JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"El pueblo unido, jamás será vencido"
Nuestra
ciudad sigue dando de qué hablar. Un asesinato más en nuestras calles que,
aunque doloroso en muchos sentidos, ya no le causa asombro a nadie. Ahora fue el turno de un oficial de vialidad,
que al parecer participaba en un operativo policiaco. Quizá represente un
abierto desafío a la autoridad por parte de los grupos criminales que operan en
nuestro entorno, el propósito pudiera ser dejarle un reto abierto y contundente,
decirle que no hay temor alguna a su capacidad de respuesta.
Los
hechos sangrientos, que cada vez son más frecuentes, parecen ser ya parte de
nuestro paisaje. Escuchar que hubo baleados, secuestrados y demás, es una
conversación casi de carácter trivial y las notas rojas de Miguel Ángel Luna y
de Antonio Tello, están a cada momento en los teléfonos celulares de toda la
gente. El morbo es ya algo común. Recuerdo cuando era algo inusitado ver en un
periódico la fotografía de un asesinado o incluso un atropellado. Era un asunto
extraordinario ver la fotografía de un cadáver, incluso aunque hubiera
fallecido por causas naturales y hoy en día circulan videos grotescos y sádicos
en los que desuellan o decapitan vivas a las personas.
La
pregunta obligada es ¿Por qué suceden hoy esas cosas? Para contestarla, es
necesario contextualizar el asunto e ir explicando por partes. El contexto se
explica por sí solo. Estamos viviendo una etapa de terror inducida por una
inseguridad pública hasta la fecha incontrolada. Generalmente veíamos
escenarios violentos pero de carácter transitorio que, “casualmente” sucedían
en los meses en que se realizaba el cambio del gobierno estatal. La presunción
o sospecha generalizada era que los gobiernos entrantes pactaban con los cárteles
de la droga y en tanto eso sucedía se generaba una violencia mayor debido a la
disputa por el espacio geográfico (la plaza) entre las distintas fuerzas
delictivas. Sin asegurar el dicho como veraz, coincidentemente así solía pasar,
llegaba la nueva administración y todo volvía a la relativa calma.
Esa
es una parte del asunto, pero creo que hay otros elementos que valen la pena
mencionar. No sé qué pueda ser más criticable por parte de un gobierno, si
pactar con la delincuencia, ser parte importante y decisiva de la
descomposición social existente, o ambas. El primero de los elementos tiene su
origen en la ubicación de nuestro estado. Nuestra geografía estatal es zona
ineludible de paso por tierra para dos de los estados más importantes (Sinaloa
y Jalisco) en la economía nacional, tanto la convencional como la
“subterránea”. Entonces se dice que los gobiernos estatales hacían una especie
de “convenio” para que, “por debajo del agua”, se realizara el tránsito de
droga por nuestro territorio hacia cualquiera de los dos estados vecinos, e
incluso seguir su ruta hasta USA. De esa manera se evitaba la violencia.
El
otro elemento a considerar es la actuación del gobierno en su función de
integrador y benefactor de los ciudadanos de su jurisdicción. La delincuencia
como fenómeno social tiene su génesis, por lo menos en parte, en las
limitaciones económicas y la falta de oportunidades para alcanzar niveles
decorosos de bienestar. Un ejemplo claro lo constituyen los jóvenes que se unen
a la delincuencia organizada por no tener oportunidades de trabajo o de estudio.
Otro aspecto es el deterioro de los valores. Pero, eso no quiere decir que la
juventud haya cambiado sus formas de entender las cosas o las maneras de
comportarse sino que las sociedades “modernas” han dado algunos virajes a sus
paradigmas, inducidos por secuencias mediáticas que importan modas a través de
la globalización. Los jóvenes se hacen allegar conductas que, por lo novedoso y
desenfadado de ellas, son fáciles de arraigar en sus entornos descuidados y,
muchas veces, alejados de todo valor ético o cívico.
Por
otro lado, los gobiernos contribuyen de manera importante en esas
problemáticas, ya que han descuidado, y en algunos casos abandonado, elementos
tan importantes para la niñez y la juventud como el arte, la cultura, por
supuesto el deporte y un buen modelo educativo que privilegie la exaltación de
los valores, la conciencia social y la defensa de los derechos humanos. Debemos
reconocer que existen grandes desafíos que asumir para sacar adelante un nuevo
proyecto de nación. Es necesario entender que nada se arreglará por arte de
magia, que es necesario empujar con fuerza, con unidad, con deseos de dar un
cambio de timón hacia una nueva visión de país.
Debemos
apuntar hacia objetivos claros y precisos. Debemos exigir que se combata la
corrupción y la impunidad que, dicho sea de paso, es el binomio fatal, el
círculo vicioso que se fue metiendo como la humedad en todos los lugares, en
todas las estructuras gubernamentales y hoy representa el más maligno de los
cánceres, que impide el desarrollo de la
sociedad y el advenimiento de la justicia social.
Estoy,
y creo que una gran mayoría, harto de políticos corruptos que se han
enriquecido a la sombra de sus puestos de elección popular o por designación. No
es posible soportar más a esos hipócritas que protestan servir al pueblo y sólo
le imponen nuevas cargas, humillaciones y despojos. Estoy cierto que para
recuperar la dignidad y la alegría de un pueblo anhelante de justicia social,
se tienen que combinar varios factores que son complementarios entre sí, pero
también es cierto que el primer paso que la sociedad tiene que dar es decidirse
a cambiar de una vez y para siempre. Recuperar el poder que la constitución
federal le otorga. Recordar que ese derecho supremo lo prescribe el artículo 39
de nuestra carta magna, que a la letra dice: “La soberanía nacional reside
esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye
para BENEFICIO de éste. El pueblo tiene
en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su
gobierno”. Más claro, ni el agua.
En
conclusión, si queremos recuperar la paz social, el bienestar económico que se
nos ha escatimado, quitándonos cada vez más y más cosas, derechos,
prestaciones, recursos, seguridad, etc. si queremos vencer a la corrupción y la
impunidad, debemos decidirnos a actuar con decisión y partir de la premisa que “El
pueblo unido, jamás será vencido”.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.