JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"El Pozo de los Deseos"
Es
placentera la oportunidad de regresar al mundo de la comunicación. Sobre todo
si considero que lo que verdaderamente vale la pena es la renovación del
contacto con mis asiduos lectores, más si supongo que haberlos extrañado
durante este receso tiene, al menos en parte, un buen nivel de reciprocidad.
Es un
hecho inobjetable que se pierde el ritmo de las actividades cuando, por
descanso u otras circunstancias, éstas se ven interrumpidas. Se sabe o se
piensa que cuesta un poco volver a tomar el nivel de intensidad o de dinamismo
que se tenía al término del año, pero eso es completamente natural y comprensible.
Nada tiene que ver con la modorra o el desgano personal, es parte de un proceso
natural de adaptación. Pero, la información no se detiene nunca, así que lo
mejor será intentar recuperar a la brevedad posible el flujo de ésta.
De noticias
y sucesos hay mucho que comentar. Pero, antes de entrar en materia, cualquiera
que sea la elegida o elegidas, quisiera usar una parte de este espacio para
desear que mis compañeros y compañeras de este semanario, familiares, amigos,
amigas y en general las personas que puedan leer estas líneas tengan el mejor
de los años, que las festividades decembrinas hayan sido el momento preciso
para la reflexión y el acompañamiento familiar. Que la sensibilidad que
propician esos días de alegría y meditación, haya sido ideal para integrar a
las familias cuyos miembros viven en lugares alejados, por diversas razones. También
a aquellas que, aunque juntas en lo físico, no tienen el apropiado acercamiento
y comunión para vivir en un clima de armonía y felicidad.
Ese es
generalmente la tónica de los inicios de cada año, los buenos deseos y algunos
propósitos a cumplir. Qué más quisiéramos que todo ocurriera de conformidad con
lo que deseamos las personas de bien pero, no siempre es así. Por esa razón, sin
llegar ahí, a la línea donde empieza el pesimismo, creo que es un acto de
lealtad y valentía intentar ser realista y muy, muy objetivo. En ese contexto, particularmente
sin perder la esperanza, ese sentimiento que nos mantiene con la cabeza en alto
y con el corazón latiendo políticamente con fuerza, quiero comentar que debemos
estar muy alertas a todo lo que vaya ocurriendo en este vasto escenario
nacional, que está repleto de expectativas. La gran mayoría esperamos que muchas
cosas puedan cambiar para bien. Pero nadie debe creer que eso será cosa fácil.
Hay
algunas señales que parecen ser aires favorables a la vela de la nave nacional.
Sin considerar el orden en función de su importancia sino de la capacidad de mi
memoria de traerlas aquí, una de ellas, las acciones recientes en contra del
robo de hidrocarburos, coloquialmente conocido como Huachicoleo. Estas acciones se derivan de la implementación de
estrategias y de las pesquisas de la Unidad de Inteligencia Financiera de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) cuyo titular es el jurista
Santiago Nieto Castillo, quien presentó la primera denuncia penal por lavado de
dinero en contra de la delincuencia organizada, la cual propicia condiciones
para una investigación a fondo de esa actividad tan de moda en sexenios
anteriores y, principalmente, en el que precedió al actual.
Además
del rastreo financiero de esas operaciones ilícitas, se ejecutan operativos
concertados que fueron diseñados desde antes que tomara posesión el actual
gobierno federal, en estas acciones participan varias dependencias del
ejecutivo federal, como son la Secretaría de Seguridad Pública y Protección
Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina,
PEMEX, el SAT, Aduanas, Procuraduría Fiscal, Secretaría del Trabajo y Previsión
Social, y otras más (Fuente: Entrevista de Excélsior a Alfonso Durazo, en
Palacio Nacional).
Otras
señales favorables, el plan de austeridad en los gastos de los funcionarios, la
cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto (negocio inmobiliario
corrupto aledaño), la venta del avión presidencial, la apertura de la
Residencia de Los Pinos a la sociedad, el acercamiento con la prensa (en el
mejor de los sentidos), el aumento al salario mínimo, el apoyo a los jóvenes, entre
otras, hacen ver un panorama aún difícil pero promisorio. Por supuesto que no
serán fáciles los tiempos que se avecinan. Se requerirá el apoyo y el
sacrificio de los mexicanos. No me refiero al sacrificio bestial y despiadado
al que forzaban los cínicos que fueron apartados del poder, me refiero al
sacrificio disciplinado de hacer las cosas bien, con responsabilidad, competencia
y entusiasmo. Nunca al sacrificio típico de los gobiernos anteriores que
exigían apretarse un cinturón que ya
ni existía, era más un burdo mecate de hilillos que detenían los raídos
pantalones del trabajador explotado, del jornalero olvidado entre las brumas de
un sistema económico despiadado, que se alimenta del lucro desmedido, de los
recursos naturales y de los productos del trabajo.
En fin,
ahí están las expectativas. Debemos agregar un poco de optimismo y mucha disposición
al apoyo. Un nuevo proyecto de nación requiere del apoyo decidido de la
sociedad mexicana. Las condiciones históricas están pintadas para dar ese paso que tanto anhelamos. Y como aún estamos
imbuidos por el duende de los deseos, me atrevería a desear que, a este
necesario apoyo, se sumaran los electores que no estuvieron del lado de AMLO. En
el entendido que las campañas electorales quedaron atrás y que es el momento de
la conciliación, de la suma de esfuerzos y voluntades por el bien de nuestra
nación que nos necesita a todos. Se trata de salir de la crisis nacional. Se
impone el sacrificio ideológico o partidista en aras del bien de la república,
en favor de los mexicanos en su conjunto. Desde mi punto de vista no es ético,
desear (seguimos con los deseos) que le vaya mal a este gobierno, porque todo
fracaso podría ser un terrible impacto en la vida social de nuestro país. Aquí
sí cabe la analogía de ver a nuestra nación como un barco en el que navegamos
todos, con una sola bandera, la blanca, la de la paz, y si por antagonismos
estólidos perdemos la cordura y desdeñamos la empatía nacional, podría irse a
pique la nave, con el riesgo o la seguridad, de que si se hunde, nos ahogamos
todos.
Es
momento de la reflexión, de la autocrítica y la concientización. Somos una
sociedad que requiere de la renovación de su vocación nacionalista. Somos un
pueblo que necesita rescatar la esencia de la mexicanidad, la bravura y la
nobleza de su raza. Hacer acopio de los talentos y virtudes, de la fuerza
descomunal de nuestra solidaridad social y reconocer entre nosotros mismos, la supremacía
que nos da la unidad popular, como condición indispensable para buscar nuestra
verdadera identidad nacional, fuente de nuestro desarrollo, de nuestro orgullo,
que nos reubique como líder de la economía latinoamericana. Espero que esta
reflexión no se quede como otro deseo más.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.