JORGE
LEONEL PAZ CORDERO / Periodismo Nayarita
Guadalajara,
Jal.- Se conoce como estigma a la marca o señal en
el cuerpo. El estigma tiene su origen en
Grecia, ya que así era llamado a las marcas en el cuerpo, realizada con hierro
candente, en esclavos que intentaban huir.
En
la sociología,
estigma es visto como el comportamiento, rasgo, o condición que posee un individuo,
y genera su inclusión en un grupo social cuyos miembros son visto como
inferiores, o inaceptables. Las razones del menosprecio o discriminación son de
orígenes raciales, religiosos, etnias, entre otros.
Con
respecto a las enfermedades mentales, estigma es la etiqueta que se le
aplica al individuo que padece de alguna de ellas, lo que genera reacciones
negativas en la vida del ser humano ya que puede perder la confianza en sí
mismo, en su recuperación, y capacidad de llevar una vida normal.
Lo anterior, se
genera por ser identificado constantemente como “esquizofrénico”, “autista”,
“depresivo”, también se derivan de un sistema a nivel general, como factores
biopsicosociales, culturales, entre otras etiquetas acorde a su enfermedad,
generando una inseguridad constante en la personalidad del ser humano, y
creando una sensación de discapacidad.
En
la botánica,
estigma es el cuerpo glanduloso, en la parte final del pistilo, que recibe y
retiene el polen para que desarrolle el tubo polínico y fecunde a la oosfera
del óvulo. Por otro lado, en
zoología, estigma o espiráculo, son cada una de las aberturas
respiratorias de los insectos, los arácnidos, y otros artrópodos traqueales
para que entre el aire.
Por último, el
término estigma es de origen latín stigma,
a su vez este proviene del griego, que significa “picadura” o
“marca hecha”.
Los individuos
estigmatizados sufren, en primer lugar, de un estrés psicológico, aunado de
discriminación, insultos, ataques, asesinatos, entre otros aspectos de violencia.
Estigma en la religión.
El estigma es visto
como una huella sobrenatural en el cuerpo de algunos santos, como símbolo de la
participación que sus almas toman en la pasión de Cristo.
En relación al punto
anterior, las heridas son similares a las infligidas por Jesús durante la
crucifixión. Son heridas situadas en las muñecas, pies, cabeza, espalda, y
costado.
A lo largo de la
historia, se han documentado varias personas que padecen de estigmas, como es
el caso de San Francisco de Asís.
ESTIGMA Y ADICCIÓN.
En estudio realizado por CT GUERREROS DE LA LUZ A.C. se
ha dado cuenta, que todos los delitos, homicidios, suicidios, vejaciones,
violaciones, el 70% tienen que ver con el consumo de sustancias psicoactivas,
bajo este estudio a nivel global hemos sido muy constantes e insistentes en la innovación
tanto de métodos, técnicas, en las diferentes áreas profesionales de salud, no
solamente dirigidas a adicciones, sino a
desintegración familiar, bulimia, anorexia, conductas sociales, por lo que se
ha dado a la tarea esta institución de ser muy enfático en nuestra propuesta en
México Humanista, que con gran éxito ha logrado y en gran porcentaje las
operaciones de todas estas patologías, atendidas por profesionales de la salud,
se han hecho con gran éxito. Largo tiempo transcurrió antes de que las
adicciones a sustancias psicoactivas fueran científicamente clasificadas como
enfermedades crónicas y a quienes las sufren se les tratara como a pacientes.
En lo cualitativo, ese paso, en el pedregoso campo social, equivale al del
primer hombre llegado al pedregoso paisaje lunar.
Lamentablemente, no menos
tiempo requerirá el proceso por el que amplias mayorías sociales dejen de ver
en la adicción un vicio, una degeneración de la especie, una conducta
delictiva, otra peste bíblica, y se ponga cese a la descalificación de quien la
sufre como un vicioso, un degenerado, un delincuente, un apestado.
No es de extrañar. La
historia de la humanidad es también la historia de la incomprensión humana
acerca de su propia condición. En la historia de las sociedades, vastas páginas
las ocupa el registro de los crueles castigos que la propia humanidad se
inflige ante la ignorancia de sí misma. Por fortuna, la naturaleza del hombre
es la del animal cuya evolución no cesa, que persiste y no deja de interrogarse
por sí mismo, hasta hallar la luz, su luz, en una hazaña incesante que otras
vastas páginas registran.
La célula social que es la
familia tiende a reproducir por razones obvias el comportamiento del todo
social. La sociedad castiga con dureza lo que falsamente atribuye a su propia
culpa. La familia hace lo mismo. Así, dicho con intención de facilitar la comprensión
de lo que decimos, cuando una familia normal se encuentra con que uno de sus
miembros "está metido en la droga", lo más frecuente es que se den en
diversos de sus integrantes o en uno solo de ellos, reacciones que van desde la
negación "eso es imposible" pasando por la tristeza y la desilusión
"quisiera morirme" hasta las explosiones de ira "a ese
vagabundo lo voy a matar a palos".
