JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Tratado de Guadalupe Hidalgo"
Se
me ocurrió escribir acerca de la efeméride correspondiente al día 30 de mayo,
fecha en que deberá aparecer esta edición. Fui a verificar en el calendario
cívico correspondiente, qué suceso se celebraba o conmemoraba en la mencionada
fecha y ver si era lo suficientemente interesante para ofrecerlo a mis amables
lectores. Resulta que toca en suerte ese día la “Ratificación del Tratado de
Guadalupe Hidalgo”.
Ese
nombre, digamos coloquial de este tratado, es muy conocido por muchas personas,
pero no es el oficial, ya que este criminal “pacto obligatorio” lleva el rimbombante título de: “Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo
Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América”.
Me quedé pensando si este tratado de paz y amistad entre México y Estados
Unidos, fue para birlar más de la mitad de su territorio a nuestro país, vaya
amigos que nos cargamos. Vino de inmediato a mi mente aquel famoso dicho: “Con
esos amigos, para qué quieres enemigos”.
Ese
dichoso tratado (dichoso al menos para los gabachos) se firmó cuatro meses
antes y se realizó la ratificación el penúltimo día de mayo de hace ciento
setenta años. Me queda claro, y hasta el nombre lo dice, que haciendo una
especie de ejercicio de razones y proporciones: “Si beatificación es convertir
a una persona en un beato, ratificación entonces sería decir que los gringos se
convirtieron en ratas”, aunque yo creo que ya eran desde mucho tiempo atrás.
El
resultado de este “equitativo” tratado, es quizá la afrenta más humillante que
ha sufrido nuestro país en la historia de los últimos tres siglos. Más allá de
las razones militares, diplomáticas, de paz o de guerra, arrebatarle más de la mitad de su territorio a
nuestro país es, sin poder evitar lo ordinario, una auténtica “mentada de
madre”.
Se
me “revolvieron las tripas” del coraje de tan sólo recordar la descarada
alevosía de los hijos del “Tío Sam” que, desde entonces, mostraban sus febriles
ambiciones expansionistas, dando una muestra de su proyectado y hoy comprobado
carácter imperialista. Desde entonces, California y una amplia zona que
comprende Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y partes de Wyoming y Colorado se
convirtieron de “golpe y porrazo” en parte
de USA. Se dio entonces inicio al proceso histórico de inmigración mexicana, lo
cual me parece una verdadera aberración, en tanto que serían los gabachos los
que debieran ser inmigrantes en las zonas que mencioné anteriormente.
Ya
entrado en el tema, no me quedó otra opción que finalizarlo, por más irritante
que éste fuera. Ya no podría cambiarme a otro asunto, porque el espacio estaba
por terminar, pero en realidad resulta muy importante esta temática, ya que se
puede decir que es un remoto antecedente de la lucha heroica que actualmente
están librando nuestros compatriotas en California y otros estados de USA, quienes
merecen toda mi admiración y mis respetos.
Los
pasajes de la historia, cualquiera que estos sean, se asemejan mucho a las
historietas. A veces, sólo cambian los nombres de los personajes, pero las
rivalidades son muy parecidas unas de otras. En la mayoría de las veces pueden
ejemplificarse como la eterna lucha entre el bien y el mal, o entre héroes y
villanos, aunque no siempre sean situaciones radicales. En ocasiones hemos
encontrado ciertos matices, hasta cierto grado benevolentes, como me pareció el
caso de Obama y, también, monstruosos extremos como es el caso del actual
presidente, el malogrado y retrógrado Donald Trump.
