JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo
Nayarita
Tepic, Nay; abr 2, 2014.- La elección del tema es producto de una
coincidencia derivada de la publicación de un cartón o ilustración de un gran
artista del periodismo gráfico, mi admirado David Manrique, y la sugerencia de
un amable lector. Me estoy refiriendo a uno de los asuntos más difíciles de
tratar y aún más difícil de resolver que se llama prostitución. El título lo decidí
a propósito, con el ánimo de polemizar, porque es una frase usual y antigua con
la que todo mundo identifica a la prostitución aunque yo no comulgue mucho con
ella. Trataré de explicar de manera sencilla la razón de mi divergencia.
En
primer lugar considero que la prostitución no es realmente un oficio por más
que medie un pago por una especie de servicio. No puedo negar el compromiso
semántico de la palabra oficio que, en
el más básico de sus sentidos, es una "ocupación habitual". Desde mi
punto de vista la prostitución, por más que se realice diario, no es una
ocupación habitual como la de costurera, cocinera, vendedora o cajera sino que
debajo del término se esconde un terrorífico cuadro de aberraciones sociales
que la descartan.
Detrás
de la palabra prostitución, que sí es antigua aunque no un oficio, se esconden
las lastimosas expresiones de una de las lacras más ominosas de las sociedades universales:
la esclavitud sexual.
En las
sociedades actuales existe esta problemática que evidencia la descomposición
social, la corrupción y la impunidad de un ambiente marginal y delictivo que se
identifica como la trata de blancas.
Existen
encontradas opiniones acerca de la prostitución, algunos dicen que es un
"mal necesario", que si no fuera por eso aumentarían de manera
exponencial las violaciones sexuales. Existen también las opiniones de corte
moralista que de manera muy respetable como las que se manifiestan en contra, señalan
que la prostitución es un pecado porque el cuerpo es el templo donde habita el
Espíritu Santo, por tanto no es permisible su corrupción y así como éstas
existen tantas que sería imposible traerlas juntas a este espacio.
Indudablemente
es un problema que se agudiza de manera inexorable y sensible. Basta con ver
las estadísticas entregadas por dependencias como la Procuraduría General de la
República (PGR) que en un informe señala que tan sólo en el periodo comprendido
del primero de enero del 2012 al mes de agosto del 2013 rescató a 47 mujeres
extranjeras que fueron traídas con engaños a México con fines de explotación
sexual, entre las que destacan en orden descendente las europeas,
centroamericanas, sudamericanas, norteamericanas y asiáticas.
Los
números anteriores nos indican que cada vez existe más sofisticación, capacidad
económica y organizacional por parte de los tratantes de personas en el mundo,
ya que para poder traer mujeres de países europeos como Ucrania, Rusia, Hungría
e Italia por mencionar algunos, se requiere de grandes recursos financieros y
redes muy bien organizadas que sólo delincuentes de alto nivel podrían tener.
Evidentemente que hay mucha relación con el tipo de personas que pagan estos
"servicios" que en su mayoría son clientes de buen nivel económico,
porque hasta en eso se puede observar la enorme diferencia que existe entre los
estratos de la sociedad mexicana.
Por
citar algo de estas diferencias les comento que en el Distrito Federal es fácil
darse cuenta de las categorías o niveles de la oferta del mercado sexual, ya
que las mujeres extranjeras, sobre todo las europeas y sudamericanas, son
explotadas en antros de lujo, una especie de bares con show en los que las
bailarinas y meseras en su mayoría forman parte de los recursos humanos del
servicio sexual que es de alta categoría, por decirlo de alguna manera, por
consiguiente muy costoso y sólo pueden acceder a él personas de ingresos
considerables. Es muy usual encontrar por ahí a empresarios, políticos y uno
que otro malandrín que entre la bola se confunden unos con otros.
Por sus
propias características la Ciudad de México, como uno de los centros
cosmopolitas más importantes, puede ofrecer alternativas a todas y cada una de
las demandas de servicios de prostitución, así puedes observar lugares que
funcionan con anuencia de las autoridades como la famosa calle de Sullivan,
Tlalpan, Zona Rosa, etcétera.
Sin perder
de vista la cuestión de los estratos sociales, finalmente les comento del lugar
que a mi juicio es donde se ve el panorama más deprimente relacionado con la
prostitución, me refiero a la zona de La Merced, en Av. Anillo de
Circunvalación, San Pablo, Carretones y Manzanares, calles aledañas al famoso
mercado del mismo nombre. Sin duda es el lugar que retrata con mayor frialdad,
la lacerante e ignominiosa realidad de la esclavitud sexual. En este lugar es
mucho más evidente la explotación de menores de edad obligadas a prostituirse,
controladas por padrotes y lenones que se aprovechan de lo vulnerable de su
situación económica y condición social, estas calles están llenas de
"hoteluchos de mala muerte" donde las menores, muchas de ellas
indígenas y pueblerinas, se prostituyen en interminables "jornadas
laborales" de más de diez horas diarias y una docena de clientes, conviven
cotidianamente con la inmundicia, el alcoholismo, las enfermedades sexuales y
las adicciones. Sin alicientes ni esperanza, con sus derechos humanos
pisoteados por sus captores proxenetas y la complacencia de autoridades que son
cómplices y consignatarios.
Usé
como ejemplo la capital del país por la diversidad de situaciones que pueden
resultar didácticas para comprender un tema tan complejo como escabroso, pero
como dicen vulgarmente en todos lados se cuecen habas y Nayarit no es la
excepción, mucho menos Tepic donde conocemos de cerca este problema en el
centro de la ciudad y otros lugares de la misma que procuraré tratar en otra
ocasión.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS
AL CORREO: elizondojm@hotmail.com