Sinvergüenza, bandido, mal
parido, puta, mal padre, mala madre son otras expresiones publicables de la ira
y el desconocimiento. Otra sonora fórmula de flagelación es "adicto",
proferida con carga que no trae el diccionario, pues "Eres un adicto"
es latigazo o salivazo, frase cargada de hostilidad, despreciativa, insultante.
Resulta un estigma, es decir y se halla en el diccionario, una "Marca
impuesta con hierro candente, bien como pena infamante, bien como signo de
esclavitud".
Hoy día aumentan los centros
que atienden adicciones y dependencias, en cuyas normas escritas no se lee
"adicto" por ninguna parte para referirse a quienes consumen
"drogas" o se han hecho dependientes de juegos de azar.
Tampoco se escucha esa
palabra en dichos centros. Sencillamente porque se parte de que el marcado con
hierro candente queda marcado para siempre, incluso con daño mayor en lo
psíquico, en su autoestima, que en lo físico. Y es que, si con sinceridad no
logra verse en el familiar afectado, en el paciente, un ser humano digno de
respeto, el Tratamiento carece de sentido. Mi
padrino, Jacinto Convit, lo advirtió hace siglos en el caso de los leprosos.
El estigma social en la adicción
Biosociales, preventivas, educativas,
formativas, no solo y a los que ya padecen estos problemas existentes. El
estigma social se refiere a las creencias de rechazo ante una determinada
situación o hecho por parte de una sociedad, ya que dicha situación o hecho va
en contra de las normas culturales establecidas. Uno de los retos que debemos Enfrentar
dentro del campo de las drogodependencias es al estigma social ante personas
que abusan o son adictas a sustancias adictivas, y condicionando la trayectoria
vital de la persona consumidora como consecuencia de los prejuicios sociales
existentes. Estos prejuicios producen en algunos miembros de la sociedad
comportamientos de distanciamiento, rechazo, referencias negativas, excluyendo
así a muchos drogadictos que pueden estar pasando por una rehabilitación, lo
que puede provocar que esta se estanque o que fracase. Por otro lado, la
exclusión social de una persona no tiene porqué aparecer una vez que esté en
consumo, sino que puede que su consumo se deba a una exclusión social que esté
sufriendo y que no tiene que ver con sustancias, cosa que también hay que
abordar a la hora de intervenir con el sujeto en su tratamiento. El estigma
social viene dado por la percepción de que los drogadictos son personas
peligrosas, que no son personas normales, que están locos y, además, y, sobre
todo, el hecho de que sufran enfermedades, como el VIH. La exclusión social en
relación con el consumo puede establecerse a través de dos vías:
– La exclusión actúa como factor de riesgo
para el abuso o dependencia de sustancias.
– El abuso o dependencia de sustancias es el
que actúa como factor de riesgo o exclusión.
Aunque esta relación no es de carácter
causal, ya que la exclusión social no afecta a todos los consumidores de drogas
(Tomas, 2001), es importante tratar la drogodependencia mediante la
rehabilitación, facilitando la reducción de los factores de Exclusión y
viceversa, la reducción de la exclusión facilitando el tratamiento y superando
la adicción, así como prever recaídas.
El concepto
de estigma en el área de las drogodependencias
El
estigma no solo influye en las personas consumidoras antes de iniciar un
tratamiento, sino también durante su realización y después de él. Tal como
expresan Mota, Noto y Santos (2014) y Arctander en Prieto (2019), las personas
que sufren un trastorno adictivo Son vinculadas usualmente, y de forma
estereotipada, con la violencia, el narcotráfico y la prostitución sobre todo
en el caso de las mujeres consumidoras. Además, se etiquetan a estas personas
como responsables de su problema, se asocia con el concepto de “vicio” y la
falta de voluntad, olvidando que un trastorno adictivo es un problema de salud
(Mota, Noto y Santos, 2014). Asimismo, las consecuencias de dichos estigmas
comportan un trato discriminatorio, una baja adhesión al tratamiento y el abandono
e inicio continuo del tratamiento (Mota, Noto y Santos, 2014).
Tipos de estigma y barreras
asociadas
La autoestima, del que hablaremos
posteriormente con mayor detalle, ocurre cuando las personas consumidoras
interiorizan los estereotipos y existe una discriminación hacia sí misma.
La etiqueta estigmatizaste se convierte en la
definición íntegra de la persona, pasando a interiorizar el estigma en su
identidad e invisibilizando a la persona y el resto de esferas que conforman su
identidad. Se internalizan las creencias
estereotipadas y, por ende, la persona se actúa autoexcluyéndose de ciertos
ámbitos.
Más aún, nos ayuda a entender y a establecer
el impacto de dicha convergencia en situaciones de oportunidades y acceso a
derechos, y a ver cómo las políticas, los programas, los servicios y las leyes
que inciden sobre un aspecto de nuestras vidas están inexorablemente vinculadas
a los demás.