Los
tiempos cambian y los escenarios también. Me refiero a la forma, porque en el
fondo las motivaciones de USA siguen siendo las mismas. En el caso de su
relación de vecino con México, sigue ejerciendo un poderoso dominio sobre su
geografía física y humana. El aplastante avasallamiento de antaño, ejercido por
la vía militar, ha tornado a un dominio político y económico, aunque siempre
respaldado por su poderío bélico. Es de reconocer, que tener a nuestro país
atrapado en su puño no ha sido una labor tan difícil como podría pensarse,
porque se trata de un “dominio por consenso”. Donde los artífices, que tejen
finamente el entramado envolvente, son los miembros de la realeza económica, la
oligarquía mexicana, como sucursal de las entidades internacionales que dictan
las reglas del juego, obviamente respaldados por la clase política, los
desleales legisladores y funcionarios públicos de alto nivel, que operan a
favor de las inequidades del poder, traicionando de palabra y de obra a quienes
protestaron servir patrióticamente.
Dominar
a nuestro país ha resultado mucho más fácil de lo que se hubiera esperado,
porque existen en operación, de manera sigilosa y permanente, formas muy
sutiles de control como son los medios de comunicación de alto espectro.
Sistemas muy sofisticados que funcionan como hipnosis colectiva para favorecer e impulsar un estado muy especial de
“apendejamiento permanente” en la sociedad mexicana.
Dicen
que los trucos, los actos de prestidigitación más difíciles de descubrir son
los más fáciles de realizar porque se hacen de la manera más simple,
inverosímil, casi en la cara del espectador. Eso suele pasar con la situación
en México, porque quién puede dudar de las maravillosas telenovelas de TeleRisa,
de sus divertidos programas de concurso, de los bellos rostros de mujeres
famosas, con un gran “talento” como Galilea Montijo y otras más que, además de
carilindas, son doctas en economía como la Legarreta.
Quién puede poner en tela de duda las premoniciones infalibles y los arrebatos verbales de Mhoni Vidente, o los “apasionantes” argumentos de la “Rosa de Guadalupe”. Qué se le puede criticar a los numerosos grupos que cantan narco-corridos, al Komander que da espléndidos recitales de música poética, sublime y deliciosa. Las novedosas series de capos del narco, que resultan imperdibles para un numeroso y selecto grupo de televidentes. O las más recientes, la didáctica y provechosa historia del “Sol de México” Luis Miguel.
En fin, hay una larga fila de cruces: La nefasta televisión comercial capitaneada por el binomio de siempre “TeleRisa y TVApesta”, los eventos masivos de grupos que hacen apología del crimen, como si no bastara con lo que sucede en nuestras calles. Los distractores “inocentes” del futbol, la ausencia de un sistema educativo eficiente que considere a las artes como asignatura importante, los partidos políticos, los medios de comunicación masiva al servicio del poder y un cúmulo de elementos más que mantienen al pueblo lelo e ignorante.
Quién puede poner en tela de duda las premoniciones infalibles y los arrebatos verbales de Mhoni Vidente, o los “apasionantes” argumentos de la “Rosa de Guadalupe”. Qué se le puede criticar a los numerosos grupos que cantan narco-corridos, al Komander que da espléndidos recitales de música poética, sublime y deliciosa. Las novedosas series de capos del narco, que resultan imperdibles para un numeroso y selecto grupo de televidentes. O las más recientes, la didáctica y provechosa historia del “Sol de México” Luis Miguel.
En fin, hay una larga fila de cruces: La nefasta televisión comercial capitaneada por el binomio de siempre “TeleRisa y TVApesta”, los eventos masivos de grupos que hacen apología del crimen, como si no bastara con lo que sucede en nuestras calles. Los distractores “inocentes” del futbol, la ausencia de un sistema educativo eficiente que considere a las artes como asignatura importante, los partidos políticos, los medios de comunicación masiva al servicio del poder y un cúmulo de elementos más que mantienen al pueblo lelo e ignorante.
La
manipulación masiva es un método sencillo, fácil de ejecutar, pero es una de
las formas más poderosas de dominar a un país, por esa razón creo que no es
necesario ni una guerra, ni un tratado tan “amistoso” como el que da título a
este artículo.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.