Por: José Manuel Elizondo Cuevas.
Creo que al menos una vez en la vida, todos
hemos escuchado la famosa frase: “Estoy que me lleva el tren”.
Por lo general, esta frase la usamos en
México para decir que estamos furiosos o en forma más coloquial, como sustituta
de la aún más famosa: “Estoy que me lleva la %&”#*+…”
Digamos que esta última frase, es la
que más se acerca a la expresión generalizada de los conductores cuando estamos
a punto de cruzar la vía del ferrocarril que se ubica en las cercanías de la Avenida
Insurgentes, en el Boulevard Gobernadores para ser más exacto. Estamos cerca de
hacerlo o quizá a unas calles de llegar al sitio y justo, en ese momento, pasa la
imponente mole de hierro del ferrocarril, más conocido por nosotros como el
tren.
Ahí nos quedamos atorados, a veces
unos cuantos minutos, cuando bien nos va. Pero, en más de una ocasión, me ha
tocado permanecer estático más de veinte minutos, incluso mejor he tenido que
darme la vuelta y rodear por el Fraccionamiento Lagos del Country para
incorporarme de nuevo a la circulación en la Avenida Insurgentes.
Es realmente muy incómodo, sobre todo
cuando se tiene la premura de llegar a tiempo, ya sea al trabajo, a la escuela,
a la cita médica o a cualquier otro compromiso y ves con desesperación una
pared de fierro que no sólo está inmóvil sino que en muchas ocasiones se pasea
juguetonamente de un lado a otro, mientras que los conductores y algunos
peatones estamos que “Nos lleva el tren”.
El comentario me pareció obligado
porque en los primeros días de este mes, noté que el ferrocarril pasó un mayor número
de veces, al menos en el cruce al que me he venido refiriendo. A golpe de
costumbre, sobre todo por el “melodioso” sonido de su claxon, me puedo percatar desde la comodidad
de mi casa, cuando el mastodonte sobre rieles está haciendo su paso triunfal,
arrancando una buena cantidad de mentadas, de ambos lados de la vía.
Según mis modestas apreciaciones, el
pitido del gigante de acero se escuchaba cerca de las seis de la mañana, a
veces por la tarde y otra por la noche, así como las comidas, tres veces al
día. Pero últimamente lo escucho a cada rato y me lo encuentro a cualquier hora
que intento cruzar esas vías.
Me parece una verdadera lástima que
una vialidad tan buena, incluso espectacular, tenga tan poca utilidad cuando
sucede lo que estoy comentando. Es como pasar tan sólo en unos minutos de lo
sublime a lo ridículo.
Aclaro que no es una crítica directa a
las gestiones gubernamentales que hicieron posible esta obra, al contrario, son
bienvenidas ese tipo de acciones, sólo es un lamento normal, un sentimiento de
resignación por el sufrimiento cotidiano de los que usamos esta ruta.
Mucho se ha comentado sobre las
posibles soluciones a esta problemática, que más que una simple cuestión vial
adquiere matices de un asunto de desarrollo urbano. Esto obedece, en gran parte,
al crecimiento natural, aunque un tanto desordenado, de la ciudad, que ha
rebasado cualquier previsión sobre las consecuencias que tiene el hecho de que
el ferrocarril cruce por varios puntos de nuestras calles.
Una de las soluciones, quizá la más
idónea, pero también la más cara, sería la realización del proyecto del
libramiento ferroviario, o dicho de otro modo “sacar las vías” de Tepic. Es
obvio que por la naturaleza del proyecto, las implicaciones jurisdiccionales y
los estudios previos, tanto de impacto ambiental, derecho de vía, cambio de uso
de suelo, entre otros, así como la propia infraestructura, se estaría hablando
de una inversión aproximada de mil quinientos millones de pesos (según fuentes
federales) proyecto en el que también se considera la construcción de una nueva
estación del ferrocarril allá por la localidad de San José de Costilla en el Municipio
de Xalisco.
Otra solución quizá más viable, en
razón del monto de la inversión, sería la construcción de pasos a desnivel en
el Boulevard Gobernadores y en el cruce de la Av. Guadalajara y Boulevard
Colosio, obras del mismo tipo de la que recién se inauguró en la Av. Aguamilpa de
La Cantera, que tuvo un costo aproximado de 76 millones de pesos.
En mi opinión, cualquiera de las
soluciones que comento en esta nota pueden ser factibles, sobre todo si se
sigue cristalizando la cercanía del Gobernador Roberto Sandoval con el
presidente Peña Nieto, además que el mandatario nayarita tiene interés en este
asunto desde que fue alcalde de Tepic. Por otro lado, parecer ser que hay
acercamiento de los gobiernos federal y estatal con FERROMEX, para analizar
aspectos relacionados con los futuros proyectos de pasos del ferrocarril y por
el otro, resulta prometedor el entusiasmo que ha dejado ver el actual
Secretario de Obras Públicas, Gianni Ramírez Ocampo, para “echarle los kilos” a
las “Grandes Obras”, esperemos que esta historia tenga un final feliz.
Estoy muy consciente de que este tipo
de proyectos, por su propia magnitud, requieren de mucho tiempo para su
realización, así que debemos armarnos de paciencia, sin perder ni la ilusión ni
el entusiasmo, pero en tanto esto se concreta, sería muy bueno que las
autoridades normativas, la SOP o el propio gobernador gestionaran o conciliaran
con FERROMEX, la regularización de los horarios de cruce y maniobras para reducirlas
al mínimo, si esto fuera posible. Todo con el justificado afán de que “NO NOS
LLEVE EL TREN”.
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO – LOS
ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA- COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com