Réquiem por el Talento
El tema de la semana no podía ser otro para
mí. Ni siquiera me puse a pensar en alternativas, fui directo al teclado con la
idea en la mente y con el corazón en la mano. Se trata de un caso muy especial,
de alguien que merece mi admiración, aunque me hubiese gustado que la historia
de hoy no estuviera matizada con el tono siempre oscuro de la tragedia.
Siempre resulta más alentador comentar de lo
positivo, de la parte trascendental de la persona, de sus acciones, sus logros,
sus sueños, sus anhelos, su obra y su legado, que de los detalles deleznables y
negligentes que abonan a la pérdida irreparable de su vida.
Me cuesta trabajo asimilar que nuestro
admirado amigo José Miguel Ferrer Hinojosa, mejor conocido como el
"Maestro Ferrer" ya no se encuentre entre nosotros. Tengo que aclarar
de inmediato que sólo me estoy refiriendo al aspecto material, al sentido
físico de la presencia, porque en el aspecto inmaterial, en el sentido etéreo,
en el recuerdo que trasciende la mente y se aloja de manera imperecedera en el
corazón, en esa forma no hay duda que vivirá siempre con nosotros, con la
comunidad artística y con la sociedad nayarita en general a la que conquistó
con la excelsitud de su talento y la amabilidad de su trato.
Es muy fácil escribir sobre alguien como él. Aunque
resulte prácticamente imposible traer aquí, al limitado espacio de un artículo,
la inmensa cantidad de galardones, experiencias y logros obtenidos en su larga
carrera musical. Pero, si sería de mucha utilidad la gran cantidad de material
sobre su obra, porque podría facilitar la posibilidad de realizar trabajos
periodísticos de amplio contenido cuantitativo y cualitativo.
A pesar de que su vida física se truncó de
manera sorpresiva, siendo relativamente joven (45 años), su vida artística fue
muy larga y productiva, porque sus inicios se remontan a una edad pueril. Lo
que queda muy claro es que su pasión fue siempre la música, devoción que abrazó
con especial ahínco preparándose en sus estudios musicales desde la primaria
hasta obtener la licenciatura. Compitió contra los más destacados violinistas de
la categoría infantil en muchos países de Europa, obteniendo varios premios y
reconocimientos especiales.
Dejaré que los especialistas en trabajos
biográficos y estadísticos se encarguen de recopilar el cúmulo de datos que
existen de su carrera. Hoy quiero comentarles la impresión personal que me
causó este hombre tan especial que, para fortuna nuestra, después de viajar por
varias partes del mundo, eligió nuestro estado para pasar el resto de su vida,
adoptando a México como su segunda patria y a Tepic como su hogar definitivo.
Ya lo comenté anteriormente, pero creo que
vale la pena reiterarlo, nuestro amigo era cubano de nacimiento y nayarita de
corazón. Más de dos décadas al servicio de la sociedad nayarita se dice fácil
pero no lo es. Cuántas cosas tuvieron que pasar para que él pudiera consolidar aquí
su carrera musical y recibiera el reconocimiento de sus compañeros músicos.
Cuántas penurias para establecerse y adaptarse a un mundo distinto y difícil de
conquistar.
Hoy su historia se cuenta a través de las
gargantas de cientos de sus amigos y amigas, compañeros de trabajo y sus
alumnos. La misma historia que se nutre de las partituras, folletos, cartelones
y programas de mano. La leyenda se deja
acariciar a través de los tesoros audio visuales que afortunadamente se
conservan como parte del valioso acervo artístico que forma su legado.
Más allá de la altísima preparación técnica
que poseía, de la exquisitez de su inspiración, de la versatilidad de sus
alcances, lo mismo era un gran intérprete, que compositor, arreglista, director
de la Orquesta de Cámara de Nayarit y por supuesto, un respetable y muy
estimado catedrático de la Escuela Superior de Música (ESM). Más allá de todas
esas cualidades, que le dieron un merecido reconocimiento entre la comunidad
artística y entre la sociedad, se levanta inconmensurable su perfil humano, su
gran calidad como persona.
Sólo bastaba voltear a ver los rostros
desconsolados e incrédulos de sus compañeros de trabajo, maestros, alumnos y
alumnas, amigos, familiares y padres de familia, en los que se reflejaba la
angustia, el desconcierto y una tristeza infinita, para darte cuenta de lo que
significaba la irreparable pérdida de un artista y una amigo de esa categoría.
