jueves, 10 de enero de 2019

"El Pozo de los Deseos"



JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"El Pozo de los Deseos"



Es placentera la oportunidad de regresar al mundo de la comunicación. Sobre todo si considero que lo que verdaderamente vale la pena es la renovación del contacto con mis asiduos lectores, más si supongo que haberlos extrañado durante este receso tiene, al menos en parte, un buen nivel de reciprocidad.

Es un hecho inobjetable que se pierde el ritmo de las actividades cuando, por descanso u otras circunstancias, éstas se ven interrumpidas. Se sabe o se piensa que cuesta un poco volver a tomar el nivel de intensidad o de dinamismo que se tenía al término del año, pero eso es completamente natural y comprensible. Nada tiene que ver con la modorra o el desgano personal, es parte de un proceso natural de adaptación. Pero, la información no se detiene nunca, así que lo mejor será intentar recuperar a la brevedad posible el flujo de ésta.

De noticias y sucesos hay mucho que comentar. Pero, antes de entrar en materia, cualquiera que sea la elegida o elegidas, quisiera usar una parte de este espacio para desear que mis compañeros y compañeras de este semanario, familiares, amigos, amigas y en general las personas que puedan leer estas líneas tengan el mejor de los años, que las festividades decembrinas hayan sido el momento preciso para la reflexión y el acompañamiento familiar. Que la sensibilidad que propician esos días de alegría y meditación, haya sido ideal para integrar a las familias cuyos miembros viven en lugares alejados, por diversas razones. También a aquellas que, aunque juntas en lo físico, no tienen el apropiado acercamiento y comunión para vivir en un clima de armonía y felicidad.

Ese es generalmente la tónica de los inicios de cada año, los buenos deseos y algunos propósitos a cumplir. Qué más quisiéramos que todo ocurriera de conformidad con lo que deseamos las personas de bien pero, no siempre es así. Por esa razón, sin llegar ahí, a la línea donde empieza el pesimismo, creo que es un acto de lealtad y valentía intentar ser realista y muy, muy objetivo. En ese contexto, particularmente sin perder la esperanza, ese sentimiento que nos mantiene con la cabeza en alto y con el corazón latiendo políticamente con fuerza, quiero comentar que debemos estar muy alertas a todo lo que vaya ocurriendo en este vasto escenario nacional, que está repleto de expectativas. La gran mayoría esperamos que muchas cosas puedan cambiar para bien. Pero nadie debe creer que eso será cosa fácil.

Hay algunas señales que parecen ser aires favorables a la vela de la nave nacional. Sin considerar el orden en función de su importancia sino de la capacidad de mi memoria de traerlas aquí, una de ellas, las acciones recientes en contra del robo de hidrocarburos, coloquialmente conocido como Huachicoleo. Estas acciones se derivan de la implementación de estrategias y de las pesquisas de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) cuyo titular es el jurista Santiago Nieto Castillo, quien presentó la primera denuncia penal por lavado de dinero en contra de la delincuencia organizada, la cual propicia condiciones para una investigación a fondo de esa actividad tan de moda en sexenios anteriores y, principalmente, en el que precedió al actual.

Además del rastreo financiero de esas operaciones ilícitas, se ejecutan operativos concertados que fueron diseñados desde antes que tomara posesión el actual gobierno federal, en estas acciones participan varias dependencias del ejecutivo federal, como son la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, PEMEX, el SAT, Aduanas, Procuraduría Fiscal, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, y otras más (Fuente: Entrevista de Excélsior a Alfonso Durazo, en Palacio Nacional).

Otras señales favorables, el plan de austeridad en los gastos de los funcionarios, la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto (negocio inmobiliario corrupto aledaño), la venta del avión presidencial, la apertura de la Residencia de Los Pinos a la sociedad, el acercamiento con la prensa (en el mejor de los sentidos), el aumento al salario mínimo, el apoyo a los jóvenes, entre otras, hacen ver un panorama aún difícil pero promisorio. Por supuesto que no serán fáciles los tiempos que se avecinan. Se requerirá el apoyo y el sacrificio de los mexicanos. No me refiero al sacrificio bestial y despiadado al que forzaban los cínicos que fueron apartados del poder, me refiero al sacrificio disciplinado de hacer las cosas bien, con responsabilidad, competencia y entusiasmo. Nunca al sacrificio típico de los gobiernos anteriores que exigían apretarse un cinturón que ya ni existía, era más un burdo mecate de hilillos que detenían los raídos pantalones del trabajador explotado, del jornalero olvidado entre las brumas de un sistema económico despiadado, que se alimenta del lucro desmedido, de los recursos naturales y de los productos del trabajo.

En fin, ahí están las expectativas. Debemos agregar un poco de optimismo y mucha disposición al apoyo. Un nuevo proyecto de nación requiere del apoyo decidido de la sociedad mexicana. Las condiciones históricas están pintadas para dar ese paso que tanto anhelamos. Y como aún estamos imbuidos por el duende de los deseos, me atrevería a desear que, a este necesario apoyo, se sumaran los electores que no estuvieron del lado de AMLO. En el entendido que las campañas electorales quedaron atrás y que es el momento de la conciliación, de la suma de esfuerzos y voluntades por el bien de nuestra nación que nos necesita a todos. Se trata de salir de la crisis nacional. Se impone el sacrificio ideológico o partidista en aras del bien de la república, en favor de los mexicanos en su conjunto. Desde mi punto de vista no es ético, desear (seguimos con los deseos) que le vaya mal a este gobierno, porque todo fracaso podría ser un terrible impacto en la vida social de nuestro país. Aquí sí cabe la analogía de ver a nuestra nación como un barco en el que navegamos todos, con una sola bandera, la blanca, la de la paz, y si por antagonismos estólidos perdemos la cordura y desdeñamos la empatía nacional, podría irse a pique la nave, con el riesgo o la seguridad, de que si se hunde, nos ahogamos todos.

Es momento de la reflexión, de la autocrítica y la concientización. Somos una sociedad que requiere de la renovación de su vocación nacionalista. Somos un pueblo que necesita rescatar la esencia de la mexicanidad, la bravura y la nobleza de su raza. Hacer acopio de los talentos y virtudes, de la fuerza descomunal de nuestra solidaridad social y reconocer entre nosotros mismos, la supremacía que nos da la unidad popular, como condición indispensable para buscar nuestra verdadera identidad nacional, fuente de nuestro desarrollo, de nuestro orgullo, que nos reubique como líder de la economía latinoamericana. Espero que esta reflexión no se quede como otro deseo más.

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.