El estigma en los servicios de atención y
tratamiento
La
OMS (2005) explicitó la necesidad de facilitar el acceso y la permanencia a los
servicios de salud para las personas consumidoras de drogas, y hacer de mayor
calidad servicios sanitarios mediante acciones como la visibilización del
estigma e inclusión de Políticas contra el estigma que garantice servicios de
calidad. El estigma juega un papel relevante en el ámbito de la prevención
(campañas que pueden reproducir ciertos estereotipos, el sentirse alejado/a del
perfil de “consumidor/a”), en la búsqueda de ayuda específica representando una
barrera en el acceso y la permanencia en los tratamientos (reducción de daño, tratamientos
de abstinencia, etc.), y en la reinserción (búsqueda de trabajo, acceso a
vivienda digna, etc.).
Sin embargo, el estigma genera en las
personas usuarias desconfianza hacia los profesionales. Puede derivar en una
atención y vinculo de peor calidad, más dificultad para establecer una adecuada
relación con los profesionales y, además, conlleva un empeoramiento y el
abandono del tratamiento.
El efecto Pigmalión es uno de los peligros de
etiquetar a las personas usuarias, ya que de esa forma reproducen conductas en
relación a lo que su alrededor sentencia sobre ellos (FCD, 2018). Esto se
relaciona con lo expresado por Romaní en ASP (2018) relativo A que reproducir
un discurso no veraz relacionado con las drogas, comporta una construcción de
una realidad estigmatizada en la misma línea. Romaní destaca la importancia de
cambiar el discurso y empoderar a las personas drogodependientes para poder des
estigmatizar. Algunos estigmas de las personas que consumen drogas se vinculan
con aspectos como el VIH, la inmigración, la baja clase social, la salud
mental, la criminalidad, el género y la ausencia de un techo.
El estigma en relación al consumo de drogas
en los medios de comunicación
El consumo de drogas es un aspecto que
preocupa a la ciudadanía, por lo cual, el análisis de la imagen mediática sobre
este tema es de relevancia. La televisión, internet, radio, prensa, cine e
incluso los videojuegos difunden mucha información e influyen en la sociedad y
en el imaginario colectivo. Con el objetivo de analizar el proceso de
estigmatización de los/las consumidores/as de drogas, debemos conocer qué trato
recibe este tema por parte de los medios de comunicación y si la información
proporcionada es veraz y libre de estigmas.
Martín
(2010) subraya la relación del uso de drogas con distintos temas en función del
medio. En la prensa, las drogas se relacionan con narcotráfico y el consumo en
colectivos juveniles. En el cine aparece una cierta normalización de las drogas
con la marginalidad, violencia, delincuencia que reproduce estereotipos, y
produce que se invisibilicen otros patrones de consumo. Pese que son contenidos
de ficción, influyen en la sociedad y en los atributos negativos que se asocian
a las personas consumidoras.
El
estigma y el género
El género, al igual que lo hace en otros
ámbitos de la vida de las personas, es un condicionante para la salud. Es una
categoría compleja que hace referencia a un sistema de organización social que
establece lo femenino y masculino en base a la dicotomía hombre-mujer, lo cual
se relaciona en un sistema de poder. La variable género se ha tenido en cuenta
de manera escasa en investigaciones epidemiológicas y clínicas, como en las
acciones que se llevan a cabo en el ámbito de la salud, lo que ha dado lugar a
interpretaciones reduccionistas de los resultados y de las observaciones de
campo, lo que en ocasiones han ayudado a perpetuar ideas y estereotipos de
género.
El
auto estigma
El estigma internalizado o autoestima,
conlleva un seguido de consecuencias negativas para la persona consumidora que
se dividen en sociales, de salud y psicológicas.
•
En primer lugar, las consecuencias sociales
se centran en problemas familiares, exclusión social, desempleo, y
desigualdad.
•
Las consecuencias a nivel de salud son el
empeoramiento de la condición, la negación a buscar ayuda y la baja adhesión al
tratamiento. Además, tal como apuntan Ariel, Gallo, Soledad y Ruth, (2016), las
condiciones de salud comúnmente de las personas consumidoras se relacionan de
forma estigmatizada con problemas de salud mental o enfermedades de transmisión
sexual.
•
Por último, las consecuencias psicológicas
son numerosas, entre ellas los sentimientos de culpabilidad, vergüenza,
ansiedad, rabia, auto reproche, disminución de autoestima y auto eficacia.
El estigma en España y América Latina
Para observar de qué información dispone la
población española y latinoamericana sobre el uso de drogas y si existen
estereotipos respecto a las personas drogodependientes se debe estudiar su
percepción de la población respecto a los trastornos relacionados con el uso de
sustancias influirá en la formación de estereotipos y en la eficacia de la
búsqueda de ayuda, adhesión al tratamiento e integración en la sociedad de
aquellas personas consumidoras.
En
relación con el auto estigma y la discriminación, Mora-Ríos et al. (2013)
aplicó la Escala de Percepción de Consecuencias del Padecimiento, (EPCP) a 59
consumidores y consumidoras en la Ciudad de México. Más del 90% de las personas
que fueron encuestadas habían experimentado rechazo al menos una vez en sus
vidas. La familia fue identificada como la principal fuente de discriminación,
y los comportamientos como la existencia frecuente de menosprecio de las
habilidades de la persona con el diagnóstico o las actitudes hostiles por parte
de los familiares cercanos y extensos.
