Marzo 13, 2013
VUELTA A LA PRESIDENCIA IMPERIAL
Cien días para darle rumbo a un nuevo gobierno no sólo son pocos, sino también lo son para poner las bases de una nueva forma de gobernar. De hecho, lo que hemos visto a partir del primero de diciembre del año pasado es una restauración del pasado con visos de modernidad. Es volver a colocar el presidencialismo en su máxima dimensión de utilización del poder, vamos, la vuelta a la Presidencia Imperial, pero con los mismos vicios del pasado: grandes efectos mediáticos, simulación, besamanos, pero poca sustancia.
El manotazo a Elba Esther Gordillo fue sólo eso, una venganza política cobrada por el equipo cercano de Enrique Peña Nieto: Luis Videgaray y Alberto Bazbaz Sacal en Hacienda y Navarrete Prida desde la Secretaría del Trabajo. “La Maestra” quiso descarrilar la candidatura presidencial del hoy presidente en 2009-2010 y hoy sufre las consecuencias de su locura política.
Porque la reforma educativa no sólo necesita haberse promulgado, sino que sus acciones verdaderamente se lleven a efecto y no haya sido sólo una mascarada, como excusa para haber llevado a Gordillo a la cárcel con grandes efectos mediáticos para sentar que, ahora sí, se ejerce el poder.
Quizá el único acierto hasta este momento es haber podido sentar a los otros dos partidos mayoritarios en un pacto para discutir y, tal vez, más adelante aprobar las reformas estructurales puestas en la mesa hasta el momento, como son la hacendaria, la energética y la de telecomunicaciones.
Esta acción tiene que ver con los grupos de poder detrás de las vertientes partidistas que aceptaron sentarse. Y haberlo logrado es un buen paso, pero también la factura debió ser muy cara, como también lo será si, en su momento, aceptan modificaciones sustanciales. Así que todavía no hay nada dicho sobre la aprobación de las reformas.
Uno de los grandes desafíos de los albores de este gobierno será la reforma de las telecomunicaciones, donde los caminos están para convertir a México en un país moderno y con expectativas claras a convertirse en la gran potencia del futuro, capaz de que nos lo creamos todos los mexicanos como dice Andrés Hoppenheimer, o resultar un verdadero fiasco, donde el gatopartismo sea la divisa como ocurre generalmente en nuestro país, pues se generan grandes cambios que provocan enormes expectativas pero, al final, todo sigue igual, convirtiendo todo en una gran simulación.
En el tema de la seguridad, por ejemplo, no sólo no hay cambios dramáticos en su manejo, sino que algunos recuentos afirman que la inseguridad se ha incrementado, así como el número de muertos por la delincuencia organizada. La diferencia: en los grandes medios masivos, principalmente los electrónicos donde anteriormente se extrapolaban, los constantes reportes desde las “zonas de guerra”, éstos dejaron de existir.
En tanto, mientras el Ejército y la Marina continúan con su labor de combate a la delincuencia organizada, en las oficinas del Gobierno Federal siguen sin ponerse de acuerdo en qué, quién y cómo, para dar el paso hacia la Gendarmería Nacional.
En el ámbito del Desarrollo Social, la Cruzada Nacional Contra el Hambre se plantea con una estrategia muy cercana en la forma pero sin ir al fondo de lo que en su momento fue el programa Solidaridad de Carlos Salinas de Gortari. Difícil es hacer llegar al campo de lo social un cambio de fondo, mientras la estructura política del país no se transforme.
Por lo demás, los mexicanos no queremos un gobierno de cien días. Mucho menos una presidencia imperial como la del Siglo pasado. Lo que deseamos es un gobierno que ejerza el poder de manera democrática pero, por sobre todo, que los cambios estructurales realmente permitan tener una Nación que viva con la mira puesta en trabajar todos los días para mejorar su forma de vida de una manera sana, con armonía y la mira puesta en un futuro como el que los expertos miran para México desde fuera.
E-mail: renatoconsuegra@yahoo.com.mx
Twitter: @renatoconsuegra
Facebook: renatoconsuegra
(*) Renato Consuegra es periodista, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus México. Esta columna es publicada en el sitio http://www.ricardoaleman.com.mx/index.php/plumas-invitadas/renato-consuegra
Cien días para darle rumbo a un nuevo gobierno no sólo son pocos, sino también lo son para poner las bases de una nueva forma de gobernar. De hecho, lo que hemos visto a partir del primero de diciembre del año pasado es una restauración del pasado con visos de modernidad. Es volver a colocar el presidencialismo en su máxima dimensión de utilización del poder, vamos, la vuelta a la Presidencia Imperial, pero con los mismos vicios del pasado: grandes efectos mediáticos, simulación, besamanos, pero poca sustancia.
