La
mañana fue un poco rara cuando circulábamos por el bulevar de Tecuala rumbo a
la ciudad de Escuinapa, Sinaloa. A pesar que aún hay mañanas frescas estando ya
en el tercer mes del año, jamás imaginé ver una escena tan londinense como esa.
Me refiero a una densa neblina que apenas si dejaba ver el tránsito vehicular
del camino. Tuvimos que circular con mucho cuidado y poca velocidad hasta que
el astro rey hizo su inexorable y salvadora aparición, unos momentos después de
haber iniciado el viaje.
Todo
volvió a la normalidad y dejé de imaginar que andábamos vagabundeando por
alguna zona de la legendaria ciudad de Londres. Emprendimos la aventura (vaya
que sí es una aventura viajar actualmente a Sinaloa) pero el motivo de la
visita era más que alentador y justificado, ya que se trataba de ser parte de
la gran celebración de la lectura, la Primera Feria Escuinapense del Libro, la
FELi-2025.
Era el
día 27 de marzo del año que corre. La presentación de mi libro más reciente
“Cuentabilidad” sería a las 10:30 de la mañana, así que salimos con mucha
antelación, haciendo alarde de mi puntualidad inglesa (para no desentonar con
la neblina descrita). Todo sucedió en el rango de las expectativas del viaje.
Respecto al evento no puedo dejar de decir que me siento muy contento de ser
partícipe de esta edición de la feria, ya que es la ocasión en que se
instituye, se crea, se funda lo que todos esperamos sea una celebración
tradicional y se logre consolidar como el evento del año en lo que a cultura se
refiere. Así pues, agradezco sobremanera la invitación que me hiciera el Consejo
Escuinapense Ciudadano para la Artes, Ciencia e Historia (CECACH) representado
por los incansables promotores del arte y la cultura, Daniel Gallardo, Claudia
Crespo, Alejandro Guerrero, Eduardo Aguilera y Jorge Briones, con disculpa si,
involuntariamente, omito alguna persona de este extraordinario equipo de
trabajo.
Fue
grato compartir escenario con amigos, como la mediadora
de lectura Lupita Miranda, Jorge Briones, Pepe Morales e Ignacio Sánchez
Betancourt que viajaron desde Nayarit, así como un servidor. Por parte de Sinaloa, fueron muchos los autores y
promotores participantes, a quienes rindo merecido reconocimiento.
Sin
duda que fue un extraordinario esfuerzo el realizado por estos jóvenes
entusiastas que se atrevieron a enfrentar un desafío de esas proporciones. No
es solo el concepto general, el formato del evento que, por su amplitud y
duración, requería una logística de alto nivel, sino por lo difícil que es poder
reunir a tal cantidad de autores en solo seis días de actividades. Es fácil
imaginar lo complicado que resulta costear la alimentación, hospedaje y
traslado de las personas que colaboramos en este histórico acontecimiento que
pone por primera vez a Escuinapa, en el mapa cultural de México (en lo que a
ferias de libro se refiere). En ese sentido, es oportuno señalar que, aunque
esta iniciativa tuvo el respaldo del ayuntamiento, el congreso estatal, algunas
entidades educativas y uno que otro patrocinador, en muchos de esos casos el
apoyo solo queda en el nivel moral, pero no llega al anhelado soporte económico
(billete) que se requiere para solventar la pesada canasta de gastos. Que
conste que no me refiero a nadie en particular, ni a los regidores del
ayuntamiento, ni alguien en especial, total al que le “venga el saco, que se lo
ponga”.
Esta
primera feria del libro reúne las características de regional, dado que convocó
a escritores, promotores culturales, cuentacuentos, cronistas y demás, del sur
de Sinaloa y norte de Nayarit, sin dejar de señalar que hubo quienes viajaron
desde otras ciudades para participar. Desde mi punto de vista, es una apuesta
inteligente y apasionada en favor de rescatar las raíces de una sociedad lastimada
por la violencia y otros flagelos que han resquebrajado el tejido social de estos
pueblos que se reconocen buenos, positivos, pero que han sido depredados impunemente
en muchos casos. El diagnóstico de la inseguridad y la violencia es axiomático,
el antídoto también es claro, una buena dosis de lectura.
Por esa
razón, se torna imprescindible dejar constancia del excelente trabajo que
realizaron los organizadores de la FELi-2025. Tomaron el reto con valor y
pasión. Como quien agarra la papa caliente y la juega alternadamente en sus
manos y le sopla con cariño hasta que se enfría un poco para degustarla con
placer. Así percibo esta acción que llena de letras de colores la primera
página de esta historia que será sólida y perdurable. Estoy seguro que crecerá
como crecen las bolas de nieve hasta convertirse en avalanchas. Este evento,
que dio cabida a más de noventa actividades en su programa (talleres, conversatorios,
cuentacuentos, presentaciones de libros, etcétera) fue digno de vivirse y se
recordará por mucho tiempo como algo mágico, como si fuera un sueño, hasta que
se vuelva realidad una vez más, y así sucesivamente, hasta que deje de ser una
ilusión pasajera y se transforme en una bella tradición.
Me
quedo con las carpas llenas de niños y niñas, que coloreaban y hojeaban libros
con ilustraciones. Escuchar el pregón del amable librero ofreciendo mundos de aventuras,
conocimiento, emoción, imaginación y muchas otras cosas en el pequeño gran
tesoro que blandía en su mano, ese que todos lo conocemos como libro.
Dejo
este texto, como un agradecido y modesto homenaje para quienes hicieron posible
esta semana de regocijo literario. Recordaré con mucho cariño, esos días
cálidos y, a la vez, plenos de frescura, en los que se plantó la semilla de un
futuro promisorio en la plaza Ramón Corona, el mero corazón de este bello
pueblo sinaloense llamado Escuinapa.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE SEMANA - COMENTARIOS Y
SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.