Las horas pasaban y los restos mortales del
Maestro Ferrer no llegaban al salón de clases que haría las veces de centro
velatorio. La gente seguía llegando, haciendo insuficiente el espacio de la escuela.
Movimientos por todos lados. Se preparaba la zona de cafetería, en el pequeño
patio se instalaban los instrumentos musicales para los estudiantes y maestros
que tocarían en honor a su mentor y compañero. Se sentía algo de calor dentro
de la vieja casona de la calle Lerdo. En contraparte, la carpa que daba abrigo
en la cerrada vialidad no protegía del todo la fresca humedad de esa noche
fatídica. Nuestra tradicional manera de mostrar solidaridad y condolencia en
todo su esplendor, coronas por aquí y por allá, de las autoridades, del
sindicato, de la sociedad de padres de familia, de la sociedad de alumnos,
familiares y amigos, etcétera.
No pude contener unas obstinadas lágrimas que
finalmente cumplieron su capricho, resbalando lentas por mis frías mejillas.
Era una tristeza mortal la que sentía. Escuchar el desgarrador llanto de la
hija menor del maestro hacía más doloroso aquel momento. A pesar de ello hice
una guardia ante el oscuro féretro, acción que me nació del fondo de mi
corazón.
Un velorio muy especial. Para mí nunca visto.
Las lágrimas caían entre maravillosos acordes y notas musicales, los pesares se
mezclaban con la belleza de las interpretaciones de los participantes.
Violines, teclados, rock y otros géneros musicales, todos con la misma y loable
intención de rendirle homenaje al amigo y maestro fallecido, a la manera que a
él más le gustaba, con música, música y más música.
Seguramente merecía mucho más que todas esas
lágrimas, más que toda esa solidaridad. Quizá no sea suficiente el emotivo
homenaje de cuerpo presente en el "Centro de Arte y Cultura Emilia
Ortiz" y la misa solemne y musical de catedral, pero la muerte es
contundente e implacable, corta de tajo los planes y proyectos y el tiempo
nunca es suficiente para ellos. Pero el Maestro Ferrer, dejó sembrada la
semilla del éxito en muchas generaciones de músicos nayaritas y son ellos
quienes habrán de empujar su realización.
Los alumnos cuentan historias maravillosas de
Miguelito Ferrer. Además de su talento, su comprensión, la bonhomía, su
sencillez y humildad, su alegría, su respeto y una gran facilidad para motivar
e impulsar sus sueños. Los amigos cercanos como el Maestro Rafael Almanza
Aguilar, Director de la Escuela Superior de Música, Carlos Morales Ricoy,
Catedrático de Violín e integrante del Grupo Cuba-Mex, Abel Andrade Cervantes, Presidente
de la Comisión de Actividades Culturales del S.U.T.S.E.M, y el Maestro José
Inés Enriquez Ledesma, Director General del CECAN, entre tantos otros, refieren
también muchas anécdotas del entrañable amigo, músico genial, maestro increíble
y excelente padre de familia.
Sin duda que habremos de recordarte siempre
Maestro Ferrer. Nuestro mejor homenaje será redoblar el esfuerzo y revalidar el
compromiso de seguir empujando los proyectos artísticos y culturales. Apoyar a
las nuevas generaciones de músicos nayaritas con la fe, el amor y la esperanza
con que tu lo hiciste. Gracias por querer tanto a esta tierra que te nombró
hijo predilecto, gracias por tu increíble talento, por tu generosidad y tu gran
calidad humana. Como ciudadano ya hice la propuesta a través de las redes
sociales, hoy, en mi calidad de comunicador y Presidente de la Sociedad de
Padres de Familia de la Escuela Superior de Música del Estado de Nayarit,
reitero mi llamado a las autoridades competentes para que el edificio nuevo que
albergará a esta maravillosa escuela lleve el nombre de "José Miguel
Ferrer Hinojosa". Un justo homenaje a quien dio tanto por nuestra música.
Ahí dejo la propuesta.
A la familia del maestro, su esposa y sus dos
hijas, un cálido abrazo con mi solidaridad y mi pesar. A mi querido amigo
Miguel, un recuerdo indeleble. ¡Descansa en Paz!
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA
PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com