Por:
José Manuel Elizondo Cuevas
Me
pareció muy triste ver el lamentable estado en que quedaron varias calles de mi
colonia, después de una lluvia de considerable intensidad y más de una hora de
duración. Un panorama desolador se dejaba ver a través de mi ventana. La
curiosidad venció mi flojera y salí a las calles, a la mía y las aledañas, para
dar un vistazo al resultado del frío, pertinaz y nutrido aguacero que recién se
apoderó del cielo tepicense.
Esperé
unos minutos porque aún se escuchaba el ruido de lluvia, pero sólo era una fina
llovizna acompañada del sonido característico del agua al bajar por las
canalejas de las casas, algunos tronidos
y unos tímidos relámpagos.
Nunca
he visitado Venecia, pero las postales que he visto se quedaban cortas al
acercarme a la calle principal del fraccionamiento. Un auténtico espejo de agua
con caprichosos reflejos de luz, con corrientes vertiginosas que azotaban las
banquetas de las casitas de mis vecinos en cuyos ojos se podía ver el miedo a
que aquellas olas turbulentas le perdieran el respeto a su intimidad y se
introdujeran a sus hogares. Cualquiera sentiría temor si ve en peligro el
patrimonio material y la integridad de su familia.
Después
de la tristeza pasé al coraje, al ver las grandes dificultades que pasan mis
vecinos ya sea para entrar o salir de
sus viviendas, lo que resulta materialmente imposible hasta que no baje el
nivel del agua, cosa que puede durar hasta una hora en ocasiones. Pero como
dice Luís Miguel en una de sus canciones: “No culpes a la lluvia” ya que hasta
donde todos sabemos la lluvia en sí, es muy necesaria y más que benéfica para
el campo y para la vida en general.
La
lluvia no es el problema, el problema es la carencia de una infraestructura
física adecuada, es decir que la colonia no cuenta con suficientes obras de
alcantarillado pluvial y sistemas de conducción conectados a colectores de
capacidad suficiente. Pero que más se puede decir de este añejo problema, si es
conocido por todos al grado que, aunque
no dijera el nombre, todos sabrían que me estoy refiriendo al fraccionamiento
Fovissste Colosio, “mundialmente” conocido como “Charcos del Country”.
Quizá
éste sea un buen ejemplo que ilustra lo que padecen la mayoría de colonias de la
capital nayarita, inundaciones, drenajes colapsados y unas calles que parecen
“condominios de topos” con pavimentos destrozados por toda la ciudad.
Es
evidente que el gobierno municipal no resolverá los problemas que existen ni en
Fovissste Colosio ni en otras colonias de la ciudad y conste que solo me estoy refiriendo
a los que aparecen en tiempos de lluvias, no estamos hablando de otros
servicios, como el transporte por ejemplo, del que actualmente se quejan los
usuarios porque la ruta que pasa por aquí en las dos versiones: Lagos del
Country y 2 de Agosto, únicamente la están atendiendo dos unidades, razón por
la cual los intervalos de espera en ocasiones son hasta de dos horas.
Que
triste realidad para los vecinos de este fraccionamiento, que de por sí, nació
con problemas, como los niños prematuros, fue construido en una zona que a
decir de los entendidos, no debió ser autorizado el uso de suelo para vivienda,
por razones ambientales que tienen que ver con una zona de humedales, entre
otras. No se trata de hacer un análisis a profundidad del caso, pero no puedo
dejar de creer que es el único asentamiento urbano cuyas casas de interés
social poseen un frente de tres metros y medio. Recuerdo que cuando se promovió
la asignación (venta) de esas viviendas se decía que eran frentes grandes, pero
finalmente de un lote de 7 x 16 metros,
sacaron dos casas.
En
la actualidad, el Reglamento de Construcción para el Municipio de Tepic (artículo
18) señala que los lotes para casas habitación de tipo popular no serán menores
de 6 metros; pero como en aquellos ayeres, según dicen que el dichoso
reglamento y las leyes de la materia tenían mas lagunas que las que actualmente
tiene la colonia, pues que por eso fue perfectamente válido. (Un antecedente
más de las históricas diferencias entre la ley y la justicia).
El
tema del “Fraccionamiento Fovissste Colosio” o “Charcos del Country” es muy
interesante, tiene muchos visos de corrupción pública y privada en ámbitos
relativos a la adquisición de los terrenos, las autorizaciones, el impacto
ambiental y muchos etcéteras que posee el caso.
Pero
vuelvo al tema original de las lluvias, las calles destrozadas y la vialidad propiamente
hablando. Es realmente pesimista mi apreciación sobre el panorama de la ciudad
en la temporada de aguas. Si de por si la educación vial de los nayaritas deja
muchísimo que desear, tema que ya he comentado en un par de ocasiones, nada más
imagínese amable lector lo que será en un escenario lleno de charcos, rejillas
ausentes, peatones bañados por el agua sucia que salpican los carros, la
disminución en la velocidad de tránsito, embotellamientos, accidentes, suspensiones
averiadas, motores descompuestos, mentadas entre conductores y de los
conductores al presidente municipal por no cumplir con sus obligaciones y
tantos otros detalles que, cada vez con mayor evidencia, desnudan la
inoperancia de los servicios municipales y la ineptitud de los funcionarios que
los representan. Por eso, “Lluvias y vialidad, una triste realidad”.
MIEMBRO
ACTIVO FRECONAY A.C.- COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com