El manotazo a Elba Esther Gordillo fue sólo eso, una venganza política cobrada por el equipo cercano de Enrique Peña Nieto: Luis Videgaray y Alberto Bazbaz Sacal en Hacienda y Navarrete Prida desde la Secretaría del Trabajo. “La Maestra” quiso descarrilar la candidatura presidencial del hoy presidente en 2009-2010 y hoy sufre las consecuencias de su locura política.
Porque la reforma educativa no sólo necesita haberse promulgado, sino que sus acciones verdaderamente se lleven a efecto y no haya sido sólo una mascarada, como excusa para haber llevado a Gordillo a la cárcel con grandes efectos mediáticos para sentar que, ahora sí, se ejerce el poder.
Quizá el único acierto hasta este momento es haber podido sentar a los otros dos partidos mayoritarios en un pacto para discutir y, tal vez, más adelante aprobar las reformas estructurales puestas en la mesa hasta el momento, como son la hacendaria, la energética y la de telecomunicaciones.
Esta acción tiene que ver con los grupos de poder detrás de las vertientes partidistas que aceptaron sentarse. Y haberlo logrado es un buen paso, pero también la factura debió ser muy cara, como también lo será si, en su momento, aceptan modificaciones sustanciales. Así que todavía no hay nada dicho sobre la aprobación de las reformas.
Uno de los grandes desafíos de los albores de este gobierno será la reforma de las telecomunicaciones, donde los caminos están para convertir a México en un país moderno y con expectativas claras a convertirse en la gran potencia del futuro, capaz de que nos lo creamos todos los mexicanos como dice Andrés Hoppenheimer, o resultar un verdadero fiasco, donde el gatopartismo sea la divisa como ocurre generalmente en nuestro país, pues se generan grandes cambios que provocan enormes expectativas pero, al final, todo sigue igual, convirtiendo todo en una gran simulación.
En el tema de la seguridad, por ejemplo, no sólo no hay cambios dramáticos en su manejo, sino que algunos recuentos afirman que la inseguridad se ha incrementado, así como el número de muertos por la delincuencia organizada. La diferencia: en los grandes medios masivos, principalmente los electrónicos donde anteriormente se extrapolaban, los constantes reportes desde las “zonas de guerra”, éstos dejaron de existir.
En tanto, mientras el Ejército y la Marina continúan con su labor de combate a la delincuencia organizada, en las oficinas del Gobierno Federal siguen sin ponerse de acuerdo en qué, quién y cómo, para dar el paso hacia la Gendarmería Nacional.
En el ámbito del Desarrollo Social, la Cruzada Nacional Contra el Hambre se plantea con una estrategia muy cercana en la forma pero sin ir al fondo de lo que en su momento fue el programa Solidaridad de Carlos Salinas de Gortari. Difícil es hacer llegar al campo de lo social un cambio de fondo, mientras la estructura política del país no se transforme.
Por lo demás, los mexicanos no queremos un gobierno de cien días. Mucho menos una presidencia imperial como la del Siglo pasado. Lo que deseamos es un gobierno que ejerza el poder de manera democrática pero, por sobre todo, que los cambios estructurales realmente permitan tener una Nación que viva con la mira puesta en trabajar todos los días para mejorar su forma de vida de una manera sana, con armonía y la mira puesta en un futuro como el que los expertos miran para México desde fuera.
E-mail: renatoconsuegra@yahoo.com.mx
Twitter: @renatoconsuegra
Facebook: renatoconsuegra
(*) Renato Consuegra es periodista, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus México. Esta columna es publicada en el sitio http://www.ricardoaleman.com.mx/index.php/plumas-invitadas/renato-consuegra
Marzo 4, 2013
LINCHAMIENTO Y SHOW MEDIÁTICO
Pensar que cerca de la media noche de hoy,
cuando se cumplan las 144 horas de su detención, Elba Esther Gordillo pueda ser
liberada por falta de pruebas en su contra es casi imposible. Una probabilidad
entre mil. Pero se convierte en una posibilidad si verdaderamente el Poder
Judicial es independiente, ya no sólo del Ejecutivo, sino de los grupos que hoy
controlan el Ejecutivo.
Que “La Maestra” pueda quedar en libertad por
falta de pruebas ya no sólo contundentes, sino debidamente acopiadas para
integrar una acusación fuerte, coherente y viable, es lo que queda en el aire.
