JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"Celulitis"
Sonrío
al imaginar la cara de sorpresa de mis amables lectores cuando poco a poco
vayan adentrándose en el contenido de este artículo. Rápidamente se darán
cuenta que nada tiene que ver con esa conocida enfermedad. La primera sorpresa
sería que en realidad la celulitis estética, la que se conoce comúnmente como “Piel de Naranja”, más que una
enfermedad es una consecuencia de la mala alimentación y falta de ejercicio y
poco o nada tiene que ver con algún factor patológico. La segunda y más
importante, es que el tema de esta semana se relaciona con el uso y abuso del
teléfono celular. Verán entonces que el título de esta entrega es una especie
de juego de palabras que intenta ser ingenioso y atractivo.
Otra
aclaración que considero pertinente es que tampoco intento abordar este asunto
desde el punto de vista tecnológico, ni de las probables consecuencias y daños
que puede acarrear el uso excesivo del famoso aparato que hoy se convierte en
protagonista principal de estas líneas. Es muy evidente que las posibilidades
de comentarios en razón del material que existe son exponenciales, aunque no
tanto como el índice de crecimiento de las ventas de estos aparatos que muy
anglosajonamente llamamos “Smartphones”. Es tal el crecimiento de las ventas
que se prevé que para el año 2020, el 90% de los habitantes (mayores de 6 años)
de este sufrido y deteriorado planeta tendrá un teléfono celular. (Según, el Mobility
Report de la Cía. Ericsson, 2014).
Lo que esas
cifras indican es que en menos de cinco años estarán circulando por el mundo
casi 7 mil millones de teléfonos celulares, lo cual establece una ecuación
aproximadamente igualitaria al número de personas que andaremos o andarán
habitando este convulsionado mundo. Estos datos, aunque pudieran resultar
interesantes, los usé sólo para contextualizar el comentario que les ofrezco
esta semana.
El
ángulo que interesa es quizá más vivencial que técnico, es el punto de vista
que emana de los hechos cotidianos, de la observación y de la propia
experiencia. Va más allá de un comparativo entre los beneficios de la
tecnología (particularmente de la telefonía celular) y los perjuicios que puede
ocasionar a la salud de las personas, a su comportamiento, a su vida familiar y
social.
Intentaré
ir de lo general a lo particular, así que diré que la tecnología es muy
benéfica en el sentido más apreciativo de la palabra. No imagino lo que sería
de la humanidad sin la tecnología aplicada a la salud, sin los aparatos de
resonancia magnética y otros tantos aditamentos que hoy en día salvan vidas diagnosticando
enfermedades como el cáncer y muchos padecimientos que antes resultaba
imposible detectar. La tecnología de la información, a la que debemos la
oportunidad de conocer sucesos e historias de otras latitudes en tiempo real,
incluso que este texto sea leído en muchas partes del mundo, bueno en algunas, quizá
con mis apreciados paisanos en U.S.A; en Hermosillo, en el D.F. o tal vez solamente
en Tecuala, pero finalmente, se difunde.
Así
mismo, el teléfono celular nos ayuda en muchas cuestiones. Para algunos se
constituye en una herramienta de trabajo, a otros les permite mantener el
contacto con familiares y amigos que viven en localidades lejanas, en otros
estados o en otros países. Así podría enumerar muchos otros supuestos en los
que el celular resulta de mucha importancia. Pero como todas las cosas en la
vida, siempre hay un lado bueno y un lado malo, como el bien y el mal, el ying
y el yang, Ormuz y Ahriman, lo blanco y lo negro.
¿Quiere
decir entonces que el teléfono celular es malo? Pues yo diría que no. No es
malo, ya que hasta ahora no se ha comprobado que la emisión de radiaciones
electromagnéticas a las qué se exponen los usuarios pudiera causar cáncer. ¿Entonces
por qué se sataniza el uso del celular?
En realidad creo que nos acercamos al punto. En todas las cuestiones en las que
se habla de polaridad, como las que mencioné en el párrafo anterior, siempre la
salida hacia una explicación congruente, sobre todo en cuestiones de carácter
material, físico o natural, se definen en función de la búsqueda del equilibrio.
