JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Levantar a la conciencia"
Ante mi
creciente preocupación por el estado de cosas actual, y sobre todo la alarmante
apatía de amplios sectores de la sociedad acerca de lo que está sucediendo en
el seno de la misma, quise encontrar una especie de respuesta a ello. Es
inconcebible que la ciudadanía, o la gran mayoría de ésta, como protagonista
principal, o al menos debiera serlo, de un país social y económicamente
decadente no reaccione ante la inminencia de un deterioro progresivo y mortal
que amenaza con regresarla a estadios de desarrollo aparentemente superados
hace mucho tiempo, que ponen en entredicho su libertad e incluso su
supervivencia.
En esta
subjetiva búsqueda de respuestas, pensé en distintos factores concurrentes
dentro de un mismo problema. Vi pasar, en una fantasmagórica danza de
elementos, a la pobreza, con su traje gris y melancólico, la ignorancia con sus
ojos ciegos y marchitos, tomada de la mano de una minusválida educación que no
sabe “ler”.
En mi
desesperada y estrambótica incursión en búsqueda de razones, pruebas o
vestigios del origen de esa pasividad desesperante, recorrí muchas e
intrincadas veredas. Por supuesto que me topé en repetidas ocasiones con la
tendenciosa y enajenante información que nos endilga la televisión comercial. Ni
siquiera mencionaré los nombres ya tan conocidos de esas televisoras asquerosas
para no darles más publicidad de la que ya gozan. Ni las patéticas historias
que nos cuentan a través de lacrimógenos culebrones que son auténticos bodrios,
como si no tuviéramos suficiente con el drama de nuestras propias vidas.
Recorres
la cartelera de la caja idiota y, a excepción de dos que tres programas
culturales, documentales históricos y alguna buena película, lo demás es sólo
basura. Viajas por la historia de México y encuentras datos y personajes
sesgados por la conveniencia de un régimen autoritario que escribe sus propios
capítulos. Buscas en la profundidad del pensamiento liberal de las artes y
encuentras a éstas maniatadas por el capricho de las autoridades que desdeñan
las necesidades y los apetitos del espíritu del pueblo, que desesperadamente intenta
manifestarse en los sublimes escenarios de la belleza.
Muchas
vueltas sobre las mismas interrogantes, acerca de qué es lo que hace tan
indiferente a la población ante problemáticas tan graves e imperiosas. Vuelvo a
incursionar en esos extraños senderos y aparecen amorfas criaturas que
protagonizan nuevos personajes apocalípticos como el miedo y la confusión. El
primero viste una botarga oscura con cara de sonrisa justa, pero debajo de esa
máscara guarda el rostro verdadero de la crueldad y el terror institucional. La
segunda deja ver una cara de loca, con la vista extraviada y el ceño fruncido
por la incertidumbre y el desasosiego.
Viajo
por distintos escenarios en la búsqueda de la solución a mi cuestionamiento. No
puedo definir un elemento que sea la causa absoluta del problema planteado en
esta especie de ejercicio de razonamiento. Por ende quiero pensar que se trata
de algo que tiene orígenes de carácter “multifactorial” o bien se trata de un
círculo vicioso. De cualquier manera, para combatir esa cadena de factores o
causas conectadas se requiere de su identificación plena para empezar a
contrarrestarlos.
Empiezo
a concluir, por convencimiento o por cansancio, que es altamente difícil
liberar de ese marasmo o aletargamiento a la sociedad, pero también estoy
convencido de que eso no es imposible. Vuelve a mí ese curioso cosquilleo en mi
piel y en mi alma. Esa sensación de alerta que me aguijonea el orgullo y me une
mágicamente a otros intentos individuales y grupales. Vuelve a mí la emoción de
estar bajo ese manto que abriga a una familia con muchos miembros que se
sienten orgullosos de ser hijos e hijas de la esperanza.
Vuelve
a mí la confianza, la motivación de saber que vale la pena luchar por modesta
que sea tu trinchera. Tener el aliciente de que mi “verdad relativa” busca
formar parte de una “verdad absoluta” que favorezca a la sociedad en general y
a mi entorno en particular, considerando la segunda como la suma de todas las
verdades relativas y a éstas como las opiniones o participaciones de los
individuos que interactuamos.
En ese
contexto, y a riesgo de parecer reiterativo, considero plausible el afán de
quienes comprenden esto, lo asimilan bien y se decantan por el loable intento
de cambiar el statu quo que tiene oprimida a una sociedad que, aunque parece no
darse cuenta de ello, merece un presente más digno y un futuro más promisorio. Por
esa razón, desde mi punto de vista, es necesario llamar la atención sobre este
asunto de vital importancia. Si hay personas que no perciben lo que está
sucediendo a su alrededor, entonces debemos ayudarles a que lo hagan. Así como
el vendedor de helados hace sonar su campana para que sepas que está pasando
frente a ti y no te has percatado, así mismo debemos hacerlo nosotros. Hay
muchas formas de hacerlo y muchos escenarios donde podemos interpretar nuestro
mejor personaje en la obra de la vida. Sea a través del color o la imagen, de
la palabra escrita o hablada, de la música o cualquier otro medio, vehículo o
forma, pero debemos sumar nuestros esfuerzos y capacidades individuales a una
causa común, la causa del pueblo, de la sociedad.
Creo
que cada quien o cada cual debemos asumir nuestra responsabilidad social desde
nuestra propia visión y estatura. Celebro y reconozco también a las asociaciones
civiles que han emprendido este arduo trabajo de informar a la sociedad, en el
medio urbano y en el rural, de lo que sucede en nuestra realidad actual. De las
causas y causantes de la pobreza general, de las formas como actúan los
miserables ladrones corruptos que se ensañan con el pueblo y le roban su
dinero, lo sumen en la ignorancia, lo humillan y lo desprecian.
Este
intento de quitarle la venda de los ojos al pueblo es una actividad digna de
encomio. Es muy importante esta labor de explicarle cómo funciona la economía,
la política, los sistemas de salud, los tres órdenes de gobierno, los
servicios, las pensiones, los sindicatos y otros asuntos de esencial
pertinencia, entre ellos comprender el papel que juega la gente y el poder que
tiene a su alcance. Esto que menciono no es otra cosa que crear conciencia
social. La conciencia social es el punto toral de esta situación. Es quizá el
elemento esencial que resuelve el planteamiento que hoy traje a este su espacio
y para lograr eso se requiere de un gran esfuerzo, de una cruzada informativa como
la que está llevando a cabo el movimiento social “Levántate Nayarit”, para el
cual espero que siga sumando adeptos. Aprovecho la oportunidad para felicitar a
todos los integrantes y reiterarles mi apoyo y solidaridad.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.