Se
terminó el tiempo y el telón de los juegos olímpicos de Tokyo 2020 ha sido
bajado, quedando sólo la frialdad de los números, el lacónico y severo mensaje
del medallero.
Los
resultados son de alguna manera lógicos si tomamos en cuenta que la disputa de
los primeros lugares estaría protagonizada por los Estados Unidos de América
(USA), China y Rusia, seguidos por algunos países europeos como Gran Bretaña,
Francia, Alemania e Italia; aunque es de considerar que no pueden faltar los
resultados sorpresivos.
El
análisis deportivo, en cuanto a razones, especificaciones y metodologías,
seguramente que ya ha sido realizado por los expertos en la materia de manera
exhaustiva, pero siempre quedan otros ángulos para emitir algunos modestos
comentarios. Es en ese sentido que iniciaré por destacar algunos puntos que
pueden darnos la pauta. Por ejemplo, es importante señalar que SÍ es la ocasión
en que se ocupa el lugar más bajo en el orden del medallero (es decir la
posición 84 con cuatro medallas de bronce) que pudiera ser comparada en forma
precisa sólo con la anterior competencia, Río de Janeiro 2016, ya que la
participación de países es exactamente la misma que la de Tokyo (206), y en la
que se obtuvo la posición 61 con 5 medallas (cero de oro, tres de plata y dos
de bronce). Pudieran hacerse pocas comparaciones cercanas desde el punto de
vista de la participación de naciones, y en este caso son muy alentadoras, si
consideramos que en los eventos inmediatamente anteriores fueron 204 países en
ambas competencias, Londres 2012 y Pekín 2008, ocupando las posiciones 38 y 36,
respectivamente. Existen otras en los que resulta muy llamativo el lugar
ocupado, por ejemplo el número 12, pero de 24 participantes en París 1900, o en
calidad de anfitrión en 1968, donde se ubicó en el lugar 15, entre 112 países
asistentes.
Dejaremos
de lado, ese contexto histórico para hacer algunas precisiones que al lector
podrían resultar interesantes. Por ejemplo, que la ubicación que obtienen los
países en el medallero dependerá del color del metal obtenido en la
competencia, es decir, quienes obtengan mayor cantidad de medallas de oro serán
los que estarán a la cabeza de la tabla, aunque la cantidad absoluta (total) de
medallas sea mayor la de otros países que obtuvieron plata y bronce; así
veremos por ejemplo a Bermudas en el sitio número 63 en Tokyo 2020, cuando
obtuvo UNA sola medalla, mientras que México obtuvo 4, la diferencia es que la
de ellos (adivinaron) es de oro. Otro caso similar es que SEIS países superan
al nuestro con una sola medalla, porque ésta es de plata, (Baréin, Arabia
Saudita, Lituania, Macedonia del Norte, Namibia y Turkmenistán). Ni modos, así
funciona esto de la tabla de posiciones que, además de justo, es reglamentario.
Como
anticipaba en otra ocasión en que decía que ojalá se cumplieran las
expectativas iniciales de nuestra delegación en Tokyo: “Obtener diez medallas,
sin especificar el color”. Hoy sabemos que no fue así y ni siquiera le llegamos
a la mitad, es muy fácil deducir que alcanzamos solo el 40% de las medallas
proyectadas, lo que significa una cifra evidentemente reprobatoria ¿Para quién?
Ese es el otro aspecto fundamental que merece análisis especial y que de alguna
manera también se había comentado anteriormente. En ese punto, como descargo al magro
resultado, se podría decir que existe un cambio generacional de deportistas en
nuestro país. Un ejemplo es el caso de Rommel Pacheco, que se retira con 35
años de edad, y Osmar Olvera, que debuta en juegos olímpicos a los 17.
Las
causas que justifiquen el fracaso (al menos en cuestión de expectativas)
estarán ya siendo buscadas o elaboradas por Ana Gabriela Guevara, responsable
del deporte nacional, en mi caso solo estoy exponiendo un punto de vista en el
que encuentro datos que pueden ser alentadores. Entre las estadísticas se
destacan siete cuartos lugares que podrían, dependiendo de su edad, lograr
medalla de bronce al menos, en una probable participación dentro de tres años más
(si la pandemia lo permite). Quizá las mismas posibilidades tendrían los tres
quintos lugares y un poco más alejados los que aún puedan competir de los seis
que quedaron en sexto lugar (Exceptuando al equipo de beisbol que fue sexto
entre seis participantes y a Rommel Pacheco que ya se retiró).
Quedan
pues las estadísticas que arrojó este certamen deportivo que finalmente se pudo
realizar después de que fue aplazado por la pandemia. Números que darán la
materia prima para muchos análisis y diversas conclusiones. Se podrán verificar
las consistencias de los métodos y los planes de trabajo de los países en esta
materia. Constatar la eficacia de la organización y la importancia que el
deporte ocupa en la estructura gubernamental de cada país, si dispone de un consejo, comisión,
coordinación o es una formal secretaría de estado, etc. Se podrán usar esos
números para emitir los juicios respectivos y formular los comparativos
políticos, que si son mejores los países capitalistas o socialistas, si son más
fuertes los occidentales que los orientales, etc. En ese sentido, habrá mucho
material para la controversia porque existen resultados que no se constriñen a
una lógica universal e inmutable. Existen elementos que suelen ser atípicos,
también otros factores que tienen que ver con las características y
atribuciones físicas, naturales, inherentes a determinadas razas.
Ahí
queda la frialdad de los números, la estadística viva que te invita a
sumergirte en su seno y descifrar el por qué si Cuba está tan fregada como nación ocupó el lugar número 14 de la tabla con 15 medallas (7 de ORO, 3
de plata y 5 de bronce) por encima de países como Hungría, Corea del Sur,
Polonia, República Checa y Noruega. O quizá sería interesante saber la razón
por la que Jamaica (una isla caribeña con un poco más de dos millones y medio
de pobladores logró la ubicación 21 en el medallero (con 4 medallas de ORO, 1
de plata y 4 de bronce) y se ubicó por encima de países como España, Suecia y
Suiza, que son considerados como países de primer
mundo.
Son
estadísticas para reflexionar y pensar a fondo acerca de qué es lo que se hace
mal y qué se hace bien. Quizá se pudiera replantear la importancia del deporte
dentro de la cultura mexicana, también promover y difundir el deporte y la
actividad física desde edad temprana. Elaborar un plan especial para conquistar
medallas de oro en las disciplinas que tengamos más probabilidades para figurar
en lugares más altos del medallero, o crear una secretaría del deporte,
eliminar el burocratismo deportivo actual, incluir a los corredores y
corredoras tarahumaras en la delegación olímpica. En fin, hay muchas cosas que
explorar desde la óptica del resurgimiento del orgullo mexicano, el desarrollo
oportuno de las capacidades físicas y la sed de ver un México triunfador.
RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA SIGUIENTE
SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO
ACTIVO FRECONAY, A.C.
Esa es una de las muchas cualidades de los números, fríos, claros, ... ... Buen análisis desde un punto de vista diferente.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario y por seguir mi espacio periodístico y literario. Saludos.
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