jueves, 16 de marzo de 2017

ORO MEXICANO: ¿PETRÓLEO O AGUACATE?



 ORO MEXICANO: ¿PETRÓLEO O AGUACATE?

Desde hace muchos años se ha creído que el desarrollo de México iba a impulsarse a partir del crecimiento del sector petrolero y de sus derivados, por tanto la política económica del país giraba en torno al fortalecimiento unidimensional de ese sector, lo cual por mucho tiempo nos hizo sumamente dependientes a ese recurso no renovable, en términos de su fluctuación en los mercados internacionales. La idea de que somos un país petrolero y que por tanto deberíamos seguir centrando el desarrollo económico del país en la explotación de esos recursos no se quedaron en el pasado, ya que actualmente hay quienes defienden y promueven el retorno a ese modelo económico basado en la llamada “petrolización”.

En México, cada vez más nuestra economía depende menos del sector petrolero y de sus derivados, lo que significa que de manera simultánea varios sectores productivos van teniendo un crecimiento importante, lo cual reduce la dependencia al desempeño de un sector en particular, lo que puede observarse como una buena señal ya que nuestra economía se vuelve más resistente ante cualquier contingencia o desequilibrio particular.

En los años reciente ha crecido de manera exponencial la producción de aguacate en el país, a tal punto que en la actualidad ya generan más utilidades que toda la industria de los hidrocarburos en el país. El sector petrolero y de sus derivados el año pasado dejó un déficit en la balanza comercial de México por 13 mil 163 millones de dólares, mientras que el aguacate registró un superávit de 220 millones de dólares, según fuentes de la Secretaría de Economía.

El llamado “oro verde” alcanzó su mayor récord de exportaciones en la historia, tanto en volumen de producción, como en ingresos derivados a su comercialización. De este volumen, Estados Unidos representa el 77% de las exportaciones de entre unos 31 países a donde llegan las 1,022 millones de toneladas de aguacate mexicano.

La mayor concentración de la producción de aguacate se encuentra en Michoacán, pero también Jalisco, Sinaloa, Guerrero y Oaxaca cultivan ese producto, aunque su mercado se concentra mucho más en lo local, esto debido a que la variedad Hass es la más demandada en los mercados internacionales y solo es producida en el estado de Michoacán.

Ahora con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, algunos representantes del sector aguacatero de Michoacán han señalado que se encuentran preparados ante cualquier eventualidad, pero que no es un tema que les quite el sueño ya que la demanda del producto es independiente de las políticas proteccionistas que quiere implantar el gobierno estadounidense, las cuales de aplicarse solo acabarán encareciendo el producto para los consumidores de la Unión Americana.

El mercado de exportación del aguacate michoacano se encuentra lo suficientemente diversificado como para entrar en pánico por alguna medida proteccionista estadounidense, ya que tienen compradores en Europa y Asia, sobre todo Japón y Holanda quienes han aumentado considerablemente la demanda del producto. Los productores están buscando introducir su producto en la Península Arábiga, pero han tenido algunos problemas ya que el barco tarda alrededor de 40 días en llegar, por lo que están buscando exportar su producto por vía aérea.

Para este año, los productores de aguacate buscan romper el récord establecido el año pasado, pronostican que se exportarán solo a Estados Unidos, unas 900 mil toneladas del cultivo, lo que significarían 40 mil toneladas más que el ciclo anterior. Pronostican un volumen de exportación a Japón de más de 50 mil toneladas y a China de más de 20 mil; esperan también que el mercado en la Unión Europea siga creciendo como en los últimos años, ya que en países como Holanda y Alemania las exportaciones han crecido en un promedio de 250% en 2016 respecto al año anterior. 



MIGRACIÓN, ¿MODERNA ESCLAVITUD?

No es sorpresa para nadie que las leyes y órdenes ejecutivas de Donald Trump están llenas de errores, fallos y vacíos legales, además de que son producto directo de una idea sesgada (racista, xenófoba y misógina) de una sociedad estadounidense (blanca, de clase media y angloparlante). La rapidez con la que estas órdenes son firmadas, no le permiten ni a Trump ni a su administración completa ver todos los efectos que éstas podrían causar a nivel nacional e internacional: pasó con el “bloqueo musulmán”, firmado a finales de enero y revocado pocos días después, y está ocurriendo, ahora, con la orden ejecutiva firmada para “frenar el tráfico de drogas”.
 
Desde el comienzo de la campaña presidencial del presidente estadounidense no dejó de hacer una relación directa entre la migración mexicana, el narcotráfico y la violencia. Desde entonces, la amenaza de “atacar la migración” había sido un juego doble: entre asegurar que la migración es causante de la pérdida de trabajos y asegurar que, al atacarla, se frenaba un problema profundo  de abuso de drogas a lo largo y ancho de los Estados Unidos.

La forma como Trump prometía que se acercaría a “negociar” la migración era como todas sus formas de “negociar”: un “gran trato” y un “acuerdo” que implicara la imposición de su versión, contrario a una verdadera negociación y un diálogo entre dos países que necesitan urgentemente hablar sobre las necesidades de la migración. Desde la administración Clinton, ningún gobierno estadounidense ha aceptado las propuestas de su homólogo mexicano.

La Orden Ejecutiva firmada para  “atacar” el narcotráfico y a las “organizaciones criminales”, presiona a los trabajadores ilegales (que siguen llegando a los Estados Unidos y siguen siendo empleados por empresas trasnacionales “por debajo del agua”), pone en riesgo la seguridad laboral de millones de trabajadores.

Miles de trabajadores que han cruzado la frontera ilegalmente y que trabajan sin ninguna documentación son víctimas de empresas que los tienen trabajando en condiciones de esclavitud moderna, sectores completos como la agricultura, los servicios hospitalarios y manufactureros son los que registran los abusos más graves.

La economía estadounidense depende de la mano de obra barata que otorga la migración indocumentada: desde los campos de almendras en California hasta los servicios de catering que alimentan a los complejos administrativos de las empresas transnacionales en Manhattan. La severidad de las penas contra los migrantes no frenará la migración; la harán más riesgosa en una situación mundial en la que es cada vez más urgente.

**MIEMBRO FUNDADOR DE FRECONAY, A.C.**

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