La
relación que existe entre el estigma de la salud mental y el de las drogas y
adicciones es demoledora. Ambas situaciones multiplican la vulnerabilidad de la
persona en cuanto a la posibilidad de ser discriminada, tener menor acceso a
recursos adecuados, menor red de apoyo y oportunidades socio laboral. Tanto los
problemas de salud mental como las drogodependencias se asocian de manera
estereotipada a la agresividad, la violencia, la criminalidad y sobre todo a la
no predictibilidad de la conducta. La combinación de ambos fenómenos redunda en
una situación mayor de desprotección y de mayores barreras para la
recuperación.
El fenómeno del sinhogarismo es una realidad
amplia que incluye una gran variedad de situaciones, desde aquellas personas
que viven en la calle hasta las que viven en “infra viviendas”. En la mayoría
de las publicaciones que abordan esta problemática, se utiliza la definición
propuesta por FEANTSA (Federación Europea de Asociaciones Nacionales Que
Trabajan con Población Sin Hogar) que establece que las personas sin hogar
(PSH) son aquellas que no pueden acceder o conservar un alojamiento adecuado,
adaptado a su situación personal, permanente y que proporcione un marco estable
de convivencia, ya sea por razones económicas u otras barreras sociales, o bien
porque presentan dificultades personales para llevar una vida autónoma. Esta
definición recoge diferentes realidades las cuales se establecen cuatro
categorías: vivir a la intemperie (sin techo), no disponer de alojamiento (sin
casa), vivir en una casa insegura y vivir en una casa inadecuada. Las personas
sin hogar son más vulnerables que el resto de la población a determinadas
enfermedades físicas y psíquicas debido a sus condiciones de vida, a sus
hábitos y conductas. Por otra parte, suelen infravalorar/percibir o negar los
problemas de salud que padecen lo que, añadido a las barreras de acceso al
sistema sanitario que perciben, dificulta la resolución de los mismos. De
acuerdo con la literatura, en el colectivo de personas sin hogar aparece una
alta prevalencia de trastornos psiquiátricos y trastornos relacionados con
sustancias. Es muy difícil determinar si el consumo de sustancias es causa o
consecuencia de la situación de exclusión social. En muchas situaciones, el
consumo actúa como un factor que, añadido a otros, puede precipitar la
situación de vulnerabilidad social, mientras que, en otros casos, será la
situación de sin hogar la que acabe derivando en el consumo.
Edad
La esperanza de vida ha aumentado a lo largo
de la historia en los países desarrollados, como también aumenta de manera progresiva
e importante el número de personas en este segmento poblacional. La edad
sociológica de la jubilación considera como ancianos al grupo de población de
más de 65 años, lo que cambiará en un futuro ya que esta edad es arbitraria y
depende de factores político-económicos. Uno de los problemas más frecuente en
cuanto a las drogas y adicciones en la tercera edad, está relacionado con el
abuso o dependencia de fármacos hipnosedantes o ansiolíticos, así como
analgésicos de tipo opiáceo, obtenidos principalmente mediante la prescripción.
Este hecho remarca la necesidad urgente de formación médica adecuada para
prescribir de manera adecuada e identificar la adicción en personas de la
tercera edad. Por otra parte, también es muy frecuente identificar la
problemática adictiva asociada al consumo de alcohol, según la literatura un
porcentaje significativo de la población de la tercera edad cumple criterios
para abuso y dependencia de esta substancia. Por el contrario, el uso de drogas
ilegales no es tan frecuente en la población geriátrica, el consumo, medido
como tasa de prevalencia, disminuye con la Edad para el cannabis para edades
entre 65-69 años, reduciéndose aún más en personas de entre los 70-74 años. En
el caso de Los opiáceos la prevalencia es poco frecuente en personas mayores de
60 años y es raro si no hay historia de consumo en la juventud o de problemas
previos con el alcohol o benzodiacepinas. Aunque las adicciones a sustancias
pudieran parecer “fuera” del campo de la gerontología debido a que se supone
que las personas abandonan el consumo antes de llegar a la vejez o mueren antes
de llegar a esta edad, la realidad es bien distinta, habiendo un segmento de la
población consumidora que ha ido envejeciendo con las particularidades que esto
conlleva. La detección y evaluación del Consumo es muy importante cuando estas
personas entran en contacto con los dispositivos asistenciales, si no se
evalúan adecuadamente la sintomatología y las alarmas asociados a esta
población en específico, pueden no relacionarse con el consumo y no tratarse,
inivisibilizando el problema y cronificando la situación. Por ello es necesaria
una buena exploración clínica, para realizar un adecuado diagnóstico y un buen
tratamiento, evitando tratar sólo los trastornos psicopatológicos y obviando el
uso de una sustancia como posible factor determinante.