Porque una cosa es que se sepa o que ella misma hiciera presunción pública del
dispendio y lujos y otra, que las autoridades hayan realizado un trabajo limpio
y certero para acusarla. Por ello sus verdugos políticos buscan una nueva
acusación: lavado de dinero.
Mal parado quedaría el nuevo gobierno frente
a la opinión pública si Elba Esther Gordillo sale libre esta noche por los dos
primeros delitos de los cuales se le acusa: operaciones con recursos de
procedencia ilícita y delincuencia organizada.
Arturo Germán Rangel, uno de los abogados de
Gordillo, informó en las primeras horas de la detención sobre la inexistencia
de una acusación penal o querella directa en contra de la ex líder magisterial.
Las acusaciones fueron realizadas en contra de tres personas: Isaías Gallardo
Chávez, José Manuel Díaz Flores y Nora Guadalupe Ugarte Ramírez, como lo
explicaron el procurador Jesús Murillo Karan y el subprocurador Alfredo
Castillo.
Su abogado José Rigoberto González señala la
inexistencia de elementos para comprobar que su clienta y sus dos colaboradores
cometieron delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y
delincuencia organizada, las cuales sostiene con un peritaje contable con el
que pretende demostrar también violaciones al artículo 100 de la Ley de
Instituciones de Crédito, porque los documentos donde se señala un presunto
desvío de recursos del gremio magisterial, no fueron certificados en su
momento.
Más allá de las declaraciones que realicen
sus abogados están los hechos, las mañas o trampas de la instancia acusadora
que falta a dos audiencias para ampliar y ratificar las acusaciones en contra
de Gordillo Morales y coacusados, con lo que le restan tiempo a la defensa para
aportar más pruebas en favor de los detenidos.
El titular de la Unidad de Inteligencia
Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Alberto
Bazbaz, deberá aportar en el transcurso del día, porque no llegó el sábado,
elementos adicionales que respalden las acusaciones de operaciones con recursos
de procedencia ilícita (lavado de dinero) y delincuencia organizada. Además,
será multado por sus ausencias, pero las pagará con recursos del erario, no con
sus propios recursos como funcionario público.
Además, existen violaciones al debido
proceso, como la exhibición o filtración de la ficha signalética de la ex líder
magisterial, violatoria de sus derechos humanos, la cual fue filtrada con toda
la intención de que fuera exhibida como una delincuente, sin haberse comprobado
de manera oficial, para ser sometida a un linchamiento mediático, como ya
ocurrió.
Una lectura A vuelapluma de cómo se conforma
el proceso revela varios tópicos:
1.- Probablemente se realizó una acusación y
averiguación previa con irregularidades contra el debido proceso para permitir
la liberación de Elba Esther Gordillo tras algunos años en la cárcel y un largo
litigio donde lo mediático será fundamental, y más adelante se le puedan
devolver los recursos que le lleguen a ser embargados. Es decir, lo caído,
caído, por ejemplo, el caso de Raúl Salinas de Gortari, como pago a los
servicios que en su momento prestaron al sistema.
2.- Elba Esther Gordillo y sus allegados no
terminarán en la cárcel de por vida ni pobres porque tienen mucha información
que pudiera golpear al llamado sistema político mexicano, por lo que la
intención fue pararla y a los demás mandarles el mensaje de que mejor se queden
quietos.
3.- Queda más que claro que estamos frente a
una venganza política cuando esta mañana, ante las preguntas de Sergio
Sarmiento y Guadalupe Juárez sobre una continuación de acciones del actual
gobierno contra otros líderes que se encuentran en iguales o peores
circunstancias que Gordillo, César Camacho Quiroz, presidente del PRI
respondió: “se actuará donde haya investigaciones; no se vale persecuciones
oficiosas”. Es decir, que Carlos Romero Deschamps, Víctor Flores, Napoléon
Gómez Urrutia y otros pueden dormir tranquilos, mientras sigan siendo útiles al
viejo-nuevo PRI que sigue la máxima juarista: A los amigos, justicia y gracia;
a los enemigos, justicia a secas”.
Twitter: @renatoconsuegra
Facebook: renatoconsuegra
(*) Renato Consuegra es periodista, Premio
Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus México.