Así tenemos el ejemplo más usual en el PH (Potencial Hidrógeno) en las
soluciones, en las que se contraponen en sus valores la alcalinidad y la
acidez. Ups, ya me siento un Johannes Bronsted, mejor dejemos eso.
Para mí
es muy importante allegarles elementos de juicio a mis lectores, pero a veces
me apasiono tanto en la explicación que cuando me doy cuenta el espacio se ha
agotado, tal es el caso de hoy, pero creo que aquí sí se justifica aquella frase
maquiavélica: “El fin justifica los medios”.
Pensarán
que estoy siendo muy benévolo con el celular, pero es aquí donde “la puerca
torció el rabo”. El sólo hecho de que los accidentes viales provocados por
personas que escriben o leen mensajes de texto en el celular mientras manejan
hayan superado a los que son ocasionados por conductores ebrios ya es mucho
decir. El 40% de los accidentes que se registraron en la república mexicana el
año anterior se deben al uso del celular mientras se maneja y vaya que no son
pocos (15,185, según datos de la Cruz Roja Mexicana).
Los accidentes viales derivados del manejo imprudente por el uso del celular (escribiendo o leyendo mensajes) son ya la primera causa de muerte de personas de 5 a 29 años en México. Aunque muchos no lo quieran aceptar, este asunto es tan dramático, que los expertos en la materia señalan que es igual o más peligroso que conducir ebrio o bajo el influjo de la mariguana.
Los accidentes viales derivados del manejo imprudente por el uso del celular (escribiendo o leyendo mensajes) son ya la primera causa de muerte de personas de 5 a 29 años en México. Aunque muchos no lo quieran aceptar, este asunto es tan dramático, que los expertos en la materia señalan que es igual o más peligroso que conducir ebrio o bajo el influjo de la mariguana.
La
razón que haya elegido este tema es haber sido testigo de varias imprudencias
de este tipo en las calles de Tepic. En una curva algo pronunciada de un
conocido bulevar pude ver a una señora cuarentona que conducía sosteniendo su
celular con la cabeza pegada al hombro izquierdo, el volante con la mano izquierda
y mordiendo una torta que traía en la mano derecha (No alcancé a ver si era de
jamón).
Otro caso peor, un día después, un señor de semblante ceñudo, en situación similar a la señora anterior, hablando por el celular que sujetaba con la oreja izquierda pegada al hombro izquierdo pero en su brazo derecho sostenía a un bebé, ¡Hijo de su mal dormir! (Me refiero al señor). Estos casos son muy frecuentes, desafortunadamente.
Otro caso peor, un día después, un señor de semblante ceñudo, en situación similar a la señora anterior, hablando por el celular que sujetaba con la oreja izquierda pegada al hombro izquierdo pero en su brazo derecho sostenía a un bebé, ¡Hijo de su mal dormir! (Me refiero al señor). Estos casos son muy frecuentes, desafortunadamente.
Sin
duda es un aspecto muy negativo la dependencia del celular que sufren muchas
personas. Me refiero a la adicción de corte patológico en ciertos individuos,
que no sueltan el celular ni para ir al trono de la meditación. Se duermen abrazando
el teléfono o con él en su almohada. Que decir de aquellos que entran en pánico
porque se quedaron sin carga o sin señal. Los que publican en redes sociales
todo lo que hacen, aunque a la mayoría les importe un comino. Los que se la
pasan “texteando” cuando visitan a los padres o abuelos en comida familiar. Peatones
que son atropellados por ir usando su celular al momento de cruzar la calle,
terribles accidentes en la ciudad y las carreteras, familias separadas,
disfuncionales, sin comunicación de persona a persona, jóvenes capaces de
suicidarse por perder su celular, otros que prefieren ser asesinados en un
asalto antes que entregar su teléfono.
En fin un panorama drástico en cuanto a esta rara enfermedad que bien podría llamarse “teléfono/dependencia” o bien como antes la denominé: “Celulitis”. ¿Ustedes que opinan?
En fin un panorama drástico en cuanto a esta rara enfermedad que bien podría llamarse “teléfono/dependencia” o bien como antes la denominé: “Celulitis”. ¿Ustedes que opinan?
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