Adicciones sin sustancia y estigma
Pese a ser estudiadas y tratadas por muchos
estudios como “adicciones” desde hace más de 30 años, los trastornos
conductuales carecen de consenso científico suficiente, a día de hoy. Ciertas
adicciones sin sustancias, como por ejemplo el juego patológico y la adicción
al sexo tienen una carga especialmente negativa en el imaginario social.
Existe un riesgo de banalización de las
adicciones conductuales, pues un uso desmedido del concepto puede llevar a
convertir en adicción cualquier conducta excesiva, abusiva u obsesiva. De otro
lado el riesgo de estigmatizar -incluso discriminar- conductas y elecciones
personales diferentes del prescrito o “recomendado” por el estándar moral
predominante.
En el caso de la ludopatía y la proliferación
de apuesta por internet y casas de apuestas físicas, es necesaria una
regulación firme que proteja a los/las menores y jóvenes de estar expuestos a
publicidad y facilidades de acceso a tales factores de riesgo. Por otro lado,
es de carácter urgente la inversión en prevención y detección temprana. Tal y
como señalan desde APAL en cuanto a las implicaciones a corto y largo plazo en
la importancia de la prevención sobre las nuevas tecnologías:
• Es
un fenómeno relativamente nuevo, es demasiado pronto para saber con certeza el
número y características de las personas que pueden tener ese problema (las
consultas por adicción a nuevas tecnologías aún son escasas).
• Internet
es una gran herramienta de comunicación, cada vez más útil y necesaria, pero
que requiere ciertas precauciones, especialmente en menores
• Es
preferible detectar los factores de riesgo y tomar medidas antes de que surjan
problemas.
Los grupos de ayuda mutua
Un Grupo de Ayuda Mutua (GAM) CT GUERREROS DE LA LUZ A.C., es
un espacio en el cual diversas personas que comparten un mismo problema o
dificultad se reúnen para Intentar superar o mejorar su situación. Surgen de la
idea de que toda persona, con sus habilidades y su experiencia personal, tiene
una valiosa capacidad para ayudar a los demás y, por extensión, ayudarse a sí
misma; las personas que participan en los GAM Lo hacen de forma voluntaria y en
ausencia de un profesional dentro del grupo, aunque puede dar apoyo puntual
siempre que el grupo lo solicite, de manera que son los miembros del grupo los
que constituyen el espacio y es el propio grupo quien toma las decisiones por
mayoría democrática.
El objetivo de CT GUERREROS
DE LA LUZ A.C.:
•
Conocer el trastorno mental que sufren y
ofrecer un espacio para hablar sobre los problemas que comporta o las
decisiones que se deben tomar.
•
Resolver los problemas e incrementar la
autoestima con el objetivo de tener control sobre la vida.
•
Compartir experiencias
•
Comprender mejor la experiencia vivida y
aprender a verbalizar y a pedir ayuda.
•
Descubrir recursos personales
•
Escuchar a los/las demás participantes del
grupo. Ayudar a otros, dar apoyo.
•
Contar con un espacio de confidencialidad y
confianza para expresarse con libertad sin ser juzgado/a.
•
Relacionarse con otras personas que tienen
las mismas dificultades. No sentirse solo/a.
Las
principales funciones de CT GUERREROS DE LA LUZ A.C.:
1.
Los miembros del grupo intercambian
experiencias comunes
2.
El grupo proporciona apoyo emocional
3.
Se intercambia información, consejo y
educación
4.
En el grupo se favorece la reestructuración
cognitiva. Se amplía el rango de percepciones alternativas a los problemas y
acciones para manejarlos
5.
El grupo cumple funciones de socialización y
de participación en la comunidad.
6.
Las acciones se realizan conjuntamente. Todos
los miembros son participantes activos.
7.
El grupo promueve sentimientos de control,
autoconfianza y autoestima.
El
estigma estructural: El papel de las administraciones
El Colectivo de Estudios Drogas y Derecho,
CEDD realizó un estudio que evalúa las respuestas estatales a las drogas de uso
ilegal en ocho países de América Latina: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia,
Ecuador, México, Perú y Uruguay.
El estudio encontró que el enfoque de los
gobiernos latinoamericanos en el uso de drogas sigue siendo predominantemente a
través del sistema de justicia penal, no de las instituciones de salud. Incluso
en países donde el consumo no es un delito, la criminalización persistente de
las personas usuarias de drogas es común. En todos los países estudiados, el
CEDD encontró que los/las usuarios/as de drogas son perseguidos penalmente,
incluso en países donde el consumo no es un delito.
El tratamiento de la dependencia debe ser
visto como una alianza entre administraciones, profesionales, usuarios/as de
sustancias, familia y comunidad, sin que la responsabilidad por la recuperación
se centre necesariamente en alguna de las partes. Antes de pensar en enfrentar
el estigma, es importante que los profesionales de la salud reconozcan la forma
de cómo perciben a las personas usuarias de drogas. Las percepciones
estigmatizantes y estereotipadas pueden en afectar la motivación del
profesional para lidiar con las personas usuarias.
