JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita
"El museo del terror"
Mi buen
amigo Carlos Jiménez me llamó el día de ayer por la mañana. Además de
saludarnos, después de algún tiempo sin vernos, me extendió una cordial
invitación para unirme a un viaje de fin de semana. La idea era visitar la
ciudad de Guadalajara Jalisco, irnos el sábado por la mañana y regresar el
domingo por la tarde.
Me
explicó con entusiasmo que el viaje contemplaba visitar algunas atracciones
turísticas, además de ir a algún lugar
típico a comer birria de chivo. (Y no estoy hablando de la liguilla de futbol).
Entre los lugares más destacados de su sugerencia recuerdo el “Museo del
Terror”.
Cuando
por mera curiosidad le pregunté cuánto costaba el boleto de entrada a ese
museo, me respondió entusiasmado que sólo doscientos pesos, pero que por ese
precio podrías ver todo género de cosas terribles como el sadismo, la venganza,
la maldad, la avaricia y el odio.
Me
quedé pensando un momento y de manera espontánea le hice una
contrapropuesta. Amigo mío, no sabes
cuánto aprecio tu invitación. Quizá me interese por la birria, sea de chivo o
de aguilucho, pero lo del museo, eso sí que no me alcanza a convencer. Para que
ir tan lejos si aquí está la matriz de ese museo.
- ¿Cómo
que la matriz está allá, si se acaba de inaugurar ese centro de espectáculos? –
Dijo Carlos, muy convencido.
- Pues
aunque te parezca inverosímil, la matriz está más que patentada y reconocida en
Tepic. Ese museo está lleno de sucursales. Está por todas partes y sigue
extendiéndose.
- A
ver, a ver (a mover la colita). No, ya en serio. ¿Me puedes explicar eso por
favor?- Dijo Carlos con un gesto de asombro.
Ya un
poco más tranquilo, y en el pleno afán de explicar bien lo que estaba diciendo
me quedé quieto y esto fue lo que le dije a mi incrédulo amigo.
Desde hace casi cinco años el Estado de
Nayarit es un compendio de cosas terribles. Es cierto que cambió el panorama de
la inseguridad. Después de ver todo lo que pasaba, violencia, muertes,
secuestros, etc. Debemos reconocer ese punto, si cambió el panorama y nos
sentimos muy bien. Agradecimos al gobernante en turno su actuación. Pero,
pasaron los días y nos dimos cuenta que ese era el único argumento que le
plantearía a la sociedad.
De
pronto todo cambió. El panorama se tornó diferente, incierto al principio,
dudas quizá en cuanto al futuro que le esperaba a la sociedad anhelante de
cosas buenas. El escenario se transformó. Pasó de ser algo que auguraba cosas
buenas a ser un verdadero desastre.
Sobrevino
la disociación con la clase trabajadora. Se dio un punto de quiebre. El gobernante que creó
grandes expectativas, quizá por su origen, se divorció de su compromiso con los
trabajadores que lo llevaron al poder. Se
rompió el contacto. Se alejaron las razones, se perdió el diálogo.
Desde
entonces el escenario se tornó ríspido, tirante, difícil. Para los trabajadores
sindicalizados cambió absolutamente el panorama. Se agotaron las instancias
conciliadoras. Se perdió la relación. Nunca supe con exactitud cuál fue el
momento exacto en que esto sucedió. Pero, aquella gran expectativa se diluyó
como el humo en la campiña.
Ya no
se firmó el convenio laboral, ya no hubo aumentos. Las negociaciones que tradicionalmente
se hacían ya no se realizaron. Sobrevino la debacle e inició para la clase
trabajadora un auténtico mundo de terror. En las dependencias gubernamentales
se estableció el acoso laboral. La persecución y el abuso fue el estilo, la
forma natural de tratar a los trabajadores. El gobernante se llenó de soberbia
y desconoció a quienes representan la
voz de la sociedad. Sin siquiera saber el poder que la clase trabajadora tiene
declaró la guerra frontal, directa. Tomó las cosas como un asunto personal y
desde entonces el estado vive un clima de confrontación, de inestabilidad, de
ingobernabilidad.
No
convenios laborales, no aumentos, no uniformes, desfalco del fondo de
pensiones, no toma de nota, persecución, difamación, coraje, odio. Esas fueron
las constantes de un gobierno marcado por el desvarío.
Las
familias nayaritas empezaron a sentir la lejanía de quien debiera apoyarlas. La
economía local y el mercado interno se comprimieron a su máximo extremo. Se
declaró el estado de sitio. Inició la era del terror.
Después
de lo que hemos vivido en esta etapa de miedo y terrorismo gubernamental,
¿Crees que me resulte atractivo pagar doscientos pesos por ir a ver algunas
cosas de terror? ¿Crees que haya algo más terrorífico que vivir este régimen autoritario? No gracias amigo, creo que ya entendiste que Nayarit
con el gobierno actual, es hoy por hoy un verdadero MUSEO DEL TERROR.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.