PARALELISMOS
A la luz de los últimos acontecimientos, los hechos permiten analizar, suponer y prácticamente acertar los motivos por los que el Partido Acción Nacional perdió el poder político presidencial el pasado 1 de julio. La división observada a lo largo del sexenio de Felipe Calderón hizo crisis en la pasada jornada electoral y continuará hasta en tanto los distintos grupos no lleguen a un pacto que permita estabilizar al partido, pero, sobre todo, ponerse de acuerdo en qué van a hacer de él: un partido que luche por el poder político o que sirva al poder de los grupos que gobiernan fuera de los partidos.
Al grupo de
panistas-empresarios-salinistas llegados al PAN a partir del segundo quinquenio
de los 80, les dolió perder el poder presidencial y desde la llegada de Felipe
Calderón a Los Pinos, atacaron su liderazgo dentro del partido y en el gobierno
federal. Fueron parte de la oposición dentro del partido y, posteriormente,
fuera de él.
Manuel
Espino fue uno de los primeros. Quién no recuerda su campaña a lo largo y ancho
del país, con espectaculares, sobre todo en los estados priístas, para promover
su libro contra Calderón. ¿Con dinero de quién efectuó esa costosa campaña?. Y
con él, se engendraron alianzas que llevaron a muchos panistas a cambiar de
color, junto con sus colaboradores cercanos y a la sombra de todos ellos, a
miles de seguidores.
Salieron
Manuel Clouthier, su hermana Tatiana —por cierto, esposa del secretario de la
Sedesol Heriberto Félix Guerra—; Gerardo Buganza Salmerón, excandidato a
gobernador de Veracruz y hoy Secretario del gobierno priísta de aquel estado;
Ana Rosa Payán Cervera, ex alcaldesa de Mérida y ex directora nacional del DIF;
Silvia López Escoffie, ex diputada federal y ex candidata a presidenta
municipal de Mérida; Luis Aldana Burgos, ex diputado federal; Fernando Gómez
Mont, ex secretario de Gobernación de Felipe Calderón e hijo de un ex fundador
del PAN; Fernando Canales Stelzer, hijo del ex gobernador de Nuevo León
Fernando Canales Clariond; Mauricio Sada Santos, ex-coordinador de la bancada
panista en el Congreso local de Nuevo León y muchos otros más, cuyos nombres
poco dicen pero que suman como el de Lía Limón.
Es nada
casual el encuentro entre los gobernadores emanados del PAN y la propia
presidencia del partido con el presidente electo, Enrique peña Nieto, más allá
de vérsele como un acto de civilidad política. Bien decía el ideólogo priísta
Jesús Reyes Heroles: “La forma es fondo”.
Si bien en
2000 el PAN alcanzó el poder, merced a una estrategia de alternancia controlada
por el stablishment, ese poder que debía “entregarse” en 2006 fue retenido por
Calderón y los grupos que lo impulsaron, los cuales habían sido excluidos de la
“fiesta democrática” acordada tras los hechos lamentables de 2003-2004, entre
los que se cuentan los asesinatos del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Luis
Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, además de la irrupción mediática
del Ejército Zapatista y su líder Rafael Sebastián Guillén Vicente.
Así, desde
dentro del PAN y del gobierno fue dinamitado el partido. Dejó de ser un
organismo político que ejercería el poder para beneficio de aquella parte de la
sociedad que creyó haberlo encumbrado merced a su voto, para convertirse en un
partido con el objetivo de ejercer el poder para apropiárselo primero hacia el
interior, y posteriormente salir a pelear fuera. Pero sus grupos, divididos, no
lograron ni lo uno ni lo otro.
Le pasó al
propio PRI seis años atrás. Quienes creían tener el control de la alternancia y
quienes iban por el poder a como diera lugar se encontraron en una disputa que
los llevó a jugar con todo y a librar batallas nunca antes vistas ni esperadas:
¿Recuerdan el “¿Tú le crees a Madrazo? Yo tampoco?”.
Tras la
derrota y la posibilidad de que el poder se les alejara de forma natural, los
líderes del PRI decidieron ceder espacios en sus cotos de poder y alinearse en
torno al carisma e imagen de Enrique Peña Nieto; los espacios de poder ya los
negociarán o negociaron. Pero por lo pronto, recuperaron el poder. Seguramente
no lo tienen aquellos que iniciaron la alternancia pactada o controlada. Ese
será motivo de una disputa posterior.
En el PAN la
disputa es fuerte. La carta de Javier Corral al presidente Felipe Calderón y el
secuestro de Diego Fernández de Ceballos son sólo algunos de los signos más
elevados de la división. La pregunta es si los panistas tendrán la capacidad
política para re-unirse, re-hacerse y recuperar el poder.
Twitter: @renatoconsuegra
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renatoconsuegra
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