JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS /
Periodismo Nayarita
"Expropiación Petrolera"
El
día que escribo este artículo se conmemora (antes se celebraba hoy se
conmemora) el día en que el petróleo se expropió a los extranjeros y se entregó
al pueblo mexicano. Digo lo anterior, partiendo del hecho de considerar la
celebración o el festejo como algo alegre, festivo, algo que nos produce
alegría u orgullo y la conmemoración como aludir un hecho trágico o solemne en
extremo.
Este
breve proemio es suficiente para el comentario que haré a continuación. El
título de este artículo, de manera excepcional, indica con claridad el tema del
mismo, cosa que no es muy usual en mi estilo.
También es muy clara la tendencia de la opinión, pero qué se le va a
hacer, hay cosas que no se pueden ocultar, como el dinero, el amor, o lo menso,
según un dicho popular mexicano.
Bastaron
solo ochenta años para revertir el resultado de aquella lucha histórica que
encabezó el Gral. Lázaro Cárdenas Del Río, a la sazón Presidente de la República,
basada en el nacionalismo revolucionario (que alguna vez fue del PRI) que le
regresó al pueblo mexicano la legítima propiedad de su petróleo. Acción
memorable y patriótica que le mereció el apodo cariñoso de “Tata Lázaro”. Fue
tan importante, tan trascendental, esa epopeya para los mexicanos de entonces,
que quisieron ser o se sintieron hijos de aquel presidente valiente y leal.
Hoy, después de ocho décadas, un presidente de la república, arropado por la
complicidad de desleales legisladores, hacen todo lo necesario para regresarles
a los extranjeros la potestad que les fue arrebatada con legalidad y con visión
de estadista. Hoy Peña Nieto (agg… da "güeva" mencionarlo, por eso, si lo hago de
nuevo será como EPN) le da un giro completo a la rueda de la historia y echa a
la basura la gesta patriótica de aquel 18 de marzo de 1938. Por esa razón, si
EPN se erigiera, después de su histórica hazaña de traicionar a México, tal vez
también como un padre para los mexicanos, aunque con la diferencia que todos
quisiéramos ¡SER HUÉRFANOS!
Quizá
para muchos no les queda muy claro este hecho histórico. Tal vez algunos sigan
creyendo que cuando Cárdenas era presidente, se le ocurrió un día que estaba
“reflexionando” en la taza del sanitario, que a lo mejor era una buena idea
“expropiar” el petróleo. ¡Claro que no! Detrás de esa decisión difícil y
peligrosa estaba toda una secuencia de hechos sociales y económicos que daban
cuerpo a tamaña decisión. No sólo era la
explotación de los recursos naturales (petróleo y derivados) sino también la
explotación laboral de miles de mexicanos discriminados por las compañías
extranjeras que usufructuaban el oro negro. La situación laboral de aquellos
días era sumamente caótica, porque existían demasiados sindicatos, pequeños y
débiles, debido a que cada compañía tenía su representación. Las pretensiones
de mejoramiento de sus condiciones laborales eran anuladas por el control que
ejercían sus patrones, que se unían para decidir, generalmente en contra o lo
que les convenía a ellos, situación que cambió cuando en 1935 se lograron
unificar dentro del “Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República
Mexicana”.
La
expropiación petrolera, cosa que muchos desconocen, tiene su piedra angular en
la lucha sindical. Fue un proceso socio económico bastante identificable en que
predominó la lucha por un contrato colectivo decoroso, que incluía la
instauración de la semana de cuarenta horas, y sueldos apropiados, incluso el
pago de salarios completos cuando el obrero se enfermaba. Ante la negativa de
las compañías petroleras a dichas demandas, se tuvieron que ir a la huelga
general.
Por
esa razón, se puede decir que no fue un capricho de “Tata Lázaro” promulgar la
expropiación del petróleo a los extranjeros. Las compañías, no obstante pasar
por los dictámenes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje e incluso la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, no acataron a tiempo el laudo y la
ejecutoria, emitidos en el sentido de pagar los salarios completos de los
trabajadores, intentando proponer sólo la mitad. Un hecho sin precedente, este
acto republicano que unificó el criterio de todas las clases y estratos
sociales, incluido el clero, que pocas veces simpatizaba con decisiones tomadas
por el gobierno. El pueblo se solidarizó con
el presidente, hubo marchas y manifestaciones de apoyo a esa decisión.
Si hoy se reuniera el pueblo en torno al presidente, sería para decirle que se
LARGARA.
Ese
episodio de la historia, el regresar a manos mexicanas la riqueza del subsuelo,
es de un alto contenido emocional, ya que puso de manifiesto la unidad de un
pueblo ansioso de justicia social. Los distintos sectores de la población se
manifestaron por su parte y unidos en torno a la figura presidencial. Las mujeres
se pronunciaron a favor y cooperaron con joyas y otros objetos,. Los
empresarios, incluso los que ordinariamente no coincidían con Cárdenas, los
jóvenes, los obreros, los campesinos y hasta los niños colaboraron, de acuerdo
con su capacidad para reunir dinero para cubrir parte de la indemnización a las
compañías extranjeras que, muy inteligentemente, se planteó a diez años de
plazo.
Es
difícil sustraerse a seguir escribiendo sobre una historia tan llena de datos
gratificantes, pero finalmente no era el ensayo histórico el objetivo de este
artículo. Intentaba sólo poner en contexto esta página de nuestra vida
nacional. Rescatar, incluso, los valores subyacentes en ella, que no son pocos.
Dejar una pincelada del significado tan importante que tiene esa inusual
simbiosis entre pueblo y gobierno, que hoy por hoy, éste último está muy
alejado de la voluntad del primero, desacatando flagrantemente lo que señala la
constitución federal en su artículo 39: “La soberanía nacional reside esencial
y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El
pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la
forma de su gobierno”.
En
fin, está más que claro que el gobierno de EPN, es desleal a la soberanía
nacional. No sólo en lo que concierne al asunto que estoy comentando en este
texto, sino en muchos otros aspectos que tienen que ver con los derechos del
pueblo, de su bienestar, de su desarrollo y su seguridad. Por tanto, “no hay mucho
que festejar” en este octogésimo aniversario de la expropiación petrolera. Y
mejor aquí le dejo, porque en unos momentos tendré que ir a cargar gasolina y
da mucho coraje que con trescientos pesotes sólo me alcance para míseros quince
litritos, y digo así en diminutivo, no sólo por el exorbitante precio sino
porque además es muy usual que no sea un litro, sino un litrito de 900 u 800
mililitros. ¡Pa´acabarla de fregar!
La
única buena noticia de todo esto es que, así como este y los anteriores
gobiernos federales, acompañados y convalidados por nuestros flamantes
representantes populares (Güácala), pudieron tejer todo el entramado legal y
administrativo para apoderarse de los bienes de la nación, así también podría
un nuevo y buen gobierno, destejer esta ambiciosa telaraña y revertir las
“reformas estructurales” que han dañado y hundido en la miseria a un pueblo
cada vez más empobrecido. Iba a aplaudir que “Eso depende de nosotros mismos”
pero de pronto me quedé quieto para preguntarme: ¿Será esto suficiente? ¿La
gran mayoría social estaremos conscientes de ello? Esperemos.
RECIBAN
UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO EN LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C.