JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Crisis de la salud y la economía"
Resulta
poco menos que imposible soslayar la importancia mediática que tiene en este
momento la pandemia del coronavirus. Ya había explicado en uno de mis artículos
la diferencia que hay entre ese término y el de epidemia. No resulta ocioso
confirmar que la principal está en el alcance de cada una de ellas, siendo la
de mayor rango la pandemia, que se refiere a una propagación de carácter
internacional.
Es por
demás lógico el proceso de crecimiento de este tipo de brotes infecciosos,
iniciando el problema en cualquier región o localidad de un país, extendiéndose
paulatinamente hacia otras regiones para, posteriormente, propagarse hacia
otros países, principalmente por el flujo de turistas que se infectan y llevan
consigo la fuente o cepa del contagio. Esa suele ser la típica evolución de
estos problemas mundiales de salud pública catalogados con el carácter de
pandemia. Se puede mencionar de esa manera atendiendo las experiencias que se
han tenido con otros casos a través de la historia, como el VIH-Sida, la gripa
asiática y, más recientemente, la Influenza A (H1N1) en el año 2009.
No
importa cuáles sean las características de estas enfermedades, técnicamente o
médicamente hablando, pero creo que todas tienen algo en común, además de su
rápida expansión, me refiero al miedo que provocan en la población. Desde mi
punto de vista, es muy natural que exista un factor de esa naturaleza en las
personas que estamos eventualmente expuestos al contacto con la infección en
turno, pero es muy importante también intentar mantener la calma. Es muy común
que en estos casos circule mucha información tendenciosa y errónea. Por esa
razón, es recomendable buscar siempre las fuentes oficiales como la Secretaría
de Salud y otras entidades afines que gocen de credibilidad, ya que es de sobra
conocido que las denominadas fake news
se propagan aún más rápido que las propias enfermedades.
Además de
la salud y, por ende, la vida misma, sin duda los más importantes valores
humanos, ambos en riesgo en esta nada agradable aventura, entran en crisis los
mecanismos de la economía mundial que se ven influenciados por varios factores.
El temor, que empieza a apoderarse de la población, sobre todo en los países
donde se han detectado un número considerable de infectados, sospechosos y
lamentablemente muchos decesos también, se convierte en un elemento de peso
para el surgimiento de la especulación comercial, que genera las llamadas
compras de pánico. Este fenómeno, muy común en situaciones de riesgo, consiste
en que las personas se vuelcan en los centros comerciales a comprar, sin mesura
alguna, alimentos enlatados, agua embotellada y algunos otros artículos para
solventar el aislamiento en sus casas ante la inminencia de un cerco sanitario provocado
por el cierre temporal de escuelas, oficinas, espacios públicos y otros
servicios. En esta parte, vale la pena preguntarnos si no es posible que este
temor sea inducido veladamente por los dueños de las cadenas comerciales para
lograr ganancias extraordinarias y expeditas, por las ventas exageradas y
tumultuarias que vacían de manera rápida sus anaqueles.
El
asunto no para ahí, es todavía más grave. El escenario mundial es una amenaza,
si no apocalíptica, sí es al menos muy peligrosa. La razón, que lo que era una
crisis de salud se ha tornado una crisis económica. En ese sentido hay que
dejar muy claro que el coronavirus no es la causa fundamental de la crisis
económica pero, por el momento de su aparición, sí se constituye en un
catalizador importante para su advenimiento.
Los factores económicos relevantes se empezaron a ver desde mucho antes que apareciera esta emergencia de salud, al grado de parecer todavía leves secuelas de la crisis anterior, la de 2008. Por lo anterior, podemos decir que el coronavirus no tiene ninguna relación directa con el comportamiento de los precios del petróleo, los elevados índices de inflación en los Estados Unidos (USA), ni la guerra comercial empujada por el presidente Trump, contra China, Europa, México y Canadá. Tampoco se puede asociar a la reducción de la liquidez global que propició una tendencia a la alza sobre las tipos de interés. Más actual, la estrepitosa caída de las bolsas de valores más importantes del mundo, y así una serie de factores o variables económicas que ya se habían previsto en el Foro Económico Mundial de Davós, Suiza.
Los factores económicos relevantes se empezaron a ver desde mucho antes que apareciera esta emergencia de salud, al grado de parecer todavía leves secuelas de la crisis anterior, la de 2008. Por lo anterior, podemos decir que el coronavirus no tiene ninguna relación directa con el comportamiento de los precios del petróleo, los elevados índices de inflación en los Estados Unidos (USA), ni la guerra comercial empujada por el presidente Trump, contra China, Europa, México y Canadá. Tampoco se puede asociar a la reducción de la liquidez global que propició una tendencia a la alza sobre las tipos de interés. Más actual, la estrepitosa caída de las bolsas de valores más importantes del mundo, y así una serie de factores o variables económicas que ya se habían previsto en el Foro Económico Mundial de Davós, Suiza.
Los
considerandos anteriores permiten separar con absoluta facilidad ambos
fenómenos, el de salud y el económico, desde el punto de vista de sus
diferentes génesis. Pero, en este momento es inevitable la interacción de ambos
en el contexto mundial. La amenaza sanitaria causó un considerable temor de los
inversores en los mercados bursátiles quienes mostraron una justificada
inquietud ante la probabilidad de una recesión económica y la pérdida de
rentabilidad en el mundo corporativo. Por lo demás, es evidente que, desde que
la emergencia sanitaria asumió el grado de pandemia, muchas de las actividades
comerciales importantes, que son puntales de la economía de varios países, se
vinieron abajo; entre estas se pueden mencionar principalmente al turismo
(hoteles, líneas aéreas, restaurantes, etcétera) como por ejemplo la
prohibición del arribo de vuelos de Europa a USA, la suspensión de los torneos
deportivos más relevantes como la NBA, la MLS, la Fórmula Uno, partidos de la Champions
League, la Liga de Italia, conciertos y espectáculos de primer nivel, entre
muchos otros, de tal manera que se han originado pérdidas millonarias por esta
enfermedad. En este contexto, es imposible decir que la crisis sanitaria no ha
afectado a la situación económica. Reitero que no es la causa principal de una
posible recesión pero, de presentarse esta, tampoco se podría negar que el
coronavirus le dio el último empujoncito que le faltaba.
Solo
queda esperar que México siga siendo uno de los países menos afectados en casos
de personas contagiadas y que Nayarit siga siendo, hasta el momento de escribir
este artículo, una de las cuatro entidades federativas que no registran todavía
ningún caso de esta enfermedad. Pero aún más deseable es que pronto se logre
superar esta contingencia sanitaria mundial, con los menores daños posibles.
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA
SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com
.- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.