En el ámbito de la acción número 30, se
respaldó la creación de un portal dedicado a los programas de prevención con
base empírica aportada por la organizaciónSocidrogalcoholy,
en este momento, se está construyendo otro portal de buenas prácticas dedicado
a la reducción de la demanda. Por su parte, en el ámbito de la acción número 31
del plan, se aprobaron una serie de criterios mínimos de calidad en relación
con los programas de reducción de la demanda.
Las personas usuarias de sustancias legales o
ilegales deben ser reconocidas e informadas/atendidas de manera adecuada en los
sistemas sanitarios que estén a disposición. Recalcar y recordar en la propia
actividad profesional el derecho a la autonomía y al libre desarrollo de las
personas usuarias.
-
Desde las direcciones de los servicios
incentivar la actitud abierta de los equipos de trabajo y de las personas
voluntarias en cuanto a hablar sobre estigma. Animar a realizar una auto
revisión de las propias actitudes y creencias, y a generar un Consenso en
cuanto a la manera adecuada de relacionarse con las personas usuarias. Promover
los espacios de revisión adecuados para que esto suceda.
-
Revisar las relaciones de poder que se pueden
generar en el binomio profesional usuario/a, dado que esta tipología de relación
acentúa las diferencias, colabora en aumentar el estigma y es la base para
intervenciones directivas que frecuentemente no tiene en cuenta la voz de la
persona usuaria infantilizándole o minando su capacidad de toma de decisiones.
-
Revisar el diseño de los programas y
servicios, así como las derivaciones y las vías de acceso, con el objetivo de
garantizar la equidad en el acceso y la permanencia de los dispositivos
específicos.
-
Revisar el lenguaje que se utiliza para
referirse a las personas usuarias y sus situaciones personales, para
relacionarse con ellas y entre los miembros del equipo de intervención.
-
Garantizar el uso de lenguaje inclusivo, no
estigmatizante y no sexista en la documentación y material existente como el de
nueva creación (Dípticos, páginas webs, comunicados de prensa, etc.).
-
En cuanto a la intervención terapéutica,
potenciar y propiciar grupos terapéuticos dentro del programa/servicio que
aborden la temática del estigma y todas sus implicaciones.
-
Garantizar que las actividades terapéuticas
dirigidas a paliar el estigma sean regulares y suficientes, y que sean
impartidas per una/a persona/s formada y con perspectiva de derechos en el
ámbito de las drogas y adicciones. Subrayamos la importancia de la formación y
la revisión personal de la persona que imparta las actividades por tal de no
perpetuar estereotipos en el propio discurso que acentúen el estigma.
-
Potenciar reuniones de supervisión de equipos
y hablar de cuestiones relacionadas con los ejes de vulnerabilidad y discriminación
de las personas que están teniendo una afectación directa en su salud.
-
Trabajar en red con otros dispositivos y
coordinarse para dar mejor respuesta terapéutica a las personas que están en el
programa/servicio.
-
Reflexionar sobre el concepto de interseccionalidad
y tenerlo en cuenta como marco analítico en el actuar profesional.
-
Tener en cuenta las barreras de acceso y
permanencia, así como el doble o triple estigma por género, raza o clase social
como otras orientaciones sexuales no heteronormativas.
-
Importar y reproducir buenas prácticas que
hayan funcionado previamente para paliar el estigma asociado a las drogas y
adicciones desde el propio lugar.
-
Trabajar con los/las familiares de las
personas usuarias el concepto de estigma y como esto influye en la recuperación
de la persona y en la carga mental familiar.
Participar
en el diseño y el desarrollo de actividades dirigidas a paliar el estigma.
Hacer oír la voz de las personas a quienes van dirigidas las actuaciones, permitiendo
construir nociones de identidad, autoestima, habilidades de enfrentamiento e
integración social:
-
Participar en grupos terapéuticos que ayuden
a mejorar la autoestima y el empoderamiento personas reduciendo los efectos del
estigma interiorizado.
-
Participar y potenciar grupos terapéuticos de
ayuda mutua ya que favorece la motivación para adherirse al tratamiento y se
crea un sentimiento de pertenencia y de derecho al acceso a los servicios y
recursos. Estos grupos permiten a los miembros compartir sus experiencias
generando un flujo de información directo.
-
Interiorizar y hacer propia la perspectiva de
derechos humanos en cuanto al uso de sustancias.
-
Revisar la propia concepción en cuanto a las
personas consumidoras, identificar estigma y auto estigma, así como el propio
lenguaje y discurso estigmatizante.
-
Participar en el contacto de la comunidad a partir
del intercambio de experiencias, así como la posibilidad de cuestionar
creencias erróneas. Participar en charlas educativas, mesas redondas,
actividades informales, etc.
-
Participar del tejido asociativo de la propia
comunidad, visibilizando la situación de las personas usuarias.
