viernes, 4 de marzo de 2022

"La otra guerra"

 





JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / 


Periodismo Nayarita



"La otra guerra"

No cabe duda que el mundo es como una vela encendida. Su flama ondea con la dirección y la fuerza que el viento de la vida le sopla. La analogía intenta decir que siempre existe una fuerza o energía que mantiene la vida en movimiento pero que depende de algunos factores que se mantenga en calma o se agite y provoque llamaradas fuertes que tornan en incendios, a veces lamentables.

 Entre los aspectos álgidos que ejemplifican esas intensas llamaradas que amenazan con consumirlo todo se encuentra el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Situación que no es de ninguna manera una locura espontánea, ni un arrebato político surgido de una explosión visceral. Los factores que dieron origen a ese triste y doloroso episodio de violencia y sangre tienen ya una historia de varios años.

 No abordé este tema para comentar sobre las acciones de guerra y el análisis de las capacidades armamentistas de estas dos naciones, ya que es demasiado ostensible la superioridad de Rusia sobre Ucrania, país que antes fue parte de la Unión de Repúblicas Soviéticas. De hecho no hay punto de comparación en el ranking militar mundial. Únicamente tomé este tema porque me parece oportuno ponerlo como ejemplo del manejo que se da a la información. ¿Quién tiene la razón en este conflicto?

 En primera yo contestaría que no existe razón alguna que justifique la violencia en ninguna de sus formas, mucho menos si la vida de personas inocentes está en riesgo y de seguro serán muchas las pérdidas humanas, como en todas las guerras, y también excesivo el costo material (económico) de la pérdida de edificaciones e instalaciones estratégicas. Cuando hago esa pregunta intento poner en relieve la posibilidad de diversas respuestas, situación que es de lo más normal porque aquí es donde entra en acción el factor determinante de la percepción del conflicto: La Información.

 Es este elemento el más relevante, el que sirve para moldear el criterio de simpatía o repudio por tal o cual adversario del conflicto y, dependiendo de la información que cada persona posea en su acervo personal, será como admita, opine, apoye o condene a los rivales en pugna. Así, dependiendo de los medios de comunicación que el lector frecuente, tendrá su opinión y quizá vea a Vladimir Putin como un tirano, invasor en tanto que Ucrania (como la parte vulnerable o débil del conflicto) se verá como la pobre víctima de los locos sueños expansionistas, imperialistas del mandatario ruso.

 Quienes dispongan de mayor información y conozcan la historia de los bombardeos en Dombass por varios años, ocho aproximadamente, en la que miles de personas fueron asesinadas en los ataques orquestados por Ucrania, bajo el silencio absoluto de Occidente, quizá puedan tener una idea diferente de esta guerra. Todavía sería mayor la nitidez en la contextualización del conflicto si algunos lectores conocieran los “Acuerdos de Minsk” que no fueron respetados inicialmente por Ucrania.  Si se enteraron de las campañas en Ucrania por parte de grupos nazis, fascistas que intentaron borrar y deteriorar el prestigio ruso. Si estuvieran al tanto de que Occidente (principalmente Estados Unidos) llevaba años intentando provocar a Rusia para que atacara a Ucrania, por esa razón los portavoces y la prensa gabacha machacaba en el concepto de un “inminente ataque ruso a Ucrania”.

 Como comunicador estoy consciente que la información es quizá la herramienta más poderosa para manejar al mundo y eso se puede ver en Rusia, en Estados Unidos, en México y en Nayarit. Los grandes manipuladores en la historia han fundamentado sus logros en una excelente información pero todavía más en la forma sutil e ingeniosa de ponerla a su favor. Los mexicanos estamos muy conscientes de la importancia que tiene la información que llega a través de los medios. Muchas personas, como buenos lectores,  sabemos elegir las mejores fuentes e incluso ser selectivos, indagar si es material confiable y no cometer los errores de digerir y difundir información falsa (Fake News) situación que es muy común actualmente por la incidencia e importancia que tienen las redes sociales. Desafortunadamente, ser selectivo y cuidadoso de la información que leemos no es el caso general. En nuestro país existe una gran deficiencia en ese sentido.

 A eso hace referencia el título de este texto, no a la guerra de Rusia-Ucrania sino a la guerra de la información. En este preciso momento están corriendo “ríos de tinta” que mañana temprano llegarán a las manos y a las mentes de los lectores intentando poner del lado de ellos, del lado del actor para el que opera el medio de comunicación en cuestión. Entonces seguirán formando “criterios artificiales” por medio del sutil manejo de la palabra y así se irá incrementando el número de adeptos de ambos lados del conflicto. Resulta fácil inferir que, por nuestra posición geográfica, por el dominio que se ejerce sobre nuestro país, por la prensa sicaria, el predominio del chayote, la ignorancia y muchos otros factores más, la tendencia será a condenar a Rusia por su “criminal” ataque a los “indefensos” ucranianos y a exigir al súper héroe USA (Biden), que haga su “labor humanitaria” y salve a ese pobre país del “despiadado imperialismo” ruso (Ajá).

 Solo queda esperar que este conflicto termine lo más rápido posible y las consecuencias no sean tan desastrosas, sobre todo en la pérdida de vidas. Ojala que protejan a los niños, ancianos y mujeres y que la otra guerra (la informativa) no cobre tantas víctimas ni cause tantos daños, principalmente en nuestra población mexicana, de por sí tan vulnerable. ¡Viva la Paz!.

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