No
cabe duda que el mundo es como una vela encendida. Su flama ondea con la
dirección y la fuerza que el viento de la vida le sopla. La analogía intenta
decir que siempre existe una fuerza o energía que mantiene la vida en
movimiento pero que depende de algunos factores que se mantenga en calma o se
agite y provoque llamaradas fuertes que tornan en incendios, a veces
lamentables.
Entre
los aspectos álgidos que ejemplifican esas intensas llamaradas que amenazan con
consumirlo todo se encuentra el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Situación que no es de ninguna manera una locura espontánea, ni un arrebato
político surgido de una explosión visceral. Los factores que dieron origen a
ese triste y doloroso episodio de violencia y sangre tienen ya una historia de
varios años.
No
abordé este tema para comentar sobre las acciones de guerra y el análisis de
las capacidades armamentistas de estas dos naciones, ya que es demasiado
ostensible la superioridad de Rusia sobre Ucrania, país que antes fue parte de
la Unión de Repúblicas Soviéticas. De hecho no hay punto de comparación en el
ranking militar mundial. Únicamente tomé este tema porque me parece oportuno
ponerlo como ejemplo del manejo que se da a la información. ¿Quién tiene la
razón en este conflicto?
En
primera yo contestaría que no existe razón alguna que justifique la violencia
en ninguna de sus formas, mucho menos si la vida de personas inocentes está en
riesgo y de seguro serán muchas las pérdidas humanas, como en todas las
guerras, y también excesivo el costo material (económico) de la pérdida de
edificaciones e instalaciones estratégicas. Cuando hago esa pregunta intento
poner en relieve la posibilidad de diversas respuestas, situación que es de lo
más normal porque aquí es donde entra en acción el factor determinante de la
percepción del conflicto: La Información.
Es
este elemento el más relevante, el que sirve para moldear el criterio de
simpatía o repudio por tal o cual adversario del conflicto y, dependiendo de la
información que cada persona posea en su acervo personal, será como admita,
opine, apoye o condene a los rivales en pugna. Así, dependiendo de los medios
de comunicación que el lector frecuente, tendrá su opinión y quizá vea a
Vladimir Putin como un tirano, invasor en tanto que Ucrania (como la parte
vulnerable o débil del conflicto) se verá como la pobre víctima de los locos
sueños expansionistas, imperialistas del mandatario ruso.
Quienes
dispongan de mayor información y conozcan la historia de los bombardeos en
Dombass por varios años, ocho aproximadamente, en la que miles de personas
fueron asesinadas en los ataques orquestados por Ucrania, bajo el silencio
absoluto de Occidente, quizá puedan tener una idea diferente de esta guerra. Todavía
sería mayor la nitidez en la contextualización del conflicto si algunos
lectores conocieran los “Acuerdos de Minsk” que no fueron respetados
inicialmente por Ucrania. Si se
enteraron de las campañas en Ucrania por parte de grupos nazis, fascistas que
intentaron borrar y deteriorar el prestigio ruso. Si estuvieran al tanto de que
Occidente (principalmente Estados Unidos) llevaba años intentando provocar a
Rusia para que atacara a Ucrania, por esa razón los portavoces y la prensa
gabacha machacaba en el concepto de un “inminente ataque ruso a Ucrania”.
Como
comunicador estoy consciente que la información es quizá la herramienta más
poderosa para manejar al mundo y eso se
puede ver en Rusia, en Estados Unidos, en México y en Nayarit. Los grandes manipuladores
en la historia han fundamentado sus logros en una excelente información pero todavía
más en la forma sutil e ingeniosa de ponerla a su favor. Los mexicanos estamos
muy conscientes de la importancia que tiene la información que llega a través
de los medios. Muchas personas, como buenos lectores, sabemos elegir las mejores fuentes e incluso
ser selectivos, indagar si es material confiable y no cometer los errores de
digerir y difundir información falsa (Fake News) situación que es muy común
actualmente por la incidencia e importancia que tienen las redes sociales.
Desafortunadamente, ser selectivo y cuidadoso de la información que leemos no
es el caso general. En nuestro país existe una gran deficiencia en ese sentido.
A
eso hace referencia el título de este texto, no a la guerra de Rusia-Ucrania
sino a la guerra de la información. En este preciso momento están corriendo
“ríos de tinta” que mañana temprano llegarán a las manos y a las mentes de los
lectores intentando poner del lado de ellos, del lado del actor para el que
opera el medio de comunicación en cuestión. Entonces seguirán formando
“criterios artificiales” por medio del sutil manejo de la palabra y así se irá
incrementando el número de adeptos de ambos lados del conflicto. Resulta fácil inferir
que, por nuestra posición geográfica, por el dominio que se ejerce sobre
nuestro país, por la prensa sicaria, el predominio del chayote, la ignorancia y
muchos otros factores más, la tendencia será a condenar a Rusia por su
“criminal” ataque a los “indefensos” ucranianos y a exigir al súper héroe USA
(Biden), que haga su “labor humanitaria” y salve a ese pobre país del
“despiadado imperialismo” ruso (Ajá).
Solo
queda esperar que este conflicto termine lo más rápido posible y las
consecuencias no sean tan desastrosas, sobre todo en la pérdida de vidas. Ojala
que protejan a los niños, ancianos y mujeres y que la otra guerra (la
informativa) no cobre tantas víctimas ni cause tantos daños, principalmente en
nuestra población mexicana, de por sí tan vulnerable. ¡Viva la Paz!.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.