La experiencia de actividades comunitarias y
la implicación en primera persona otorga legitimidad y credibilidad: No puede
existir estrategia de lucha contra el estigma y la discriminación sin la
implicación de personas del colectivo. La experiencia en primera persona es más
efectiva en el cambio positivo de actitudes y comportamientos. Debido al efecto
de empoderamiento las personas participan defendiendo sus propios Derechos y de
este modo se sienten más seguras para poder hablar y hacer frente a la estigmatización
y la discriminación. Gracias el efecto “movimiento”: el hecho de crear una red
de equipos anti estigma, nos puede ayudar a crear de un auténtico movimiento
social, al cual pueda ser más atractivo sumarse.
Adicción a sustancias psicoactivas: Uso
repetido de una o varias drogas que conlleva en la persona consumidora la
aparición de una intoxicación periódica o crónica, el desarrollo probable de
tolerancia y el consumo compulsivo, que cuando se intenta interrumpir Generalmente
deriva en la aparición del síndrome de abstinencia, y, cuando falta la
sustancia, en el inicio de una búsqueda compulsiva para obtenerla.
Género:
Es un término técnico específico en ciencias sociales que alude al «conjunto de
características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres».
Entonces, al hablar de género se está remitiendo a una categoría relacional y
no a una simple clasificación de los sujetos en grupos identitarios. Según la Organización Mundial de la Salud, se
refiere a «los roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y
atributos que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres.
Factores de protección: Son las
características de carácter individual, ambiental o social que reducen la
probabilidad de que una persona se implique en el consumo de drogas o que este
consumo llegue a causar problemas importantes, a ella o a otras personas. Los
factores de protección presentes atenúan el impacto de los factores de riesgo,
pero no son la parte opuesta de un mismo continuo.
Factores de riesgo: Son las características de
carácter individual, familiar, ambiental o social que incrementan la
probabilidad de que una persona se implique en el consumo de drogas o que este
consumo llegue a causar problemas importantes, bien de carácter conductual
(conductas desadaptativas o problemas relacionales, entre otros), sanitario
(morbilidad o mortalidad evitables) o social (violencia y disturbios, entre otros).
Grupo
de ayuda mutua: Grupo en el que los participantes se ayudan mutuamente a
recuperarse o a mantener la recuperación de la dependencia del alcohol u otra
droga, de los problemas relacionados o de los efectos de la dependencia de otra
persona. Los grupos más destacados son Alcohólicos Anónimos, Narcóticos
Anónimos y Al-Anon (dirigido a familiares de personas alcohólicas).
Población en situación de riesgo: Grupo de
población que, por distintas circunstancias, se encuentra más expuesto a uno o
más factores de riesgo para desarrollar problemas relacionados con las drogas
que cualquier persona de la población general. A menudo, se utiliza de manera
inadecuada la expresión población de riesgo, que no es apropiada porque la
mayor parte de factores de riesgo no son intrínsecos sino circunstanciales. El
concepto de riesgo solo implica la existencia de una probabilidad relativa,
nunca una Certeza, con respecto a un determinado resultado. Por lo tanto, la
identificación de una persona como “de riesgo” es inadecuada y peligrosa ya que
puede llevar a estigmatizaciones sociales. No hay personas ni poblaciones “de
riesgo”, sino personas o poblaciones que están “en situación de riesgo”.
Política
preventiva: Conjunto de estrategias, planes, programas y actividades impulsados
por un gobierno, a través de la Administración pública, para conseguir los
objetivos preventivos previamente establecidos y definidos en estrategias y
planes de actuación.
Reducción de daños: Se trata de un enfoque
que sustenta las políticas y los programas que tienen como finalidad disminuir
significativamente las consecuencias negativas resultantes del consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas, tanto para las personas de Forma individual
como para la comunidad en general, sin requerir necesariamente la abstinencia.
Reducción
de la demanda: Son las políticas o programas dirigidos a reducir la demanda de
drogas psicoactivas entre los/las consumidores/as. Fundamentalmente se aplica a
las drogas ilegales, sobre todo en referencia a las estrategias de educación,
tratamiento y rehabilitación, en oposición a las estrategias basadas en el
cumplimiento de la ley con el objetivo de prohibir la producción y la
distribución de drogas (reducción de la oferta).
Reducción de la oferta: Hace referencia a las
políticas o los programas dirigidos a prohibir la producción y la distribución
de drogas, especialmente, las estrategias para hacer cumplir las leyes
reduciendo el suministro de drogas ilegales.
Reducción de riesgos: Acciones individuales y
colectivas, tanto médicas como sociales, orientadas a minimizar los efectos
negativos del consumo de drogas. Los objetivos se focalizan en los problemas
asociados al consumo y no al hecho de consumir.
Rehabilitación:
Proceso con el que una persona con problemas de consumo de drogas alcanza un
estado de salud, una función psicológica y un bienestar social óptimos.
Sinhogarismo: Una persona sin hogar es
aquella que no puede acceder o conservar un alojamiento adecuado, adaptado a su
situación personal, permanente y que proporcione un marco estable de
convivencia, ya sea por razones económicas y otras barreras sociales, o bien
porque presentan dificultades personales para llevar una vida autónoma.
