miércoles, 17 de junio de 2015

La cruda realidad


JOSÉ MANUEL ELIZONDO CUEVAS / Periodismo Nayarita



"La cruda realidad"


Algo así como la molesta sensación de la resaca de un pesado fin de semana. Para entendernos mejor diré que algo así como tener una cruda espantosa después de una gran parranda. Así más o menos es la sensación que me invadía después del pasado proceso electoral. Supuse y así fue, por los comentarios  que escuché en distintos ámbitos, éramos muchos los que sentíamos esa cruda especial, esa cruda social, esa cruda política.

No entraré a describir el escenario nacional de la contienda electoral que por cierto tuvo sus bemoles muy interesantes ya que varios candidatos independientes obtuvieron la victoria, contando hasta una gubernatura, lo que es un indicador muy significativo.

No quiero ir muy lejos. Por esta vez quiero comentar estrictamente lo local, lo nuestro. Por supuesto que a estas alturas nada me espanta ni nada me sorprende, pero debo reconocer que la elección reciente, aún no acabo de digerirla. Trato de entender los factores técnicos que intervinieron para que el partido que ostenta el poder estatal arrasara de la manera que lo hizo en los 3 distritos electorales. Trataré de explicar de una manera sencilla que fue lo que alcancé a percibir.

Desde mi punto de vista, me parecía que el PRI ganaría con relativa facilidad el Distrito 1 con sede en Santiago Ixcuintla y que corresponde a la zona norte del estado. Creía que perdería con poca diferencia el Tercer Distrito, el de la zona sur y sede en Compostela y finalmente en Tepic, el Distrito 2, sería arrasado. Esa era mi apreciación, mi diagnóstico, casi diría mi quiniela, pero por lo visto, eso de hacerle al vidente no es lo mío.

Ya siendo más concreto, la verdad que no es tan difícil entender lo que sucedió en este proceso. He aquí un escueto análisis del fenómeno. En primer lugar debemos considerar que el voto duro sigue siendo el elemento más importante del PRI. ¿Qué significa eso? A que se le llama “voto duro”? Este concepto no es otra cosa que la base de militantes y simpatizantes permanentes que posee un partido político y que siempre lo apoya en las urnas, más allá de quien o quienes sean los candidatos. Es decir es el número de afiliados que son prácticamente inamovibles, aquellos que no conciben cambiar de partido ni de chiste. Este tipo de personas se sienten afiliados por tradición, por historia y hasta por herencia. Entonces es una ventaja para este partido, no porque los otros no tengan voto duro, sino que la estructura del PRI, por su propia naturaleza histórica y por el lógico usufructo de la estancia en el poder, es mucho más grande que la de cualquier otro, lo que ya es una ventaja de inicio.

Las cuentas no salen bien porque hay otros factores que aún no han sido considerados. Por ejemplo, la contraparte del voto duro es el voto de castigo. Este concepto no requiere explicación ya que lo que este sufragio significa tiene carácter axiomático. Ni nada más ni nada menos que votar en contra del partido que está en el poder en el momento de la elección. Este castigo tiene su base en la evaluación que el electorado hace del trabajo político y administrativo que ha realizado la clase política en la gestión correspondiente, de tal manera que si su desempeño es contrario a lo deseado, se da este fenómeno, que sólo es efectivo si su porcentaje de participación está en un rango mínimo promedio del 15%, según algunos expertos, cosa que me parece razonable de acuerdo al análisis del resultado reciente.

La pregunta oportuna aquí sería. ¿Hubo voto de castigo en Nayarit? La respuesta es no. Valdría la pena explicar esto para no complicar a mis amables lectores. No hay que confundir la intención virtual de este caso con la forma exacta de hacerla efectiva. Esto quiere decir que, quizá existiera en la mente del colectivo social la idea de realizar esta operación, pero no se concretó porque no se comprendió, por un lado, la importancia de unir esa intención sobre uno sólo de los canales electorales y por otro porque una gran mayoría lo dio por hecho, basada en el supuesto de que “aunque yo no lo haga, todos los demás lo harán”, cosa que no resultó cierta, ya que muchos electores no acudieron a votar, al grado que en ninguno de los distritos nayaritas se llegó al 50% de participación.

Quizá esta dispersión de las intenciones del voto se pueda entender de parte de  algunos sectores de la sociedad, quiero creer que por ser víctimas de la desinformación y las argucias del partido ganador, que utilizó todos los recursos posibles y muchas técnicas tradicionales, como la compra de votos, el acarreo y la intimidación. Donde no cabe la palabra justificación es en el colectivo sindical. Me dio tristeza y coraje escuchar a muchos compañeros sindicalizados, que no sindicalistas, “pues yo voté por el PRD”, yo por Encuentro Social, yo por el Humanista, Panal, etcétera, otros tantos "pues yo no fui, se me pasó", y muchos más “yo lo anulé, les menté la madre".

No creo que se necesite mucha inteligencia para captar la idea de que sí hay “una línea” en el sindicato es para lograr un objetivo, para inclinar la balanza. De ninguna manera se trata de coartar la libertad de elegir por quién votar, esta vez se trataba de  una especie de autodefensa. Nunca se manejó como un voto corporativo a ultranza, sino como una alianza estratégica momentánea para poder aplicar el voto de castigo. Ni así pudo entender la base que debemos estar de manera incondicional con las directrices marcadas por la dirigencia, ni siquiera porque se trataba de ir en contra de quienes han fustigado de manera sistemática a la clase trabajadora. Ni porque se trataba de defender su propia integridad, su seguridad y la de sus familias. Es evidente que en otras circunstancias no es necesario dar ninguna línea.

Nada más que decir, no hay ninguna justificación. Esta circunstancia tan dolorosa sólo viene a reforzar mi diagnóstico de que el peor enemigo del S.U.T.S.E.M. está en sus propias filas, se llaman indolencia, falta de identidad sindical, carencia de conciencia social, pero sobre todo la ausencia de disciplina y amor a la camiseta. Por lo pronto, si queremos conservar nuestro sindicato, tendremos que seguir trabajando en la orientación sindical y la capacitación política. ¡Yo soy S.U.T.S.E.M.!

RECIBAN UN SALUDO AFECTUOSO.- LOS ESPERO LA PRÓXIMA SEMANA - COMENTARIOS Y SUGERENCIAS AL CORREO: elizondojm@hotmail.com .- MIEMBRO ACTIVO FRECONAY, A.C. 

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