Me
disponía a descansar un momento después de la comida. No habían pasado diez
minutos de haberme acomodado en mi sillón favorito, cuando tocaron en el cancel
de mi casa. Más por cortesía que por ganas atendí el insistente llamado. Lo que
yo deseaba era descansar un poco, los ojos se me cerraban. El exceso de
trabajo, tensiones y desveladas me estaban cobrando la factura, pero ahí voy a
abrir.
A
través de las rejas vi el moreno rostro femenino que me saludaba con una tímida
sonrisa. De momento pensé que era una vendedora o promotora, como actualmente
les dicen. Pronto rechacé esa idea al ver su particular atuendo y una especie
de chaqueta con las iniciales del INE.
Supuse
de inmediato, ya en el interior de la casa confirmé, que tuve la "fortuna"
de salir ganador en la insaculación que realiza el Instituto Nacional
Electoral. Dicho de otra manera me viene a informar que fui seleccionado (por
sorteo, según) para ser funcionario de casilla en la próximas elecciones para
diputados federales.
El
asunto es simple. Te plantean la situación de manera rápida y te piden que
decidas si le entras o no. Puedes decir
que no quieres participar y no pasa nada. La representante del INE llena un
formato en el que anota la causa por la que declinas la invitación, la firmas y
listo.
Me
explicaba algunas de las razones por las que no se puede ser funcionario de
casilla. Entre esas causas está el ser representante o estar afiliado a algún
partido político y ser funcionario de confianza de algún nivel de gobierno. La
joven visitadora trae muy bien digerido su "rollo", incluso trae
memorizada hasta la tonada. Pero la cosa cambió cuando, de manera comedida, le
empecé a hacer algunas preguntas.
Empecé
por comentarle que hace algunos años me hubiese encantado participar en todo
ese relajo de los comicios electorales, refiriéndome a las casillas por
supuesto. Le dije que incluso hasta me parecería un gran orgullo ser parte del
"proceso democrático", pero que actualmente las instituciones
electorales no me inspiran ni confianza ni entusiasmo. Le dije que, a pesar de
la supuesta calidad de público, autónomo, transparente y eficiente con la que
se define a sí mismo, el INE dista mucho actualmente de gozar de la confianza
de la ciudadanía. Las razones son ampliamente conocidas, desde las "caídas
del sistema" hasta el insultante sueldo de los funcionarios del instituto,
entre muchas otras.
La
credibilidad en las instituciones es ya un problema serio. Lo es aún más porque
no es algo coyuntural sino que tiene una génesis histórica, paulatina,
constante. A golpes de tiempo, hecho tras hecho, se ha diluido el poco crédito
que tenían las instituciones públicas. El INE (antes IFE) no escapa a esta
generalidad, a esta tendencia. La marcada y creciente animadversión hacia los
partidos políticos, por parte de los ciudadanos, lo señala como generador de los
vicios recalcitrantes del despilfarro, la deshonestidad en el uso de los
recursos y del manejo discrecional de la democracia.
Cuando
la visitadora del INE mencionó que se van a renovar 500 (QUINIENTOS) diputados
federales, sentí como si me jalaran de los cabellos, pero cuando añadió 200
(DOSCIENTOS) de representación proporcional, vulgarmente conocidos como
PLURINOMINALES (lo de vulgar lo digo yo), entonces si me dio un retortijón. Si ya
los "paganos" de la "democracia", los contribuyentes,
estamos hasta el gorro de mantener zánganos que nosotros mismos elegimos
(aunque los impongan los partidos), de aguantar la masoquista sensación de
elegir a nuestros verdugos, a los que se juntan en la cámara (camarilla sería
más exacto) para aprobar, a veces hasta ellos mismos diseñar, las leyes que nos
sacrifican. Si le sumamos que habrá 200 curules que los dueños de los partidos,
repartirán a su antojo y conveniencia. Es aquí donde vemos que Beltrones mete a
su hija a la lista (tonta no es), vemos como algo inusitado a la madre de
Cuauhtémoc Gutiérrez (yo pensé que no
tenía), ex-dirigente del PRI capitalino acusado de dirigir una red de
prostitución. Así mismo, como algo "divertido", encontramos a la
señora Carmen Salinas que ahora se mete de AVENTURERA de la política bajo los
auspicios del PRI.
Así
está la democracia mexicana. Una lindura de cosas que tenemos que soportar los
que sí trabajamos y que sí pagamos impuestos, porque lo que son estos zánganos
ni eso hacen, también se los paga la cámara con recursos del erario. Entonces
que sabor de boca puede uno tener ante la proximidad de las campañas (también
financiadas con dinero del pueblo). Más gastos inútiles para promover a personajes
que muchas de las veces son indeseables. Verdaderos desconocidos o muy
conocidos (no por sus virtudes) que nada aportan a la solución de los problemas
de las sociedades que anhelan atención y respuesta a sus necesidades. Tiene
usted idea de la cantidad de millones que cuesta tener 300 diputados de
mayoría, que sólo servirán para moldear e impulsar las pretensiones de la clase
pudiente, y 200 plurinominales en los que pasan lista los compadres,
familiares, socios, amantes y demás, de los caciques que lideran a la clase
política mexicana.
En mi
opinión, el INE, los consejos electorales y hasta el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TRIFE) siguen en el tobogán del descrédito. Por
todos lados brotan actos de corrupción e impunidad de gente ligada a los
partidos, hay Abarcas por todos lados, Cuauhtémoc Gutiérrez(s), Bejaranos,
entre muchos otros. En el ámbito local pesan los manejos de los Acosta
Naranjos, Camberos, etc. El panorama luce desolador para los hombres y mujeres
que aspiran, mediante un calificado currículo, con trabajo social y político
honesto, a recibir la oportunidad de competir en una arena neutral, imparcial,
legal.
Los partidos
políticos de hoy se encuentran secuestrados por grupos de poder que se han
adueñado no sólo de las estructuras administrativas y operativas sino de los
propios inmuebles. Al menos me ha tocado ver alguna sede municipal de un
partido que no quiero decir cuál pero empieza con P y no termina con N, en el que
los militantes no pueden acceder a las oficinas del dirigente, porque hay un
grupo de individuos reunidos a puerta cerrada bajo el cobijo del aire
acondicionado.
En fin,
creo que es momento de regresar con mi joven visitadora electoral, quién me
comentó que en su trabajo de campo ha detectado mucho resentimiento y rechazo a
este tipo de participación. Versión que corrobora mi percepción y mi dicho. Le
dije que era muy probable que participara como periodista acreditado en el
proceso electoral y eso me impedía aceptar la invitación. Le firmé unos papeles
y se despidió a seguir con sus visitas.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.