Uso de drogas: Término que en algunas
ocasiones se utiliza como sinónimo de consumo no perjudicial de drogas, como en
el caso del consumo de medicamentos bajo prescripción facultativa. También
puede incluir el consumo de alcohol en dosis Bajas por parte de personas que
por su edad y estado de salud no se prevea ningún efecto nocivo. En otros
casos, se utiliza como sinónimo de abuso de drogas.
Uso controlado de drogas: Mantenimiento de un
uso regular, no compulsivo, de sustancias psicoactivas, que no interfiere con
el funcionamiento cotidiano de la vida de una persona. Puede ser el resultado
de la utilización de un método de reducción de riesgos que minimiza los efectos
adversos de la droga consumida.
Uso recreativo: Consumo de una droga,
normalmente ilegal, en situaciones sociales o relajantes, que implica que no
existe dependencia ni otros problemas.
Vulnerabilidad. Característica psicológica de
un individuo con dos significados diferentes. Por una parte, describe la
susceptibilidad objetiva de un individuo frente a las exigencias físicas,
sociales y psicológicas. Por otra parte, representa una característica estable
de una persona. Es una disposición vulnerable que una persona desarrolla a lo
largo de su vida.
El estigma social de las adicciones
Las adicciones y dependencias a sustancias de tipo psicoactivas vienen
de larga data, aunque ha tomado mucho más tiempo del esperado lograr que este
tipo de trastornos fueran considerados por la comunidad científica y se les
diera el lugar que se merecen. Lamentablemente, aun habiendo conseguido un
lugar dentro de las patologías psicológicas existentes, la sociedad actual
conserva algunos prejuicios y visiones sobre el adicto que no son del todo
correctas y que pueden resultar muy perjudiciales para quienes los padecen.
Aún hoy en día, a cierto sector de la sociedad le cuesta percibir al consumidor de drogas como lo que realmente es: una persona con una patología psicológica que necesita ayuda para poder salir del agujero en el que se encuentra. Estas personas terminan siendo estigmatizadas y clasificadas por los demás dentro de las categorías más nefastas, rozando casi la criminalización de estos individuos.
• Criminalización de los usuarios de drogas. Uno de
los principales problemas que surgen a nivel social en relación a las personas
drogadictas tiene que ver con la criminalización que se hace de su condición.
Como consecuencia de la falta de información, se realizan campañas de
desprestigio a quienes padecen de este trastorno poniéndolos en el lugar de
culpables cuando en realidad están padeciendo una relación de dependencia que termina siendo más perjudicial para ellos que para Cualquier
otra persona.
• La autoestima del usuario. Por lo
general, tanto los drogadictos como los individuos recuperados, logran una
conciencia de estigma que termina por afectar de una manera muy importante su
autoestima. Saber que se encuentran en la lupa de la sociedad y que sus
conductas llegan a ser vistas hasta de manera criminal en algunos casos puede
afectar muy negativamente a la confianza de la persona y a las ganas de
recuperarse para mejorar sus condiciones de vida.
La integración laboral para el cambio
Otra de las consecuencias negativas del estigma social
que se pone sobre los consumidores de drogas recae directamente en la
imposibilidad de conseguir un empleo Digno aún luego de su recuperación. Si
bien para muchos puede resultar algo complicado, haber sufrido de una adicción
a una sustancia no significa transformarse en una persona incapacitada y el
trabajo es algo fundamental para poder llevar una vida digna. Tener un empleo
es importante para cualquier ciudadano, sobre todo para quienes constantemente
llevan la cruz del estigma social y son observados por sus conductas previas.
Las investigaciones demuestran que se pueden modificar
las CT para tratar a personas con necesidades especiales, como son los
adolescentes, las mujeres, los indigentes, personas con trastornos mentales
graves y personas que están dentro del sistema de justicia penal., a la vez de
cierto tiempo de internamiento se le da al usuario
de tener medio camino, que consiste a ir a trabajar y regresar al Centro
Comunitario, Por lo que generaría tener una COMUNIDAD TERAPEUTICA DE PUERTAS ABIERTAS., entrando y saliendo de
la misma, “libremente”.
El Centro
Especializado en Adicciones, Guerreros de La Luz A.C.
Nosotros
desde el punto de adicciones debe ser tipificado por profesionistas de la
Salud, que tengan esta Licenciatura en México, esto sería con la finalidad de
atender a jóvenes y pacientes crónicos a causa de las Adicciones, darles la
atención necesaria para que estas personas tengan la oportunidad de vivir en un
Mundo Mejor a la vez integrándose satisfactoriamente a sus Familias y a la Sociedad.
es una Institución
Humanista adaptado a las necesidades mundiales, ofrece internamiento para
Hombres y Mujeres, con un trato digno y respetuoso por lo que otorgan servicios
profesionales de psicoterapia individual, grupal, familiar, espiritualidad,
psicológica, nutricional y médica., está a la atención de la Sociedad en
General, a Nivel Nacional e Internacional, los 365 días del año., el teléfono
es: 33-31351330 y el celular es: 044-3314014014 y 044-3313176953 y 3322808907.