosos rumbos de los municipios de la
zona norte de Nayarit. Lo peor de todo es que parece que, como tantos otros que
conocen nuestro estado, se sintió tan cómodo que decidió instalar su campamento
en estas latitudes. Con esto quiero decir que estos eventos naturales, los
huracanes, son cada vez más recurrentes y más feroces.
Como
tecualeño que soy, recuerdo tragedias similares en tiempos añejos. Algunas de
ellas las he citado en artículos periodísticos o en publicaciones digitales en
mis redes sociales y créanme que, a pesar de sus naturales similitudes, cada una
de ellas tiene su propia especificidad, su huella digital, sus características
propias, aunque el común denominador sea la destrucción y la tristeza. Los
tiempos cambian pero las tragedias se miden siempre con el mismo rasero. Más
allá de la cuantificación de daños económicos (que van desde la pérdida de los
menajes familiares hasta la destrucción de cosechas, la merma en el número de
cabezas de ganado, la destrucción de infraestructura productiva y social) que agudizaron la crisis generada por la pandemia,
se destaca, y eso es digno de señalar, la solidaridad de la sociedad civil de
nuestro estado y la siempre bien recibida generosidad de localidades o municipios
de otras entidades federativas del país. Esa es la parte gratificante de este
penoso asunto.
La
ESPERANZA (mejor cambiaré esta palabra para eliminar cualquier posibilidad de
tinte político a la temática) diré en su lugar la FE perdida en la sociedad y a
veces hasta al nivel de género humano parece reivindicarse y resurgir como
anuncio luminoso de neón en medio de una oscuridad tenebrosa.
Miles de personas
reaccionando con una voluntad inquebrantable, haciendo donaciones de víveres,
ropa, productos de limpieza, enseres domésticos, colchones y un sinfín de
artículos que son de carácter indispensable e invaluables para nuestros
hermanos nayaritas en desgracia. De igual manera, multitudes completas se suman
a las brigadas voluntarias de limpieza que de manera aislada o complementando
las acciones de las dependencias de gobierno, organizaciones no
gubernamentales, clubes de servicio social, organizaciones de
migrantes nayaritas, particulares y otros más, forman un frente común que se
caracteriza por la devoción, el apasionamiento y el espíritu de servicio a la
comunidad.
Auténticas
batallas contra toneladas de lodo y basura se están librando ahora mismo en
distintos puntos de la geografía nayarita. Múltiples gestos de la bondad humana
en su máxima expresión se están presentando en todos los sitios que hay
damnificados. No dudo en que habrán de presentarse algunos detalles de mal
gusto en todo este proceso humanitario, eso no se podrá evitar nunca. El típico
politicucho o politicucha (por aquello de
la igualdad sustantiva) que querrá llevar
agua a su molino, haciéndose publicidad con la tragedia, o el vivales que
aproveche la confusión y la buena fe de las personas para sacar alguna ganancia
ya sea material o política. Saldrán también los que todo critican pero que nada
aportan a la solución del problema, los que culpan a Dios por la falta de
empatía hacia sus hijos y los hijos de…Dios que se aprovechan de la situación
para lucrar con ganancias malditas en sus negocios. En fin, de todo habrá en
este nuevo episodio de las tragedias humanas que, en la mayoría de los casos,
son inevitables.
En
ese contexto surgen las ineludibles interrogantes. ¿Se podrá hacer algo para
evitarlas? Y en el desdoblamiento de las respuestas asoma la necesidad de
fragmentar el problema para poder responder algunas de sus vertientes. No es
posible evitar los huracanes (y cada vez serán más devastadores por el efecto
mortífero del calentamiento global) ¿Entonces habrá que resignarse a tener cada
tres años, quizá dos y probablemente cada año (porque todo año tiene sus
temporadas “oficiales” de huracanes) el nivel de afectaciones al patrimonio
familiar y público, cómo ha venido sucediendo? Aquí es donde dejamos abierto el
paréntesis para que al proceso de reflexión se unan las opiniones de expertos
en la materia, es decir, verdaderos profesionales de la ingeniería, de la
hidrología, del medio ambiente y de todas las ciencias afines a la probable
solución de esta terrible problemática. No se trata de proponer cosas a la
ligera, que si se construyen presas o represas para controlar el agua en la
sierra de Durango, que si se taponean algunos afluentes de ciertos ríos, etc. Se
trata de impulsar proyectos profesionales de alta ingeniería a propuesta de
profesionales civiles o gubernamentales que pudieran encontrar solución si no
definitiva si al menos diseñar sistemas de control por un lado y de protección
por otro, que pudieran mitigar la intensidad de las catástrofes provocadas por
la saturación de los caudales de los
ríos derivada de los remanentes de los huracanes.
Mientras
tanto, convocar a todos los ciudadanos y ciudadanas nayaritas a seguir
mostrando ese espíritu solidario para quienes sufrieron la tragedia de perder
sus propiedades. No es necesario grandes cosas o cantidades, todo es en la
medida de las posibilidades de cada quien. De igual manera quienes puedan,
quieran y tengan la capacidad física y la salud adecuada, apoyar en la limpieza
y retiro del lodo de las viviendas y calles afectadas, súmense a las brigadas
voluntarias. Quienes, por razones de salud, estemos impedidos de realizar esas
labores, debemos encontrar algunas formas de apoyar a nuestros paisanos.
Seguramente que habrá muchas opciones cuando de ayudar se trata. ¡Fuerza
Nayarit!
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.